Para muchos es la banda de la década. Para gustos los colores, por supuesto, pero si nos ceñimos al circuito en el que se mueven, la cosa apenas admite discusión: estos siete tíos (capitaneados por el guitarrista y cantante Stuart Mackenzie, que es quien contesta nuestras preguntas) se han comido con patatas al resto de una escena que se encontraron boyante gracias al big bang aussiedélico desatado por Kevin Parker, y han reverdecido la pasión por descubrir grupos actuales en mucha, mucha gente. Nacido en Melbourne en 2010, el monstruito King Gizzard ha volado cabezas sin misericordia entre los amantes del rock ácido con ocho discos soberbios en cuatro años, con los que ha dado de sí el género imponiendo evidentes destellos de genialidad. El último de ellos es “Nonagon Infinity”, un misil de psicodelia directo a tu hipotálamo.
Es un placer poder daros personalmente las gracias por vuestra música.
Muchas gracias, eso ha sido bonito.
¿Dónde estáis ahora mismo?
Pues en plena gira estadounidense, en alguna parte de Atlanta. Nos lo estamos pasando muy bien y los conciertos están saliendo genial hasta ahora, no nos podemos quejar, la verdad.
Estáis presentando “Nonagon Infinity”, que según parece ha sido vuestra grabación más laboriosa. ¿Cómo fue la construcción inicial del concepto del disco?
Las primeras ideas que manejamos en realidad eran muy vagas al principio, es decir, que el proceso no empezó con las ideas claras precisamente. Al reunirnos, lo primero que estuvimos hablando era que queríamos hacer un disco cuyas canciones tuvieran algún tipo de conexión, pero que no fuera necesariamente a través de loops. Lo que nos propusimos fue hacer un álbum que una vez arrancase, ya no pudiese parar. Que fuera un viaje imparable y continuado de principio a fin. Con el proceso ya en marcha empezamos a dar más y más pasos en esa dirección, llevándolo más y más allá, hasta el punto de que hicimos que la novena canción reconectara con la primera para crear una especie de loop infinito.
Claro, y de ahí el título. Entonces imagino que esta vez llevasteis las canciones completamente terminadas al estudio.
Bueno, hubo algo de espacio para la improvisación y el jam, como siempre, pero en realidad sólo tomamos algunas muestras de todo eso. Las canciones estaban bastante cerradas, porque era muy importante que tuviéramos claro el feeling de las transiciones entre unas y otras.
¿Cómo se desarrolló ese proceso? Es casi una obra de ingeniería…
Sí, tienes razón, porque sin duda este disco ha sido el más difícil de nuestra carrera. Ha sido divertidísimo, por supuesto, pero también nos ha generado bastante frustración en algunos momentos. A veces parecía que el desafío nos superaba, que nos estábamos volviendo locos. Sobre todo comparado con “Paper Mâché Dream Balloon”, que fue la experiencia más disfrutable y relajada de nuestra vida.
Precisamente te iba a preguntar por eso. He leído que estabais grabando “Nonagon Infinity”, pero se estaba complicando tanto que decidisteis parar y hacer otra cosa, y de ahí salió “Paper Mâché Dream Balloon”.
Sí, así es. Hasta ese momento teníamos versiones muy tempranas de “Gamma Knife”, “Mr. Beat” y “Evil Death Roll”, que en realidad creíamos que iban a ser las definitivas. Pero empezamos a darles vueltas durante semanas, y un día nos dimos cuenta de que necesitábamos apartarnos un momento, que las canciones necesitaban ser tratadas con amor, y no como una obsesión. Dejamos el proyecto aparcado y nos pusimos con “Paper Mâché Dream Balloon”, que fue un disco tan diferente precisamente por eso, porque fue deliberado el hacer algo completamente alejado de “Nonagon Infinity”, para oxigenarnos. Pero curiosamente, a pesar de eso tuvimos que tener cierto cuidado para no mezclar ideas.
Tengo que decirte que los videoclips de “Gamma Knife” y “People Vultures” han gustado mucho por aquí. ¿Cómo demonios se os ocurrieron esas ideas tan bizarras?
Pues en realidad el mérito no es nuestro, las ideas fueron de Jason Galea, que es un artista visual de Melbourne muy amigo nuestro, y del director británico Danny Cohen. Con Jason hemos trabajado muchas veces, se ha encargado de la parte visual y artística de todos nuestros discos, y es casi un miembro más del grupo.
Este nuevo disco conecta con la cara A de “I’m in your mind fuzz”, que también sigue el patrón del loop y las canciones enlazadas. ¿Llevar más allá aquella idea significa que disfrutaste con las reacciones que generó?
Absolutamente, sí. Descubrí que hay una psicología muy interesante en todo lo relacionado con las estructuras repetitivas y las reacciones del público en los conciertos. La verdad es que es fascinante verlo desde el escenario. En realidad todas las reacciones del público son increíbles, por supuesto, pero ese elemento fundamental de la música, el trance repetitivo, es definitivamente un instrumento interesantísimo en directo.
La verdad es que cuando os descubrí pensé que me había encontrado con un grupo que sabía de qué va esto de la psicodelia en realidad, de su significado original (el término está formado a partir de las palabras griegas psychē, “alma”, y dēloun “manifestación”). Traducido a la música, jamás podría tratarse de un sonido determinado o un enfoque técnico.
Sí… eso tiene mucho sentido para mí. Creo que la forma en que nos acercamos a la música, a la creación, se basa en la exploración. Y siempre que exploras algo, te sumes en un estado introspectivo que te permite conocerte a ti mismo más a fondo. Si estás buscando algo, da igual la dirección que hayan tomado otros antes, tú quieres tomar la tuya, como una expresión de tu propia personalidad.
¿Cómo fueron vuestros primeros ensayos? ¿Tuvisteis buenas sensaciones desde el principio?
En realidad, cuando la banda se formó era radicalmente diferente a lo que es ahora. Era más un proyecto de free-form jazz. Las canciones eran muy simples, con estructuras que dieran mucha libertad para moverse sobre ellas. Cuando actuábamos en público podía volverse muy triposo, te lo aseguro ¡jaja! Cómo pasamos de eso a lo que ahora es King Gizzard, es algo que ha ocurrido casi sin nuestro control. No fue un grupo en el que coges a cuatro amigos y lo montas, sino que fue un puro accidente. Así que no hubo ningún momento especial de esos en los que dices: “esto va a funcionar”. Simplemente pasó.
¿Hasta qué punto os valéis de experiencias alucinógenas para crear? Canciones como “Lonely Steel Sheet Flyer” (del maravilloso álbum “Quarters!”) no pueden surgir así como así…
¡Jajaja! Gracias. A ver, no se trata necesariamente de eso. Yo lo que busco es explorar diferentes rincones de mi mente a la hora de crear. Y bueno, es cierto que para llegar a algunos de esos rincones se necesitan algunas sustancias. Ese enfoque puede servir para canciones como esa, que te salen sólo una vez en la vida.
Estáis entre los grupos más currantes del planeta, sin duda. Sale una media de disco cada seis meses. ¿Creéis que podréis mantener este ritmo a partir de ahora? Creo que os espera un relativo salto de popularidad.
Acabamos de terminar “Nonagon Infinity”, y la verdad, creo casi con toda seguridad que no haremos ningún otro disco este año. Y es por lo que comentábamos antes. Ha sido un disco tan complicado de hacer, que ha exigido tanto tiempo y esfuerzo… Más del que hayamos empleado en cualquier otro disco con diferencia, así que vamos a bajar el ritmo una temporada. Como podrás suponer, sí que tenemos ciertas ideas para futuros discos rondando nuestras cabezas, pero están en un estado muy primigenio aún, y no tenemos pensado llevarlas adelante en el futuro cercano de forma oficial. Eso sí, en 2017 publicaremos al menos dos discos.
Estupendo. También os lo preguntaba porque imagino que esta gira será algo más larga que las anteriores, ¿no? Y oye, ¿por qué no venís a España? Me resulta increíble que ningún promotor se haya interesado todavía…
Tío, no puedo esperar más para ir a España. Todos en el grupo tenemos unas ganas enormes de ir. He estado allí varias veces, pero nunca tocando.
¿Sí? ¿Dónde?
Estuve de vacaciones, viajando por varias ciudades. Me gustó especialmente Barcelona, siempre estábamos por ahí de juerga. Pero como te digo, no puedo esperar más para tocar allí. Todos los grupos australianos que conozco y que han tocado en vuestro país me han dicho que es uno de los sitios más ridículamente alucinantes donde se pueda tocar. Y sé que tenéis una escena de garaje y psicodelia estupenda ahora mismo.
De hecho, tu compañero Joe Walker (guitarra, voz) ha mezclado el nuevo EP de una banda madrileña, Baywaves.
Sí, sí, lo sé. Está muy bien. Creo que Joe hizo un buen trabajo.
Tame Impala ha tenido una influencia notable en la escena psicodélica española. ¿A vosotros os abrieron perspectivas, de alguna manera?
Oh sí. Lo que han sido capaces de hacer, de crear, es cien por cien inspirador para nosotros. Porque además lo hicieron de un modo muy personal, sin necesidad de grandes ingenierías de estudio, de una forma bastante casera y artesanal. Eso es lo que queríamos hacer nosotros. Todos sus miembros son personas increíbles, te lo puedo asegurar. Gente muy creativa y simpática.
Estoy de acuerdo, al menos en lo que toca a Kevin Parker, con quien he podido hablar en par de ocasiones. Incluso le manifesté mi decepción con “Currents”, y no se lo tomó mal. ¿A ti te gustó?
Bueno, es con el que menos conecto, por el estilo. Pero creo que hay buenas canciones en el disco, sin ninguna duda.
Vuestro sonido también me pareció algo deudor de los Oh Sees, ¿me equivoco?
No, claro que no. Ellos también han sido muy inspiradores para nosotros, y para muchísimas bandas en los últimos años. Es genial que le guste nuestra banda, y de hecho sacamos los discos “I’m in your mind fuzz” y “Quarters!” con su compañía discográfica, Castle Face Records.
Tengo entendido que no os gustan demasiado los grandes festivales al aire libre.
Bueno, es algo a lo que nos vamos acostumbrando, pero es cierto. No nos gustan demasiado, preferimos estar entre cuatro paredes. Como intérprete es mucho mejor a la hora de retener la atención de la audiencia, de crear una atmósfera que puedas controlar, y por supuesto está la cercanía. Para nosotros, es mucho más natural trabajar de esta manera. Lo vemos natural para el rock’n’roll, lo de estar entre cuatro paredes. Te sientes más como una banda cuando tocas en una sala. Además, al aire libre a veces el viento puede ser un coñazo, he tenido algún problemilla con mi pelo ¡jaja!
Y lo de estar de gira, ¿cómo lo lleváis? Cuánto hay de diversión y cuánto de obligación?
Pues al margen del tiempo que estamos tocando en el escenario, casi todo es obligación. Por supuesto que tenemos muy buenos ratos conociendo nuevos lugares y nuevas personas, pero los viajes interminables en furgoneta, las esperas en los aeropuertos y en las estaciones de tren… eso es un verdadero coñazo, pero nos vamos acostumbrando.
He leído que te has propuesto aprender un instrumento nuevo por año. ¿Cómo va el desafío?
Muy bien, ¡jaja! Ahora mismo estoy con la zurna, que es un instrumento turco de viento, parecido a un oboe, y experimentando con guitarras modificadas por un amigo mío, con las que se pueden sacar más notas gracias a los cambios que le hace al diapasón.
¿Cuál es la última banda que te ha volado la cabeza? Ya sea antigua o actual…
Una con la que estuvimos compartiendo escenario en varias fechas el año pasado, Mild High Club. Es una banda realmente fantástica, y ellos son muy buena gente, son de Los Angeles aunque creo que las mayoría nacieron en Chicago. Hacen una extraña mezcla de jazz oscuro, R&B y rock psicodélico, que a mí personalmente me parece una pasada.
¿Y a qué banda clásica te gustaría reunir? O resucitar, claro…
Oh, esa sí que es difícil. Mmm… Sin duda sería alguna de los sesenta. Podría estar una semana pensándolo, pero como tengo que decidir uno, creo que me decantaría por Captain Beefheart.
¡Uy! Apostaba por Frank Zappa & The Mothers of Invention.
También, por supuesto, me alucinan. Podrían ser tantos…
¿Cómo es vuestra vida al margen de la banda? ¿Descanso, familia y amigos?
Hay algunos miembros del grupo que hacen música con otros proyectos. Pero al margen de eso, básicamente es lo que dices, las novias, salir por ahí, ver a nuestros padres, todo eso. Y estar con nuestros perros y nuestros gatos. La verdad es que al estar más ocupados con la banda, cada vez necesitamos más lo de ser personales normales, ¡jaja!
Sabía que erais gente animal-friendly, lo sabía.
¡Jajaja! Sí, el de los perros es Cook (Cook Craig, guitarra y bajo), yo tengo dos gatos. Joder, es que la conexión animal diaria es de las cosas más sinceras que pueda haber. Siempre te ponen en tu sitio.
DISCOS A GO-GO
El Rey Gizzard y el Mago Lizard forman un pareja de lo más fértil, y a veces casi no da tiempo a asimilar un álbum cuando ya están lanzando el siguiente. Por eso, un repaso a su discografía se antoja de lo más pertinente.
Los singles “Hey there / Ants & Bats” y “Sleep / “Summer” son las primeras referencias del grupo (en las que ya ensayan con estructuras repetitivas), publicadas en 2010 y 2011 respectivamente. También en 2011 lanzan su primer EP “Anglesea”, que ya va sonando más al estilo Oh See, con esos aullidos psicóticos. Curiosamente, aquí se encuentra uno de sus temas más pop, “Good to me”.
El frenetismo más loco empieza a asomar en el estilo del grupo desde el primer tema, “Danger”, y hay otros hitazos potentísimos como “Crookedile” o “Dead Beat”, aunque dejan caer otra joyita pop, “Black Tooth”.
Quizá sea su trabajo más pop por las melodías vocales, pero eso no es óbice para que empiecen a sonar más duros y compactos, y además las ideas parecen estar más claras y definidas. A destacar “Muckraker”, “Nein”, “Uh Oh, I called Mum”, “Footy Footy” y el creciente protagonismo de las armónicas.
El primer álbum claramente conceptual de Suart y los suyos, con una inspiración “western” en la que abundan evocadores speeches a cargo de Broderick Smith, el padre de uno de los miembros del grupo, el armonicista y teclista Ambrosse Kenny Smith.
· Float Along. Fill Your Lungs (2013)
Aquí aparecen sus primeras travesuras con instrumentos exóticos como el sitar, pero lo más reseñable es el mando que empieza a tomar el bajo a la hora de dirigir los temas, que pronto se convertiría en seña de identidad. El primer tema dura 16 minutacos.
Su primera gran obra maestra, con deliciosos pasajes de introspección y excentricidad. Les dio el primer gran impulso de popularidad, y es un trabajo clave para entender su trayectoria.
· I’m in Your Mind Fuzz (2014)
Infeccioso y lleno de groove y endemoniados loops en su mayor parte, aunque según avanza va concediendo espléndidos momentos de lisergia contemplativa. Fue el disco que los catapultó a la estratosfera del rock ácido del siglo XXI.
Cuatro canciones de 10’10’’ cada una. Los mejores 40 minutos y cuarenta segundos para tus noches, tardes y mañanas de setas. Como anécdota, fuer nominado a mejor disco de jazz en los ARIA Awards australianos.
· Paper Mâché Dream Balloon (2015)
Stuart deja bien claras las circunstancias que rodearon a la grabación de este álbum preciosista, onírico y liderado por su flauta. Es su mayor rareza al ser eminentemente acústico.
Tal y como habréis leído ya, el proceso creativo de este disco ha sido el más duro hasta la fecha para el septeto de Melbourne. Se trata del álbum más complejo, pero sin duda el más adictivo y redondo. Otra masterpiece, sin duda.
ENTREVISTA PUBLICADA POR NACHO SERRANO EN RUTA66