Crítica – GARAJE JACK «Todo eran canciones»

por

Sello: BMG

Género: Rock / Folk

PUNTUACIÓN: 5,5

La banda de Laura Rubio era hasta la fecha una de las propuestas más sugestivas del retro-rock (o si prefieren ustedes, del rock setentero) en estas latitudes. Junto a otras formaciones como La Vacazul (ya desaparecidos), Tea, Sol Lagarto, 69 Revoluciones o Los Perros del Boogie, bucaneros en territorio comanche que tratan de explotar el filón generado por M-Clan (a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija), una propuesta seminalmente expuesta por Freedom, (y que luego desarrollaron con mucho éxito Carlos Tarque, Ricardo Ruipérez y compañía) que partiendo del rock de raíz (The Faces, Black Crowes….) horadaron el muro con balas de fino calibre: “Chilaba y cachimba”, “Quédate a dormir”, “Souvenir”, “El tren que nunca cogimos” o la versión de Steve Miller “Llamando a la tierra”, y escalaron las altas y escarpadas pendientes de la radiofórmula con perlas como “Carolina” (perfilando la vida disoluta de una lolita en ciernes), generando nuevas vías y rutilantes números en los balances, pero claro eran otros tiempos. Llegada la crisis, cautivo y derrotado el ejército hippie, las tropas de la mediocridad han alcanzado sus últimos objetivos. De este modo, nuestro cuarteto protagonista contempló el paisaje tras la batalla y de la mano del productor Manolo Camacho, decidió pasarse al enemigo con mapas y correajes, como ya hizo algún miserable en nuestra guerra civil. De “Todo eran canciones” me quedo con el torrente de voz de Laura, que fluye como una catarata de soul y penetra sin piedad, especialmente en cortes como “Tú y yo” y sobre todo, cabe destacar el mensaje liviano (no sea que les vayan a vetar de las ondas), el sonido edulcorado y el trazo aniñado y alegre de la mayoría de composiciones (que suenan más cercanas al pop banal de Efecto Mariposa que a estructuras rocanroleras serias). Incluso algunas tonadas nos recuerdan a Presuntos Implicados. Lo cual no tiene porqué ser necesariamente negativo, visto como está el patio. Las malas lenguas dirán que se han vendido. Voces más ponderadas apuntan que hay que comer y que simplemente se han adaptado a la realidad de la música mayoritaria en nuestro país. “Energía positiva en una banda joven con mucho recorrido” en palabras del propio productor. Debe ser que estos días estoy con un karma muy negro, porque estas canciones no me terminan de entrar.

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