El de Daniel Bachman es uno de esos nombres con los que quizá nunca te hayas cruzado en la prensa musical, y que probablemente no han sonado jamás en tu equipo de música.
Pues ya va siendo hora de que bendigas a tu estéreo con uno de sus discos de sonido puro, cristalino y deliciosamente orgánico, y no estaría nada mal empezar por el final…
Sigue leyendo la crítica de Nacho Serrano en Mondosonoro.