27 de agosto de 1990. Un helicóptero se estrella cinco minutos después de despegar de Wisconsin, muriendo sus cinco ocupantes. Entre ellos, varios técnicos de la gira de Eric Clapton… y Stevie Ray Vaughan, el «Hendrix blanco».
Bluesman vividor como mandan los cánones (muchos apostaban a que moriría por otras causas más tóxicas), compaginó una turbulenta existencia con el desarrollo de un estilo único a las seis cuerdas que llamó la atención de Mick Jagger -que lo contrató para una fiesta privada de los Stones en el 82- y de John Hammond, que dieron el espaldarazo definitivo a una carrera envidiable iniciada en la escena tejana de blues, y que terminó dándole fama mundial y el séptimo puesto en la lista de «Los mejores guitarristas de todos los tiempos» de la revista Rolling Stones . Salvaje o tierno según requiera la ocasión, siempre fue un verdadero fiera con su Stratocaster. Aquí os dejamos una Excavación del Día que da buena cuenta de ello: «Collins Shuffle», en su legendario concierto en el Festival de Jazz de Montreux ’82 (precisamente esta grabación fue la que enamoró a Hammond). Siga descansando en paz, querido Ray.