Entrevista con JOSH RITTER: «Nacho Vegas tiene razón. Hacer canciones no sirve como terapia»

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Cal_Spot_Josh_RitterLos que ya le conocéis sabéis que sus canciones no son sólo buenas, sino que a veces rozan la genialidad. Los que no, deberíais echar un ojo a esta entrevista que le hacemos con motivo de su visita a Madrid y Barcelona (jueves 7 Moby Dick, viernes 8 La2), porque sus reflexiones, que no tienen desperdicio, dan una ligera pista del interesante mundo que habita su mente… Y además, os invitamos a los dos conciertos sorteando una entrada doble para cada uno, sólo hay que participar en el concurso que hemos lanzado en nuestro perfil de Twitter.

Me da la sensación de que perteneces a una raza de músicos muy concreta (a la que podría pertenecer gente como Andrew Bird, M. Ward o Joe Pug), cuyos objetivos distan de los requerimientos estéticos y prácticos de la industria o la prensa musical.

No estoy seguro de eso. Sí diría que somos colegas, pero no creo que nos una un deseo de mantenernos al margen de la industria. De hecho, diría que el negocio de la música ha cambiado de un modo que ha hecho que nos acerquemos a él. En mi caso al menos, he montado mi propio sello discográfico, eso es también industria. Y la prensa también la tengo muy en cuenta, porque a medida que los músicos nos vemos obligados a emplear más tiempo en girar para poder mantenernos a nosotros y nuestras familias, más necesitamos el apoyo promocional.

Tu último trabajo, “The beast in its tracks”, parece ser uno de tus discos más crudos y descarnados en cuanto a letras. ¿Escribir estas canciones te ayudó a seguir adelante? Un gran cantautor de nuestro país, Nacho Vegas, me sorprendió una vez al decirme que escribir canciones es un fracaso como terapia. ¿Qué piensas tú?

Estoy de acuerdo con Nacho, aunque creo que eso es algo diferente para cada cantautor. Para mí, las canciones no son Josh_Rittercatárticas. Escribirlas me motiva, pero no me da una sensación de liberación. La composición de “The beast in its tracks” me ayudó a escapar de los problemas durante un tiempo en el que quería incendiar el mundo, y a mí mismo. Estaba ardiendo de rabia cuando escribí estas canciones, pero seguía ardiendo al terminarlas.

¿Qué tipo de repertorio vas a mostrarnos? ¿Te centrarás mucho en este último trabajo?

Me gusta que mis shows toquen todo mi catálogo. Tengo siete discos ya, y me siento orgulloso de todos ellos. Me divierte mucho hacer breaks en un concierto y de repente tocar algo que escribí hace una década, de hecho es una de las cosas que más me ayuda a seguir en la carretera.

¿Te es fácil revivir sobre el escenario las sensaciones que motivaron la letra un tema de hace diez años?

¡Buena pregunta! Las sensaciones que hay alrededor de una canción van cambiando con el tiempo, igual que cambia la persona. Me siento afortunado por seguir sintiendo la misma excitación que hace diez años, el mismo entusiasmo, y eso es lo que potencia mi interpretación.

 Has aparecido en algunas listas de “los 100 mejores cantautores vivos”, ¿qué te hace pensar eso?

¡Lo que más me gusta es estar en una lista de gente que está viva! Algo me dice que será bastante más difícil aparecer en las listas de los 100 mejores cantautores muertos. ¡Hay mogollón de buenos cantautores muertos!

Además eres un novelista brillante. ¿Intentas que tus discos también sigan el esquema principio-desarrollo-desenlace? ¿O aquí eres más espontáneo?

Normalmente ocurre del siguiente modo: Me intereso por un tema, y escribo un poco sobre ello. Luego escribo un poco más. Luego eso se convierte en una canción. Con la siguiente canción ocurre lo mismo, pero con otro tema, y así sucesivamente. Cuando las junto todas para hacer un disco, el tema central aparece de repente. Con las novelas suele ser así también. Dejo fluir mis obsesiones sin tener que enlazarlas desde el principio. Es al final cuando veo cómo debe toma forma definitiva, y con el disco eso se refleja en la selección final, que deja fuera las canciones que se salen de la línea, y con el tracklist. No me gustan los discos conceptuales, porque son lo opuesto a esto que te explico. Las canciones tienen que seguir una idea desde el principio, que lo marca todo. Yo lo hago al revés. Son las canciones las que marcan la idea. De este modo se alcanza una verdad más amplia, también más desordenada y amorfa, pero más real.

¿Dirías que en el fondo te obsesionas siempre por los mismos temas, pero con diferentes aproximaciones? ¿Buscando las mismas respuestas con diferentes preguntas?

Creo que sí. La mayoría de mi obra gira en torno a un núcleo, que en realidad siempre se mantiene desconocido para mí. Nunca llego hasta él, pero sigo gravitando a su alrededor. Estoy seguro de que siempre hago una misma cosa, soy consciente de eso. Pero saberlo me permite intentar que la mirada sea distinta cada vez.

Después de todo este tiempo, ¿hay algo que se te resista como artista? ¿una meta inalcanzable que te obsesione?

La satisfacción. Lo mejor y lo peor de ser artista es que la lucha contigo mismo, interior, silenciosa. Esa voz que te dice que lo puedes hacer aún mejor, que nunca está satisfecha, y que te hace estar insatisfecho. Pero la eterna insatisfacción es un precio muy pequeño a pagar por vivir una vida alucinante.

¿Qué es lo próximo para Josh Ritter?

¡El desayuno!

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