LES FILLES DE ILLIGHADAD: «Las mujeres tuareg somos muy exigentes»

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Lideradas por Fatou Seidi Ghali, las nigerinas (no nigerianas, pues son de Níger) Les Filles de Illighadad traen consigo toda la energía y el ritmo vital del desierto que les ha rodeado toda la vida.

Su propuesta surgió dentro de un mundo musical dominado por hombres para transmitir diferentes tipos de emociones y herencias sonoras a través de sus guitarras, haciendo una suerte de rock entre la vanguardia y la canción folclórica rural, adaptando la antigua tradición de su pueblo nómada.
«Empecé a tocar la guitarra por placer», cuenta Seidi sobre su aprendizaje. «Mi hermano había traído una guitarra que escondía en casa de nuestros padres para un amigo suyo. Cuando no había nadie en casa, yo cogía la guitarra y practicaba escondida en los matorrales. Formamos la «banda» a raíz de la grabación del primer disco. Y cuando nos propusieron venir a Europa para presentar nuestra música en directo, tuve que buscar a otras dos chicas para acompañarme en el proyecto». Lo que el trío está haciendo en realidad es modernizar el «tende», una forma musical que toma el nombre de su elemento de percusión primordial y que es muy popular en Illighadad, un recóndito pueblo cerca de la región Tahoua. «Es un lugar de vida sencilla, donde se vive de forma autosuficiente sin los lujos del primer mundo, construido con casas de barro y habitado por pastores nómadas en su mayoría», cuenta Seidi.

En su comunidad, cuenta Seidi, «la mujer tuareg es un pilar central pues vivimos en un sistema matrilineal. La mujer tiene muchos derechos y está muy respetada. Nos podemos divorciar muy fácilmente y cuando lo hacemos nos otorgan derechos sobre todos los bienes del hogar: el hombre deja la casa sin nada de nada. No existe la igualdad en el mismo sentido que en el sistema occidental porque los papeles del hombre y de la mujer son distintos y complementarios. Pero la mujer tuareg es muy exigente y tiene mucho carácter».

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