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Entrevista JORGE PARDO: «Los músicos tenemos que poner nuestra sangre en lo que creamos»

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Jorge_Pardo--644x362El saxofonista y flautista madrileño introdujo al jazz español en la modernidad con el grupo Dolores, y desde entonces su carrera ha estado plagada de hitos como el disco en solitario «Las Cigarras son quizá sordas», sus colaboraciones con Paco de Lucía (que clavarían puntales evolutivos del flamenco), Camarón (aquí nuestro reportaje especial sobre «La Leyenda del Tiempo», en el que Pardo interviene junto a otros de sus protagonistas) o Chick Corea, o su más reciente proyecto, Huellas, con el que ya ha dado 150 conciertos por España y el resto del mundo, desde Berlín a Melbourne, pasando por el Rajastán (India) o Valparaíso (Chile). Antes de que continúe esta andadura internacional con citas en marzo en el Festival Eurojazz de México, Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, Pardo visita el Auditorio Nacional de Madrid este viernes 30 de enero (entradas agotadas).

«Huellas» empezó a gestarse en 2011. ¿Intuiste entonces que daría de sí lo que está dando?
Voy a ser arrogante, lo cual sinceramente no es mi estilo habitual… pero es verdad que este proyecto, por su volumen (es un disco doble) tiene vocación de algo grande, de algo que se alargue en el tiempo. Sólo hemos tocado una mitad del repertorio, así que la explotación de la otra mitad vendrá pronto.

Un proyecto que se alarga y que se regenera.
Sí, al ser algo novedoso en cuanto a fórmulas, muchos músicos jóvenes se están sumando al proyecto haciendo arreglos diferentes, haciendo sus propias intepretaciones, dando nuevas dimensiones a «Huellas». Es como un buque escuela.

Suena a que has creado algo realmente grande, fundacional.
Insisto, no quiero ser más pretencioso de lo que ya he sido, pero bueno… por ahí va.

Con «Huellas» jamás ha habido dos conciertos iguales, pero el Auditorio es aún más especial si cabe…
Todos los escenarios son especiales, desde el más solemne al más casual, todos tienen «su aquel» especial. Pero por supuesto, el Auditorio es algo único y me permitirá acercarme a un público diferente.

Sólo has tocado allí como invitado de otros músicos, pero tomarías buena nota de la acústica, etc…
Sí, y me di cuenta de que es ideal para instrumentos acústicos, pero con las partes electrónicas tendremos que hacer un esfuerzo extra.

Con tantos conciertos, habrás vivido experiencias memorables.
Como dicen los andaluces soy muy «saborío» para las anécdotas, o porque no me acuerdo, o porque todo, hasta lo negativo, lo convierto en algo de lo que aprender, como si fuera necesario que pasara. Los conciertos buenos, los regulares, incluso los que han sido accidentados, han servido para construir «Huellas» tal como es. Hemos ido a Melbourne al jorgepRajastán… allí todo fue muy «indio», jaja. Todo muy improvisado, ¡con pérdida de maletas incluida!

Precisamente te iba a comentar algo sobre la India… una vez un amigo que colabora con HRB me puso un disco de cantos ancestrales hindúes, y se veía bastante clara la conexión con el flamenco, ésa misma que algunos puristas niegan rotundamente. Por cierto, a este amigo le conoces… Es el ténico de sonido de «La Búsqueda», el documental de Paco de Lucía.

Ah hombre, sí, Raúl, qué casualidad hombre… Muy bien, muy bien ¡jajaja! ¡Todavía no he visto el documental! Sólo he visto varios fragmentos, iré al cine cuando pueda. (Aquí nos tiramos un buen rato hablando del documental y de Paco, pero no viene al caso).

En respuesta a tu pregunta, es normal que haya gente que le parezca que España es muy diferente a la India, que no tenemos nada que ver. Pero los puntos de anclaje están clarísimos, y eso yo lo vi también en este último viaje. Para estas cosas somos demasiado tremendistas. En la música, quizá por influencia de la industria, se han puesto demasiadas fronteras entre los estilos, los países y las culturas. Por ejemplo, por lo que nos inculcan parece que el rock hubiera nacido de la nada, ¿sabes lo que quiero decir? O que el flamenco hubiera bajado del cielo para instalarse en Andalucía, como si así lo hubiera dictado el espíritu santo. Y ahora que se habla tanto de los músicos que colaboran por internet… antes también se hacía, pero viajando, aunque tardaras veinte meses. También se repartían experiencias por el mundo, también había fusión, en definitiva. Entonces, lo de la pureza de los estilos es un absurdo que, para cualquier mente instruida y abierta, debería quedar desterrado. El flamenco, como el rock o el jazz o como Mozart, está hecho por artistas que se influyen unos a otros, y con canales de influencia absolutamente impredecibles. Por ejemplo, un angoleño llegó a Viena hace 250 años, no se sabe ni por qué, y a lo mejor influyó a un artista vienés. O viceversa, hay cantidad de ejemplos al respecto. Yo me acuerdo de una anécdota muy interesante, de un misionero belga que fue a instruir a la gente en Gana, se llevó su armonio, y lo que allí tocaba era música de Bach. Pues de repente, el tipo se murió pero los negros de allí siguieron con la tradición de tocar el armonio y así han seguido hasta ahora. Hay conexiones increíbles, algunas tan anecdóticas como ésta que acabo de contar, y otras como el flamenco, que se acaban instaurando en la sociedad. En el flamenco se cacarea mucho lo de la pureza, y yo entiendo su sentido poético, entiendo a la comunidad gitana, pero es una cuestión más filosófica que real. El flamenco es una música de fusión hecha por cantos sefarditas, ritmos bereberes, folclore castellano, la impronta de los gitanos, y un largo etcétera que incluye a la India. Pero ojo, porque nosotros decimos que es de la India, pero es que a lo mejor esos hindúes fueron instruidos en Kenia, porque había esa conexión a través del Índico, o con el sureste asiático. Las conexiones son múltiples, indiscriminadas y aleatorias. Son inescrutables.

Y además, por otro lado, adjudicarle una condición de inmutabilidad eterna al flamenco es casi como matarlo, ¿no?

Exactamente. De hecho yo soy un agitador en ese sentido. A mí me parece muy bien que los ortodoxos salvaguarden esa tradición, porque es fundamental, no estoy en contra de eso. Mantenerla también es imprescindible para que el flamenco evolucione. Pero lo que les negaría es ese afán de que «todo lo que no sea puro no es flamenco». ¡No! También lo es, o lo será en el futuro, dentro de dos años o dentro de dos siglos. El arte tiene que tener muchas caras, que estén incluso enfrentadas. Todos hacemos crecer este arte juntos.

Además, para eso estáis los artistas, para hacer algo por la música y que no sea ella la que haga todo por vosotros.

Exatamente, justo, sí, sí. Tenemos que poner nuestra sangre en lo que creamos.

AMPLIACIÓN DE LA ENTREVISTA PUBLICADA POR NACHO SERRANO EN ABC

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