El compositor toledano presentó el pasado 29 de mayo su candidatura para el inexistente Hall of Fame del Blues español en la sala Independance, rodeado de sus amigos Paco Cerezo (bajo), Antonio Pax (batería) y Pere Mallén (guitarra). Reunidos por su insistencia en volver a juntarse sobre las tablas, resultó ser un absoluto acierto, con el acompañamiento de dos coristas que daban siempre el detalle vocal y estético. Nos deleitaron con un completísimo repertorio de sentimiento blusero, desde los temas íntimos dedicados al amor de las madres desde la óptica del infante indefenso, hasta otros más bailables como “We Can´t Keep On Waiting For Good”, o folkies, agitados por su Hammond como “Leave It In Time”, o “Get Ready, Get Strong”.
El sonado y meditado cambio de registro de Maeso en «One way ticket to Saturn» respecto a su anterior trabajo, «Dreams are gone» (2012), quizás coincida con una pequeña crisis vital del ya casi maestro, pero eso mejor dejárselo a los divanes. El caso es que ha dado en el clavo para ganarse un huequecillo en las estanterías de los melómanos que quieran completar sus colecciones de blues nacional. Para los que no puedan permitirse los formatos físicos no puede haber dudas: ir directos a los próximos bolos.
En este nuevo álbum Julián ha cambiado el intimismo por lo energético y rabioso, una y otra vez arengaba al público para que se celebrase cada segundo de misa bluesera. Esa es la actitud del que pretende dejar las quejas y lamentos aparte, para luchar por luchar, sin importar adónde se llegue o qué obstáculos se encuentre uno por el camino. Pero debemos contagiar a los que están alrededor para no sentirnos demasiado solos en esa lucha.
Por eso a los gritos de: “pero canta algo en español leñe”, Juli respondió con una bala que tenía en la recámara en forma de blues castizo que hizo iluminar la sala con risas y coros. Una vez terminado el concierto tuvimos la oportunidad de disfrutar con él y sus compadres unos zumos en el camerino, momento para comentar lo mejor del bolo y sobre futuros proyectos. Una pena que Pax vuelva a los States y que los compromisos familiares tengan tan atado a Paco.
Pensábamos que la noche acababa, pero no amigos, la dosis de blues solo estaba empezando a hacer efecto para que se convirtiera en una de esas eternas veladas de blues de bar en bar, y de jam en jam, con salida al escenario incluida en La Boca del Lobo. Nos reencontramos con Maeso en la sala El Sol en el momento álgido de la velada y a partir de ahí los recuerdos se nublan hasta el amanecer. Larga vida a Juli y sus bandas.