Crítica – PORRETAS «Al enemigo ni agua»

por

PORRETAS Al enemigo ni aguaGénero: Rock

Sello: Rock Estatal Records

9 / 10

El cuarteto de Hortaleza presenta su décimo cuarto elepé, un lujoso digipack de amplio formato, convertidos ya en clásicos ineludibles de rock litronero, unos rapaces sin pelos en la lengua que nos introducen una vez más en la problemática de las clases trabajadoras (pura lírica de barrio) en estos tiempos oscuros de “Bankiarrota”.

Con veinticinco años de hermosa y ejemplar carrera artística a sus espaldas, Los Porretas han dejado de ser esa banda de punk’n’roll de tres acordes, para convertirse en una banda de rock’n’roll con mayúsculas, por derecho propio. En ello ha tenido mucho que ver la veteranía del grupo (los años no han pasado en balde) y también la inclusión del sin par Manolo Benítez (Freedom, Los Enemigos) como guitarra solista, en sustitución del malogrado Rober, fallecido tras una larga y penosa enfermedad, siempre en nuestro recuerdo y en el espíritu del combo.

En este trabajo presentan 11 magníficas canciones, con muchos guiños a otras bandas amigas como Boikot, La Polla Records o la Banda Bassotti. Grabado en los Estudios Oasis de Kosta Vázquez, el guitarrista de Boikot no ha intervenido esta vez en la producción que corre a cargo del cuarteto con la asistencia de Manolo Arévalo, como técnico de sonido y Antonio Moreno en la masterización, excelente labor de ambos en los controles, en un elepé que suena fenomenal, a puro rock’n’roll bien destilado.

Dos sensaciones presiden este plástico: que la banda ha mejorado una barbaridad musicalmente hablando, especialmente constatable esta circunstancia en tonadas como “Los amigos” y “Siempre estarán” (emocionantes odas al compañerismo), “Atrapa a un ladrón” (pensada en personajes sin escrúpulos como el inefable Urdangarín) y “En las cunetas”, otra maravillosa canción en pos de la memoria histórica, dedicada a las víctimas del franquismo y a todos aquellos que fueron represaliados tras la Guerra Civil. Los damnificados de aquella tragedia incivil no han obtenido reparación en esta supuesta democracia, ni tampoco han sido enterrados con decencia los cadáveres de los disidentes que acabaron sepultados en los arcenes de este desdichado país. Tenemos la impresión de que estamos ante un disco súper necesario, con algo más de protesta de lo habitual (segunda constatación palmaria) para una formación experta en estas lides, y en cuyos trabajos siempre hay caña contra los opresores del corrupto sistema y pinceladas de sarcástica sociología de los curiosos seres que lo habitan. Vitriólico perfil del paisaje y el paisanaje de un territorio en franca descomposición, retratos disolventes a los que estamos acostumbrados en las perlas del cuarteto de Hortaleza, siempre con mucho sentido del humor y bastante ternura entre manos.

“Caradeculo” o “Mi abuelo Amadeo” inciden en esa línea, dibujando porteros macarras con ínfulas de mando o al entrañable familiar que fue tahúr en su juventud, y al que es imposible darle gato por liebre, pues ya se las sabe todas: “Tú, tú, tú, que mi abuelo era tahúr y a mí no me la juegas…”. Capítulo aparte para la “Bankiarrota”: ‘nos engañan como idiotas’, que abre el elepé y para la estafa inmobiliaria que preside y condiciona nuestras vidas, siempre a mayor gloria del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional. La Troika y sus instituciones (con ese maldito dogal que nos ahoga, todo atado y bien atado) contra nuestras libertades cívicas, contra la cultura y los servicios públicos. Quizás la única solución sea el escapismo “Ska-pate” como colofón a ritmo jamaicano a un trabajo que no tiene desperdicio. “Al enemigo ni agua”. Larga vida a Los Porretas.

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