Entrevista con EL GUINCHO: “La crítica de Pitchfork ha sido peor con “Pop Negro” por motivos extramusicales”

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La frase de arriba no fue lo más interesante que nos dijo Pablo Díaz-Reixa, alias El Guincho, en la charla que tuvimos con él en la madrileña Plaza de Chueca hace unos días, pero hemos decidido titular así la entrevista como forma de crítica a la crítica. O más bien a quien se toma demasiado en serio las reseñas de discos (incluidas las nuestras). Porque quien espere encontrar prescripciones, y no opiniones –más o menos razonadas-, se equivoca. Pablo nos demostró hasta dónde podemos meter la gamba, si nos fiamos de los popes a ciegas. Porque el ser humano no sólo se equivoca, a veces también tiene mala baba. Y es que  la «reputadísima» web Pitchfork, después de endiosarle por su disco «Alegranza», le ha dado un buen palo con «Pop Negro». Lo curioso es que en HRB, “Alegranza” no provocaba esos orgasmos múltiples que asolaron la de Pitchfork y otras redacciones… Si es que somos los más listos. Fiaos de nosotros. Sólo de nosotros.

La historia es bien conocida: Pablo saca su segundo disco, “Alegranza” en 2008. Alguien en Pitchfork lo escucha y le pone una notaza (8,3), provocando una oleada de halagos a lo largo y ancho de la red, cincos de cinco en las estrellitas de las críticas de revistas y diarios, y un clamor general que encumbra a El Guincho como lo mejor que ha dado España en los últimos lustros. Se esperaba con ansia la continuación, que ha llegado hace unos meses con “Pop Negro”. Y entonces algo extraño ocurre: Pitchfork hace caer estrepitosamente su nota hasta el 6,1. Comienza el despiste generalizado. ¿Es lo nuevo de El Guincho una pifia? No. Es diferente a “Alegranza”. Menos dado al trance hipnótico, y más pop, cosa que ya quedaba avisada en el título. Pero no es peor. De hecho, la repetición como arma nos parece un recurso que en “Alegranza” termina siendo un poco cargante, por mucho que ayude a dejar volar la imaginación en los dos primeros minutos de cada tema. Y no hay nada de eso en “Pop Negro”. Puede que haya otros aspectos muy criticables, pero no esos. Lo que es seguro es que tiene virtudes con las que su predecesor no contaba. El Guincho, que actuará el próximo 17 de febrero en las Fiestas Demoscópicas de Mondosonoro, nos cuenta cómo y por qué ha dado este giro en una animada conversación, en parte grabada en vídeo, para que los que no le conocéis le pongáis cara, y voz. Por cierto, nos autografió un CD de «Pop Negro», que sortearemos la semana que viene.

Estuviste anoche tocando en la fiesta de El Ojo Crítico de Radio 3, donde recibiste el premio principal, ¿qué tal estuvo?

Estuvo guay. Pero fue un poco raro, porque te hacían tocar, salir, daban un premio, volvías a tocar, salir, otro premio, y así. Pero fue divertido, y emocionante, porque un premio de la radio es algo que me mola especialmente. Al haber sido hijo único, la radio era mi instrumento para volar, hasta me imaginaba cómo sería por dentro, quiénes la hacían, esos seres extraordinarios…. ya sabes, el misterio de la radio.

“Pop Negro” está yendo mejor en ventas de lo que fue “Alegranza”.

Sí, sí.

¿Crees que “Alegranza” te dio un terreno de cultivo de fans, que ahora está germinando?

No sé, porque hay mucha gente que es muy fan de “Alegranza”, y este disco los ha pillado descolocados. Creo que con “Pop Negro” he ganado más público nuevo que con el anterior, más joven… te hablo de lo que he visto en mis conciertos por Australia y Estados Unidos, tengo que ver qué ocurre en España. En Estados Unidos con “Alegranza” había mucho pibe, creo que esta vez el público ha sido mayor en general, más de mi edad. Allí tengo un público fuerte, que se interesa de verdad por mi música, que no sólo sigue mis singles, sino que conoce de verdad mis métodos de producción, etc. Estoy muy contento con eso.

¿Qué te comentan los “descolocados”?
“Alegranza” estaba basado en estructuras de música de baile, con mucha repetición, loops pequeños de un segundo o segundo y medio repetidos hasta el infinito. En “Pop Negro” hay estructuras convencionales, por llamarlas de alguna manera, con estrofas, puentes y estribillos. Aunque los timbres son menos convencionales, han sido tratados de forma muy artificial. Por ahí viene el gran giro, lo que provoca el descoloque.


Todas las canciones de “Pop Negro” obedecen a una misma idea, ¿no?

Sí, a una pauta de producción muy determinada que me marqué. Quería construcciones de cierto nivel, complejidad en la mezcla, más que una historia en sí. No estoy cómodo dentro de esa forma “literaria” de entender la música, me parece que la música ya tiene sus propios códigos, que son muy abiertos y los puedes pervertir para hacer lo que quieras sin tener que irte a buscar significados a otra parte.

Supongo que el descoloque lo tendrías previsto.

Sí, porque en “Alegranza” había también un concepto de producción detrás, pero muy diferente, con más hilos que entrelazaban las canciones. Había más pobreza a nivel de bpm (beats por minuto), estructuras mucho más fijas. “Pop Negro” es mucho más sinuoso, puedes encontrar canciones que varían mucho entre sí. Hay más curvas, aunque el concepto de producción purifica el resultado.

Has experimentado más con los silencios.

Sí, fue de lo primero que tuve claro. Al montar el armazón rítmico busqué llevarlo a un segundo nivel, con cosas sincopadas, trucos en los ritmos. Es un cambio de discurso que supera las carencias de “Alegranza”, que era un disco con una energía muy bestia, que amabas u odiabas en la primera escucha. “Pop Negro”, al tener más recovecos, suele ofrecer más posibilidades, más escuchas antes de decidir si te gusta o no.

Cuando “Alegranza” empezó a recibir tantas críticas excelentes, ¿cuál fue tu reacción?

No sé, porque nunca me he fijado en esas cosas. No he tenido tiempo, mientras ocurría no me daba cuenta. Me las iban pasando y tal, pero el shock llegaba cuando entrabas en un local de Tejas y había 200 personas esperando para ver tu concierto. Nunca llegué a leer bien las críticas, echaba un ojo, me comentaban algo los periodistas, y así. Sí que notaba un entusiasmo creciente, pero durante mucho tiempo desconocía su verdadera dimensión.

Supongo que es mejor mantener la distancia…

Sí, sí, y además siempre hay que relativizar mucho la repercusión real. Bisbal no podría tomarse un café aquí y ahora, y yo lo estoy haciendo. Hay que valorarlo en su justo marco, que es un marco minoritario.

¿Te sorprendió ver la bajada de puntos en Pitchfork con “Pop Negro”?

Creo que eso ha beneficiado mucho al disco, viéndolo con perspectiva. Es algo que me ha dicho incluso el público. Pero sé por dónde vienes…

Pues yo no…

Pues hombre, que esa crítica se escribió de esa manera por motivos extramusicales.

¿En serio? ¿Por qué?

Bueno, por cosas… (en ese momento se le nota que piensa que está hablando demasiado y cambia de tema). “Pop Negro” partía de una base referencial  que en Pitchfork desconocen. Hay timbres que no conocen, o que no entran por la ventanita por la que pasan las cosas que a ellos les molan. Y por ese lado, creo que su reacción prestigió mucho el disco. Y de hecho, a nivel de ventas ha ocurrido lo contrario, han sido mucho mejores.

Ahí es cuando uno dice, ¿para qué coño sirven las críticas?

Sí que sirven, pero es que la gente a veces las sitúa ahí arriba, en un lugar extraño y enigmático. Y eso es una tontería. Habrá gente que le gustaba mi anterior disco, que cuando me vea en la portada de Mondosonoro, a lo mejor piensa: “pero ¿por qué está este tío aquí?, si ya no hace lo mismo que en “Alegranza”. Pero creo que como consumidor, pocos son los que dejan de escuchar el grupo que les gusta por una mala crítica. Y nosotros, los músicos, igual. Seguiremos haciendo lo que creemos independientemente de que nos saquen en portadas de revistas.

De todas formas, el tipo que escribió la crítica de “Pop Negro” en Pitchfork, ¿es el mismo que escribió la de “Alegranza”?

Qué va, qué va, ya te digo yo que no.

¿Dónde tienes más fans?

Pues en Australia ha habido días muy buenos, ha habido un seguimiento muy bestia con mi música, y hay gente que me trae demos mías a los conciertos para que se las firme. Creo que allí tengo el público más amplio, y me dan las salas más grandes. En Estados Unidos también está creciendo mucho, veo más gente, y diferente a la de mi anterior gira, como te comentaba antes. En mi última gira, a veces hacía la típica pregunta de “¿quién me ha visto en otro concierto?”, y muy pocos levantaban la mano. En general, tengo mucha suerte con mi público, le gusta hablar de música, de producción, de equipos de grabación… no es aquello de “me hago una foto contigo y me voy”.

En tus primeras entrevistas en grandes medios, te presentaban casi como a un friki de los aparatejos tecnológicos, una imagen que parece que has querido reforzar con la contraportada de “Pop Negro”.

Es una foto de mi amigo Adrià Cañaveras. Habíamos hecho más en la calle, y eran muy bonitas, pero él me dijo: “Mira tío, este no eres tú. Tú estás doce horas ahí dale que te pego con los cacharros, y vamos a retratarte así”. Al principio me molestó un poco que quisiera alimentar esa imagen, pero luego lo pensé mejor, y es que esa es mi verdad. La portada, que es así tipo Carcass, es muy pomposa, refleja que he tenido más presupuesto para grabar y cosas así, pero la contra da el contraste, la imagen de lo que he sido siempre: un tío que graba cosas en su casa.

La portada, ¿tipo Carcass? Me has dejado estupefacto.

Sí, quería ese rollo de las portadas del thrash metal. Mi primo mayor escuchaba Carcass, Cannibal Corpse, Brujería, con portadas con brazos y piernas tirados por ahí, y con diez años me impresionó mucho, y quería recuperarlo, al menos en el estilo visual.

«Las descargas ilegales también quedarán obsoletas, igual que el vinilo o el CD»

Lo de las portadas terminará desapareciendo, ¿o no?

Te refieres a la muerte del formato físico. Que la gente ha dejado de comprar discos es una evidencia, yo no dejo de comprarlos porque me gusta ir a las tiendas, hablar con el tendero, que siempre sabe más que yo. Es algo que me llena, ir cada tarde por Barcelona a buscar un par de discos. Pero lo que está pasando con el formato físico es algo que ocurrirá con las descargas, también será un soporte obsoleto tarde o temprano. La gente se baja 4 gigas y luego realmente escucha sólo el “Zapatillas” de El Canto del Loco, y ese absurdo se ve cada vez más claramente. Nadie sabía que habría algo después del vinilo, pero lo hubo, y así ha venido ocurriendo siempre. Es un cambio obvio, todo muere por muy impensable que parezca.

Y va el vinilo y vuelve a ponerse de moda.

Sí, precisamente por ese hastío de las descargas, del no prestar atención a tantos grupos que te bajas, los más viejunos, entre los cuales me incluyo, rendimos más tributo al formato físico. Yo he sacado dos ediciones de vinilo de “Pop Negro”, una barata, de 9 euros, y otra algo más cara que viene con libreto.

Para terminar, lo del título de “Pop Negro”, ¿por qué?

Estaba con unos amigos en un restaurante de la Barceloneta, y cuando me pasaron la carta me confundí al leer. El primero plato era pulpo, que en catalán es pop, y el segundo era arroz negro. Lo leí de arriba abajo sin querer, y empecé a darle vueltas a la idea. Me gustó pensar en el disco como una recopilación de grandes éxitos de ese estilo imaginario que sería el pop negro.


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