Retrospectiva: ASFALTO reedita «Déjalo así»

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ASFALTO, la banda destinada a priori –por la descomunal calidad y sensibilidad de sus letras, por el inmenso caudal de sus acordes, por sus registros armónicos (pocas veces vistos por estos pagos) a ser la GRAN LEYENDA DEL ROCK ESPAÑOL, así, con mayúsculas, reedita una de sus obras maestras: el inolvidable doble álbum: “Déjalo así” de 1981.

Con permiso de otros dinosaurios tan queridos y admirados como Miguel Ríos, Topo, Leño, Ñu, Rosendo, Barón Rojo; Obús, Los Suaves, Barricada, … o ya en tiempos contemporáneos, los Extremoduro de Roberto Iniesta (o en la actualidad Marea), ASFALTO son los campeones del ROCK hecho en la lengua de Cervantes. Son música de otro tiempo. Realizada con una increíble pasión por la excelencia, por el trabajo bien hecho, que siempre se movió en diversos registros: Rock sinfónico y progresivo, hard-rock centelleante y comprometido con la causa social y humanista, pop ilustrado repleto de poesía a flor de piel, y la mejor canción de autor en las venas, todo ello resumido en la etiqueta de ROCK URBANO, en la que probablemente ellos se hayan sentido más a gusto. En sus acordes, se citan los mejores ecos de las grandes leyendas del rock de todos los tiempos: Beatles, Supertramp, Eagles, Police…

Pero echemos la vista atrás por un instante, para ver el momento germinante de uno de los elepés más bellos de la historia del rock en nuestro sufrido país. Corren tiempos duros (más o menos como ahora), un poco más difíciles quizás y sin tanta comodidad, pero con el compromiso por las libertades y las ilusiones democráticas aun intactas. Reciente está el golpe de estado del 23-F, la malograda intentona involucionista que intentó sumergir al país en la noche de los tiempos y que pilló al grupo en local de ensayo, ultimando los temas para entrar a grabarlos en el estudio pocas semanas después. Julio Castejón lo cuenta en su bitácora con gran emoción y sentido del relato. http://juliocastejon.blogspot.com/2011/02/23f-un-dia-como-este.html Pero si echamos la vista atrás un lustro más, en los albores de la naciente democracia y la recién alumbrada Constitución Española (1978) encontraremos a una banda en la cresta de la ola, con un primer elepé homónimo bajo el brazo, simplemente llamado “Asfalto”(78) que marca una era con canciones tan decisivas e imperecederas como “Días de Escuela”, “Ser urbano”, “Rocinante” “La isla de amor”, “Ya está bien”… A los pocos meses de su lanzamiento, la banda se parte en dos: José Luis Jiménez y Lele Laina alumbran Topo (junto a los recordados Terry Barrios y Víctor Ruiz). La resaca del olimpo es durísima y Julio Castejón y Enrique Cajide se despiertan envueltos en la espuma del mar, tras haber disfrutado del efímero espejismo, la gloria del podium. Otro proyecto malogrado que pudo irse al traste (uno más en la negra historia de esta tierra cainita y criminal), donde lo mejor de nuestras letras hubo de exiliarse tras una guerra fratricida que mejor no recordar…

Por suerte, hubo un final feliz para esta historia. A Julio Castejón, un buen día se le cruzó por su camino el magnífico teclista y compositor uruguayo Jorge Walter García Banegas, y sumando ambas fuerzas, fueron capaces de reflotar una historia que en los próximos años daría mucho que hablar. Por lo pronto, junto a José Ramón Pérez ‘Guny’ al bajo y Enrique Cajide a la batería fueron capaces de gestar los destacados elepés “Al otro lado”(78) y “Ahora”(80) , con canciones tan inolvidables como “El viejo”, “Nadie ha gritado”, “Mujer de plástico”, “La otra María”, “Nada”… hasta llegar al descomunal trabajo que ahora nos ocupa: “Déjalo así”, el particular “Let it be” de ASFALTO.

Empezando por la canción que da título y siguiendo por otras perlas cultivadas como “Baila madre”, “Vendedor furtivo”, “Lucy escóndete” o el estremecedor medio tiempo “No puedo retener tus ojos en mi mente”, diecinueve diamantes para la eternidad, incluyendo composiciones tan decisivas y acertadas como “La generación perdida” o “Rainbow Warrior 8-11-80” fieles retratos de un tiempo, de un país y de un compromiso social. Mención aparte merece “Decepción”, un tratado filosófico y sonoro que habla por si solo: “Juegas a ser distinto y siempre acabas mal, solo en tu cama entre el miedo y la verdad… Mientras pasan los días y todo te confunde más y en tu vida hay un vacío con el que no sabes que hacer… Estás harto de sentirte empujado y no saber por quien…”. Utopías necesarias y paraísos ficticios. Y la búsqueda de una razón existencial: “Quisieras tener sentido, saber que haces aquí, una razón, un motivo, algo que poder entender”. Un rotundo aviso para navegantes: “Juegas a ser distinto y no digo que no lo seas, solo que ser diferente es solo ser de otra manera, aquí has nacido en serie y morirás en la cadena, que pena ser tanto y ser tan poco a la vez”. La eterna cuestión, Hobbes frente a Rosseau. “Sientes en tu corazón la decepción, y al final tu alma queda en un rincón, mientras todo pasa y nada cambiará, siempre igual así” Con un apunte final para el consuelo: “Levántate hermano, sé que has sufrido cuando has comprendido que nada se puede mover”, cruel metáfora de un despiadado sistema (capitalista) cuya puñalada sentimos a diario. Otra tonada profética, escrita treinta años antes del desplome financiero, de la privatización de los beneficios y de la socialización de las pérdidas que impone la crisis actual. Una gema poliédrica que sintetiza el espíritu de “Rebelión en la granja” de George Orwell y “Un Mundo Feliz’ de Aldous Huxley en tres minutos, cincuenta segundos gloriosos, aunque la canción se puede leer en muchas claves, y que cada uno saque sus propias conclusiones.

Poco más se puede añadir de un doble disco, que a pesar de la apatía e indolencia con el que fue tratado por su compañía discográfica de entonces, Chapa Discos, todos los aficionados a la buena música en nuestro país lo consideramos como una de las obras cumbres del género. Canciones como elefantes, algunas envueltas en un sonido cibernético (muy propio de la incipiente ‘Movida’, composiciones muy ligadas a su tiempo): “Juega tu carta”, “El maniquí” “Ahora no” y otras piezas de lirismo sobrecogedor: “Demasiado aprisa”, “Nada que decir”, “Solo por amor”, cuyos explícitos enunciados tendrían continuidad en otra de las obras maestras de nuestra banda de cabecera, el genial e irrepetible “Más que una intención”(83), con Miguel Oñate como nuevo y destacado cantante de ASFALTO, un solista dotado de unas condiciones vocales excepcionales, que ponía un especial acento a todo lo que entonaba, nuestro David Coverdale particular. Fueron tiempos de creatividad a raudales y de vacas gordas como ballenas. Como los echamos de menos !!. Aunque siempre quedará espacio para la memoria y “Déjalo así”, será siempre el fiel testigo de una época con grandes expectativas e incertidumbres, banda sonora destacada de aquella primavera democrática y el mejor motivo para recordar cuan anchos fueron los buenos tiempos.

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