LOQUILLO – «La nave de los locos»

por

Género: Rock

Sello: Dro/Warner

8,5/10

Tras su directo reciente “En Madrid”(CD+DVD registrado en el Teatro Coliseum), habiendo editado tres discos en poco más de un año, Loquillo vuelve a la actualidad, apostando fuerte por el rock’n’roll, como un verdadero stajanovista del rock maduro. En esta ocasión acompañado por su otrora colega-mano derecha Sabino Méndez.

José María Sanz Beltrán sella la reconciliación definitiva con su contramaestre favorito,“enemigo íntimo” tras la época dorada de Los Trogloditas, que dejó heridas abiertas por lo impetuoso de aquellos inolvidables años ochenta, vividos a tumba abierta. Llegada la madurez, nada como dejar reposar el flash indeleble de la memoria y rescatar los bríos de antaño de la mano del maestro Jaime Stinus, que conduce el barco con su sabiduría habitual y sentido del ritmo prodigioso, elementos comunes en los plásticos recientes del rocker barcelonés.

“Con polla grande, bien se folla” como reza el vulgar dicho y es que rodeado de fieras como Josu García, Igor Paskual, Santi Comet, Laurent Castagnet… junto al propio Stinus en la dirección musical, bien se puede abordar el más complicado de los desafíos. La letra la pone Sabino Méndez. En los créditos figura también como autor de la música, pero ahí debe haber algún error, pues nada más escuchar ese trallazo que da título al álbum “La nave de los locos (Sin novedad en el paraíso)” uno juraría que es una versión del clásico “Rockin’ in the free World” del veterano rockero canadiense Neil Young. Es más, yo pondría la mano en el fuego.Lo que le puede costar al ‘Loco’ un disgusto en forma de demanda por plagio.

Polémicas aparte, el álbum oscila entre el swing de tonadas introspectivas como “Paseo solo” y “Luna sobre Montjuic”, el surf contagioso de una perla cultivada como “Mi bella ayudante en mallas” (que bien podría formar parte de la banda sonora de “Pulp Fiction”) y el rock urgente y furioso: “De vez en cuando y para siempre”, “Planeta rock”… tonadas que traen a colación resonancias maravillosas (“Cuando fuimos los mejores”, “La edad de oro”…), con el punto intermedio vacilón de “Contento”, “Muñecas rusas”, “El mundo necesita hombres objeto”. Reflexiones personales y librepensamiento a borbotones en un disco que dejará contenta a la numerosa parroquia del artista, con una “Canción de despedida” (ligeramente country) a pachas con Mikel Erentxun. ¿Alguien da más?.

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