Digámoslo antes de enredarnos en detalles: el segundo largo de la banda gallega supone un gran salto adelante en su corta pero llamativa carrera.
Producido por Frank Maston, un ingeniero obsesionado con la perfección que ha trabajado con Jacco Gardner, Panda Bear o Paint, Danças Líquidas cierra todos los flecos que pudieran haber quedado en su disco de debut, Maresia. Aquellas canciones tenían una atmósfera novel, perfectamente asumible por la calidad compositiva y sonora, pero palpable a fin de cuentas. Aquí ya no hay nada eso, para bien y no para mal. La sensación de coherencia y de compactación de ideas recorre cada surco de este segundo trabajo tan exótico, sugerente y delicioso como el primero, pero mucho más sólido y memorable.
La banda formada por Guille V. Zapata, Antía Figueiras, Antón Martínez y Pablo Valladares (afincados entre Madrid y Londres) logra erigirse con Danças Líquidas en un respetable emblema de psicodelia tropical salteada con soul latino, manteniendo la apuesta de cantar en portugués y engordando en talento y verosimilitud, hasta alcanzar esa atemporalidad interpretativa tan anhelada por los proyectos que son tan abiertamente referenciales como el suyo. Da gusto lo en serio que va esta gente.
Crítica por Nacho Serrano, publicado en Ruta 66
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Por si todavía no lo habías catado…