La irrupción de este tipo tan misterioso (no quiere ni dar entrevistas) en la escena nos ha llamado tanto la atención que nos acercamos a La Riviera a verle telonear a Los Zigarros. Y no defraudó, aunque sí se noto un poco que debió ser uno de sus primeros shows como Vurro (¿o el primero?).
Nuestro querido animal salió a escena haciendo percusión con los nudillos sobre su su calavera, guiado por un técnico cual invidente hasta su sitio, donde le esperaba su kit de teclados, caja, plato y bombo. Se arrancó con una versión «Let’s twist again» algo accidentada, ya que se hizo un pequeño lío con los cables y tuvo que reiniciarla tres o cuatro veces. Dio algo de bajona ver que no lo tenía todo controlado y que, como humano que en el fondo es, no todo salía como él quería. Cosas que pasan cuando sales de tu cubil por primera vez.
Por lo demás todo bastante a pedir de boca, excepto por el hecho de que de tres canciones que conocíamos, tocó sólo una (se dejó fuera las geniales «El toro Raúl» y «Rock y vaca»). Interpretó un blues honky-tonk-cabaretero entre Tom Waits y Screamin’ Jay Hawkins absolutamente seductor (el primer vídeo, arriba), estuvo impresionante a las teclas, simpático con el público y salvaje con sus cabezazos a los platos, creando una atmósfera muy molona que, sin embargo, se nos antoja capaz de crecer mucho, mucho más en intensidad.