Aparentemente, en la apertura de puertas, no parecía que fuera a ver una afluencia masiva en una sala Boite que sigue apostando por lo mejorcito del panorama actual del rock independiente (no confundir con el erróneo término indie). Por goteo la gente iba entrando, y para las 22:30, que es cuando salió a escena el trío holandés, ya apenas cabía nadie más. Había mucha expectación por verlos en directo. Algunos comentaban previamente que los había visto en la tele, y otros que no sabían nada de ellos pero que tenían “muy buen pinta”.
Yo reconozco que los conocí a través de otra banda que me impactó recientemente. Los Vintage Caravan (pasaron por la capital el 1 de septiembre en la misma sala). Aquellos y Dewolff coinciden en los rasgos psicodélicos con tintes bluseros de su música, si bien Dewolff en este último LP han evolucionado a mi parecer, a una música mucho más madura.
Rasgos progresivos, solos vertiginosos, cambios de tiempo y ritmo que en directo dejaron atónitos a los que estuvimos allí el pasado martes. Como ya dijo el batería en una reciente entrevista: “Aunque la música innovadora que se hace hoy en día sea una mierda, y las técnicas modernas e innovaciones están matando a la industria de la música (…) no estoy de acuerdo en que no podamos repetir una explosión creativa como en los años 60 y 70”.
Esperando, se empezaba a respirar ambiente setentero: alfombras de estilo persa cubrían todo el escenario; set guitarrero con algunas Gibson como la Firebird V; y un Hammond a punto con su altavoz Leslie calentito. Si tienes algo así esperándote en escena, no puedes salir con un polo y unas deportivas sin más. Obviamente la estética es otro factor muy cuidado por esta banda.
Para quien aún no los conozca: Pablo (guitarra y voz)y Luka (batería) son los hermanos van de Poel; y a los teclados está Robin Piso. Comenzaron con Evil MothergRabber, Satilla Nº3 y Yellow Rat Magic Blues. Para entonces, Pablo ya se había subido al hammond de Robin, jaleado al público para que pidieran rock and roll, y tenía la sala a sus pies.
Continuaron con Vicious Time, (Ain’t Nothing Wrong With) A Little Bit of Lovin, Stand Up All, Dance of the Buffalo, Crambling Heart, The Pistol, y tras Dyguts; desaparecieron. Cada miembro dio un recital de técnica con los solos, que a mí, en concreto el de Luka me dejó perplejo. Dominan la compenetración, disfrutan haciéndolo, lo transmiten; y eso es algo que nadie se tendría que perder, aunque no le guste el tipo de música que hacen. A su vuelta a los escasos 5 minutos, terminaron por todo lo alto con Restless Man y Gold & Seaweed.