Crítica – THE STROKES «Angles»

por

Sello: Sony Music

Género: Rock

PUNTUACIÓN: 6,25

Tengo la suerte o desgracia de no haberlo “flipado” con “Is this it?” en su momento, hace diez años, cuando The Strokes se convirtieron en el grupo más cool del planeta. Me gustó, pero no me pareció para tanto, de notable a secas, sin el alto, y de hecho no lo habré escuchado entero más de dos o tres veces desde entonces. Y decía suerte porque eso puede dar una buena perspectiva para analizar este “Angles”, pues sé de buena tinta que hay quien dice que es mucho peor que aquel debut, pero esas mismas personas estaban poseídas por el hype de 2001, así que lo estrictamente musical estaba muy contaminado en su opinión.

Lo escucho entero y lo primero que pienso es que el concepto de “disco” no estaba nada claro en sus mentes. Muy acorde a estos tiempos de troceo digital, pero pardiez, poco adecuado para reengancharse a ellos. En “Angles” hay dos Strokes. Los de “venga, vamos a recordar los viejos tiempos”, y los de “hey, tenemos que innovar para no parecer unos jetas”. Y son como el agua y el aceite. Además, cuanto más se esfuerzan por darse una vuelta de tuerca, peor les sale.

Tanto tiempo separados debería haberles dado una perspectiva de qué les funciona y qué no. Inmediatez, ritmos descaradamente sobados pero actualizados y por tanto efectivos, punto. No era tan difícil.

Eso está en el single “Undercover of Darkness”, que puso muy cachondos a los viejos fans. Pero sólo en el single, quizá también en “Taken for a fool”, con esa voz producida a la “Is this it?”. Y por eso quizá haya tanta decepción, porque jode mucho quedarse a medias.

Pufos como “You’re so right”, “Metabolism” (¿soy el único que piensa que aquí hay un parecido con Muse que da repelús?) o “Games” evidencian que este disco es peor que su debut, pero no escandalosamente inferior en cuanto a musicalidad y sentido creativo en sus buenos momentos. Hay guitarras interesantes y una gran melodía vocal en “Machu Pichu”, buen rollo en “Gratisfaction”, salen bien airados de su atrevimiento en “Call me back” y “Life is simple in the moonlight” es una pieza bonita, un cierre bastante digno.

El acierto está en haber rubricado un disco medianamente bueno dadas las circunstancias, pero el gran error es no enterarse de lo que sus seguidores quieren de ellos. The Strokes han vuelto no porque echen de menos el grupo, sino el éxito que compartieron. Porque después de una separación agria que dejó clarísimo que no podían avanzar mucho más, si reunir a la banda no es para revivir los viejos tiempos, ¿para qué demonios es?

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