Una Joy Eslava abarrotada recibió entusiasmada a los gallegos, que acabaron compartiendo escenario más de la cuenta con sus fans…
Con un poco de retraso, el cuarteto empezó el bolo con una energía pasmosa que consiguió transmitir al público desde que se encendieron las luces y sonaron los instrumentos. A medida que iba avanzando el concierto, el nivel de intensidad y el feedback del público (mayoritariamente joven y variado en cuanto a tribus urbanas se refiere) con el grupo fue decayendo un poco, donde se empezaba a ver grupos de amigos que entablaban conversaciones que podrían ser más interesantes para ellos que el grupo.
Hasta que llegó «Jódete y baila», donde fue tal la fuerza desprendida por la banda que por inercia una gran parte del público se marcó una invasión de escenario, y fue aquí donde empezaron los problemas, pues algunos de los que se subieron no estuvieron muy lúcidos, ya que subieron con copas y cervezas que derramaron a medida que bailaban a base de espasmos en el cableado de los monitores del escenario, lo que provocó un parón de unos 10-15 minutos.
Y aquí se produjo algo de lo más curioso. Ya conocemos la fórmula carminhera de crear títulos de canciones y estribillos adictivos a base de frases hechas («Tú antes molabas», «De vuelta de todo», «Te vas con cualquiera», etc). Pues bien… se ve que a sus fans esto les ha calado tan, tan, tan hondo que aprovechan la mínima…. cuando un técnico salió para anunciar que había que parar por el follón, dijo «es lo que hay» y… qué hizo el público. Pues corear «¡es lo que hay, es lo que hay!» como si fuera el siguiente hit del repertorio. Surrealista eh? Apostamos a que Carlangas lo convertirá en canción algún día…