Era la víspera de la noche de todos los muertos y nos reunimos para una cita ineludible que hacía tiempo que teníamos en la hoja de los deberes no cumplidos, The Phantom Keys volvían a la capital y esta vez no se nos iban a escapar. Hace unos años, cuando les oímos por primera vez, recuerdo que coincidimos en que estos tíos sí que tenían lo necesario para satisfacer nuestras ansias de R&B ácido al más puro estilo sixties made in la Península.
Con una habilidad deliciosa el guitarrista principal y líder en la sombra aporta esas líneas maestras para que los demás se luzcan: la rítmica jugueteando con su mástil, el bajo sutil y preciso, el batería dando los acentos donde debe y marcando los ritmos sin tregua y sin fallo, y el cantante disfrutando entre sonrisas diabólicas porque sabe que los que están con él son la hostia.
Más de 10 años llevan dejando el listón muy alto y con un repertorio exquisito los Phantom no te dejan respirar entre tema y tema, pildorazo por aquí…1,2,3 y otra pildorazo por allá, así es cómo montan la fiesta. Porque eso fue lo es, nos congregamos pocos en El Intruso y muchos se arrepentirán de no haber asistido si les cuentan lo bueno que fue el bolo. Por poner alguna pega decir que echamos de menos algún tema en castellano o en galego, pero qué se le va hacer, no todos nos van a contentar con nuestras locas peticiones a mitad de concierto.
King Jartur & His Lords habían abierto la velada una hora antes para presentar su nuevo disco «Ah, de la almena», pero lo cierto es que llegamos tarde y apenas pudimos disfrutar del fratrock que dicen suele generar buenos pogos a base de surf y el mejor beat. Otra vez será, siempre estaremos dispuestos a reuniones como ésta para hacer un pause en nuestras cabezas y disfrutar de las mejores bandas nacionales, y más todavía si sabes que por momentos parece que estés ante los mismos Seeds o los Pretthy Things. ¡Ole por los Phantom Keys!