Los ricos aman el punk

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La indudable influencia que el punk ha ejercido sobre las artes visuales ha conseguido convencer a los culturetas de la Academia de Francia en Roma para organizar una exposición por todo lo alto llamada «Europunk», nada menos que en el Palacio de los Médicis de Roma, una mansión renacentista propiedad de una de las familias más notables de Florencia. Que uno de los clanes más acaudalados del mundo vea con buenos ojos este reconocimiento a la banda sonora de la guerra de clases nos hace preguntarnos una vez más: ¿es que aún queda algo que la máquina no pueda convertir en «recuperable»? La muestra, que propone un recorrido por el período de «vida oficial» de la música punk (1976-1980), pone especial atención a su influencia en el arte a través de más de quinientas piezas, muchas de ellas inéditas. La exposición se abre con las notas de Sex Pistols en su primera aparición en televisión en 1976, en el programa «So it goes», fecha que muchos consideran como el nacimiento oficial del movimiento punk (craso error), y se cierra con la intervención de Joy Division en la cadena de televisión británica BBC en 1979 y el nacimiento de la New Wave. Pero, más que música, «Europunk» es una reivindicación de la influencia que estos grupos supusieron para el arte de aquella época casi sin querer, desde la banda de Sid Vicious hasta The Clash pasando por grupos como Joy Division o Crass. «Existía a finales del siglo XX la idea de que cualquiera podía ser artista, de que las imágenes se componen a través de otras imágenes, y el punk es el primer movimiento que hace esto en el ámbito público, no sólo para el arte en sí mismo, sino para toda la sociedad», ha asegurado el comisario de la exposición, Éric de Chassey. «Europunk» puede verse hasta el próximo 20 de marzo en su sede situada en la Villa Medici, en el corazón de Roma, antes de trasladarse el próximo mes de junio al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MAMCO) de Ginebra. En total, 550 objetos entre vestidos, pósters, diseños, revistas, fanzines, collages, fundas de vinilos, entradas de conciertos y material audiovisual se entremezclan con iconos como el famoso cartel con el rostro de la reina de Inglaterra Isabel II con los ojos y la boca tapada por el título «God save the Queen» sobre una bandera británica, o el cartel publicitario para el lanzamiento de «Anarchy in the UK» producido por el artista Jamie Reid. Junto a ellas, pueden verse varias prendas diseñadas por Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, así como carteles publicitarios ideados por Jon Savage para conciertos de Joy Division o The Pop Group, en una muestra que tiene como punto de partida y meta el Reino Unido, pero que vuelve la vista también a importantes centros creativos de la época como Francia, Alemania, Suiza, Italia u Holanda. El grupo de creativos franceses Bazooka, formado por estudiantes de Bellas Artes de París, rompe, a finales de los setenta, con los códigos tradicionales del cómic incorporando la violencia y la pornografía en sus creaciones; mientras que los holandeses Raket recurren a imágenes bélicas y símbolos religiosos para lanzar su particular crítica a la sociedad del momento.

«Los creadores punk de Europa se definieron siempre en oposición al arte, al menos durante los primeros años, los que corresponden al verdadero espíritu del movimiento, y hay que respetar esas convicciones. Casi todas las imágenes producidas en esa época llevan consigo la ambición de querer cambiar el mundo», asegura De Chassey. Muchos de los objetos de la muestra fueron concebidos para ello, y estuvieron en manos de jóvenes revolucionarios… Pero todo es recuperable. Nada es peligroso.

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