Con su tercer álbum, Maika Makovski nos ha colocado una de las propuestas más interesantes e intensas del panorama indie español. Producido por John Parris, este disco homónimo aparece siempre citado como cercano al sonido de PJ Harvey y Patti Smith, con esa crudeza y garra que golpea al oyente desde la primera escucha. Ya ha pasado más de un año desde su publicación, y por fin llega su puesta en escena a Madrid, este viernes, en la sala El Sol. Y atención, porque anuncia nuevo disco para este verano.
-La impresión que circula por ahí es que con este disco has dado un paso definitivo en tu carrera. ¿Cuál crees que ha sido ese elemento distintivo que tiene el álbum?
Este disco cojea mucho menos que los anteriores en todo lo que hace de un disco un buen disco. Tiene un gran sonido, una producción muy especial, los temas son más maduros y son más honestos… En definitiva voy menos vestida que en nada de lo que había hecho antes, y he tenido la colaboración de mucha gente que sabe bien lo que hace.
-¿Cómo llegaste hasta ese sonido «diferente», más crudo? ¿Influye también la «experiencia vital»?
Totalmente… El disco es autobiográfico, a veces no concreto ni fiel a la historia, pero siempre en estado de ánimo. Lo tenía en la cabeza antes de que estuviera escrito o producido. Quería que los arreglos fueran los estrictamente necesarios, que todo tuviera su espacio, no saturarlo ni confundirlo con sonidos muy llenos para que el silencio y el espacio de la sala tuvieran su cabida y le dieran dimensión. Luego había imágenes en mi cabeza, como los pantanos, la humedad y las casas blancas que vi en Savannah, la repetición y los ritmos africanos que vivía en Nueva York, ya bastardos por la mezcla de culturas, que recuerdan a nuestros instintos más animales.
-¿Qué destacarías de la aportación de John Parish?
Él me dio serenidad, siendo como es un caballero inglés, y yo una mezcla de sangres a cual más apasionada… Esto puede estar bien, pero a veces también un obstáculo para la comunicación. Por suerte, me cuesta cada vez menos dejarme poseer por las canciones y no imponerme yo frente a ellas, y esa es una humildad maravillosa que John me mostró.
-Ya llevas un año prácticamente presentando este disco. ¿Tú relación con las canciones va cambiando? Encontrando nuevos significados, introduciendo cambios en ellas…
¡Buena pregunta! Creo que musicalmente no dejan de crecer y cambiar, pero procuro que no se altere la esencia del primer día, el núcleo de la canción, lo que la impulsó a salir.
-Has hablado alguna vez de la influencia del blues. ¿Es algo que se puede evidenciar especialmente en el directo?
El blues es música de estómago… yo hablo mucho de estómago, y en directo soy impulsiva porque el escenario es presente y reacción. El primer blues, que es al que yo siempre me refiero, es rudimentario, crudo, espontáneo y libre; todavía no está sujeto a normas de doce compases y otros corsés, sino que trata sólo de contar una historia y de aliviar un fuego interno, del tipo que sea.
-¿Qué tal la experiencia de la gira con Havalina?
Fue muy corta, y eso es lo único negativo que puedo decir al respecto. Fue un experimento muy estimulante, especialmente en los momentos en los que nos encontrábamos las dos bandas sobre el escenario, sin cambios de backline, todo enfocado como un espectáculo de dos horas y media sin interrupciones.
-A estas alturas, ¿tienes ya en la cabeza nuevas canciones o alguna idea de por dónde irás en un futuro disco?
He escrito el próximo disco este mes de marzo, lo grabaré en mayo y saldrá en julio, tengo muchas ganas de afrontar esto porque estoy haciendo muchas cosas que para mí son nuevas. Me estoy basando en relatos y poemas de Poe y lo estoy escribiendo al piano, que es el instrumento en el que más técnica tengo, pero la tenía atascada gracias a los años que me pasé de autómata estudiando clásico. Así que ahora se ha destaponado el miedo, y el resultado verá la luz en el festival Grec en julio, en una obra de Calixto Bieito que se llamará «Desaparecer», con Juan Echanove y servidora.
-Como ocurre con la mayoría de las bandas, empezaste tocando en sitios desangelados, y hoy se te reconoce un lugar de prestigio en el mundo indie. ¿Cuáles son las expectativas que puede tener hoy un músico, tal y como está el panorama?
Por su bien, y en mi opinión, mejor ninguna. Mejor enfocar la música hacia ella misma, hacer música por el placer de hacerla en lugar de soñar con las mieles del éxito. No está de más pensar de vez en cuando que lo que haces está lo suficientemente bien como para seguir haciéndolo, tener fe y no tomarse muy en serio los pequeños fracasos, las críticas o los halagos. Es un oficio y hay que aprenderlo, pero de la mano de la vocación es más fácil.
Su disco está bien, pero creo que está sobrevalorada en el rollito del circuito indie. Ellos siempre sobrevaloran todo!
independientemente de los gustos que son subjetivos y personales (a mí el disco me parece extraordinario), está claro que en el panorama español, Maika es una artista que sobresale por su originalidad, su talento y su gran personalidad
Creo que tanto antonio como miguel tienen razón, Maika es buena y sobresale, pero sobresalir entre la mierda no tiene tanto mérito.