Cantaba Ian Anderson a propósito de Ray Lomas, que era “demasiado viejo para el rock´n´roll: demasiado joven para morir!”. Con este emblemático disco mediante, discernía sobre cómo la popularidad de un estilo musical podía perderse ante cualquier otra nueva moda, pero que, si uno insistía, podría volver a renacer. Uno de los exponentes de esta máxima es el MontgoRockFest. A los pies del macizo calizo Montgó, se celebró el pasado fin de semana el festival rockero referente del mediterráneo presentado un cartel repleto de historia pasada y presente y por qué no, aún futura de nuestro rock nacional.
Con petate al hombro y cientos de kilómetros por delante, el viernes pusimos rumbo a Xàbia. Nos esperaban a primera hora los quinceañeros Donant La Nota, amenizando la apertura de puertas y entonando la inauguración de la cuarta edición del festival. Con dos escenarios, tres barras, y decenas de puestos de merchand y fastfood de todo tipo de estilos, nos hacía intuir que iban a ser dos noches para recordar.
Gran Quivira salían a escena aún con el calor apretando. Su estilo sureño encajaba a la perfección con los grados del recinto. Aún éramos escasos los presentes, pero con la entrega de la banda sobró para pulir a un público aún escaso.
Mientras aún resonaban lo últimas notas mientras desmontaban equipo, hacía aparición La M.O.D.A. en el escenario opuesto. Los burgaleses abanderados por su música trovada y la acerba voz de David estremecieron a los asistentes con temas como “Miles Davis” o “Hay un fuego”.
Una de las cosas que ha maravillado a todos los medios por igual, ha sido la calidad del sonido en sendos escenarios y la puntualidad de los espectáculos. No ha habido tiempos muertos mayúsculos. Los Itchy Poopzkid, expeditivos y exiguos en el contubernio con el aforo, ajustaron su método al síntoma.
Tras ellos le esperaba un Loquillo expectante y musculoso, al que el relevo generacional aún no le ha solicitado permiso.
Los Perros del Boogie, L.A. y Sexy Zebras cerraban las últimas actuaciones de la primera noche. Tres estilos de rock dispares, desde tintes setentero y vocinglero de los Perros al rembrandtismo velado de LA. La base rítmica con acentos agógicos intermediando con riffs laberínticos hicieron el escenario minúsculo para los putoszsexyebras. Impulsivos, corporales y somáticos. Pura eclosión energética.
El sábado volvíamos a las altas temperaturas, esta vez con el recinto algo más concurrido desde la apertura. Los Trading Licks hacían lo propio y calentaban válvulas. La banda recién formada por exbarricadas y exLilith, Miss Octubre hacían vibrar el nervio sucio de la edición con su rock urbano.
Del diletante Muchachito poco podemos apuntar que no disuelva dudas acerca de su agudeza para crear melodías de éxito. Su “Tiré” o “Ojalá No Te Hubiera Conocido Nunca”, siguieron sonando después de finalizar su concierto.
Era el turno de un solitario Rubén Pozo al que ataviado de acústica y armónica fue dilatando su liderazgo escénico.
Antitético quedaba pues Quique González, que esta vez se hizo acompañar de los Detectives.
Tras la eclosión del Sr. González entre sus mejores éxitos, el trío formado por Arizona Baby hacían sonar su jingle de apertura. Estos barbudos de estilo tejano suenan tan directos y expansivos en cada actuación que aún para los pocos bisoños que los desconocían quedaron trémulos al oír su desparpajo escénico.
La fusión de La Pulquería, los undergrounds Kitai y el puro estilo clásico de Los Zigarros serían los encargados, en ese orden, de finiquitar un festival que ya está preparando su quinta edición.
Nuestro apóstol de cabecera Ian Anderson cerraba en su tema “No, nunca serás demasiado viejo para el Rock´n´roll si eres demasiado joven para morir”.