¿Cómo os habéis organizado la noche?
Como somos muchos vamos a tocar media hora cada uno más o menos. A nosotros nos han puesto de cierre, así que de puta madre ¡jaja! Primero tocan Pan y Toros, que son la hostia, muy cachondos, luego Biznaga, a los que vamos a conocer esta noche, luego Terrier, que son acojonantes, luego Los Wallas, que son muy colegas, y luego nosotros. Va a ser una juerga que te cagas, la gran juerga».
De todos estos grupos, ¿con quién os lleváis más y mejor? ¿Con Los Wallas?
Sí, con Los Wallas, que son también de Ciudad Real, como nosotros. Eso quieras que no une un poco, ya nos conocemos de hace tiempo, a nosotros nos mola su música y a ellos la nuestra… Pero vamos, que todos nos llevamos de puta madre en cuanto nos conocemos.
¿Ya teníais relación con La Fonoteca?
Sabíamos que existía, escuchamos sus anteriores recopilatorios y eso. Y este año nos mandaron un correo diciéndonos que les molaba el grupo, y que si nos apetecía meter una canción en el nuevo. Nos dijeron que estaban Wallas, Terrier, Biznaga… y claro, dijimos que ahí teníamos que estar sí o sí.
Últimamente, cada vez que hay concierto garajero con vosotros, Los Wallas, The Parrots, etc… se monta un buen pollo. ¿Habemus escena?
Bueno, eso es muy relativo, porque cuando sales de tu círculo y cuentas tus historias parece que estás hablando en chino. En la zona centro sí que da la sensación de que, no si hay escena, pero sí hay bandas, hay peña con cosas que decir y con ganas de tocar y pasárselo de puta madre. En los últimos 6 años sí que creo que se ha gestado una nueva generación de chavales que, por lo menos, seguimos la tradición de coger unos instrumentos y ponernos a tocar rocanrol.
Sí, sí… hace seis años o así parecía que los chavales no tenían muchas ganas de coger la guitarra.
No había más que bakalao, electro y esas cosas. Lo malo es que ahora hay quien nos viene con que no somos rockeros de verdad, que si somos unos modernos… Gente fastidiosa. Hay cierto asquerosismo, medios que hablan de nosotros que dicen que hacemos esto porque… ¡yo qué se qué dice! Hacemos esto porque nos mola y punto. Ir en serio o no, qué cojones más da. Si esto dura poco, por lo menos cuando seamos viejos recordaremos que hubo una época que nos lo pasamos de puta madre cuando todo iba de puta pena.