Género: Rock Sello: Dromedario Records
9 / 10
Ahora que Marea están en periodo de barbecho, esperando la inspiración y trabajando los mimbres que les permitan facturar otro gran elepé, sus miembros –muy inquietos todos ellos- no paran de alumbrar proyectos interesantes, como este disco que tenemos entre manos, capitaneado por Alen Ayerdi (batería) junto a los confesos bandoleros Mai Medina (voz y guitarra) y Javier Pintor ‘Txo’ al bajo.
Debut discográfico por todo lo alto con un doble elepé de estudio, donde se contienen dos punteras obras: “La virtud del caos” en el primer CD y “Que corra el aire” en el segundo. Rotundas resonancias del ROCK (con mayúsculas) que más nos gusta, AC/DC, Barricada, Extremoduro, Soundgarden, junto con el rocanrol argentino más acrisolado (Ataque 77, Los Abuelos de la Nada…) se dan cita en un plástico de puro gourmet, para los sibaritas habitantes de la Luna, para aquellos incorregibles devotos de las cuerdas de acero, para los inasequibles al desaliento y los lunáticos que no tiran la toalla en pos de las sonaridades que importan y que todavía no han abandonado las ilusiones en un mundo mejor.
En medio del desierto en que se ha convertido el panorama actual para las bandas que empiezan su singladura en esta bendita locura que es rock urbano actual (un oasis de talento por explorar), nuestros particulares CICLONAUTAS demuestran que sí se puede hacer rocanrol con dignidad en los tiempos que corren, a cabezazos contra el muro, horadando la presa de las seis gargantas plantada por los emporios de la comunicación, a bocados contra la triste realidad circundante como “Kamikazes” que plantan los pies fuera del nido. Personajes delirantes como “Demencio Lacruz” y muchos invitados de lujo (Loquillo, Enrique Villareal ‘El drogas’, Kutxi Romero, César Ramallo, Iñaki ‘Uoho’ Antón, Domingo Calzado o el Mesías Carismático del Rock Transgresivo, Robe Iniesta) deambulan por un álbum furioso y atrevido con guitarras como cuchillos que se clavan en los huesos. Es la “Alegría” de estar vivos y coleando, de llevar la contraria y de joder la marrana cuando el personal baja la cabeza y dice amén a las fallas del sistema. “La virtud del caos” en un trabajo con la suficiente mecha y el necesario desvarío para agitar conciencias, para hacer saltar por los aires los moldes de un mundo tan banal y estéril.
Tormenta de cuerdas y acústica prodigiosa en “El cuento de nadie” arropados por la voz cavernosa de Kutxi Romero. Vagones de fe en vía muerta. Blues del desconsuelo, sin duda sobran serpientes en “El mostrador de dios”. ‘Viento, mucho viento’ como diría Don Ramón del Valle Inclán, “Arde Babylon” y las guitarras prenden en los corazones “Como caballo en celo”, necesario “Veneno” para soportar la existencia, “Sucio y desprolijo” plantando cara al Saurio y a su mala baba. Pellizco y duende en 22 canciones (más el bonus track “Pozoia”, la estupenda “Veneno” elaborada en euskera) que no dejarán indiferente a los amantes de la buena música. “Que corra el aire” y se limpie la plaza, tiene que llover. El dromedario será testigo, eso seguro.