Sello: Rock CD
7 / 10
Con su segundo elepé bajo el brazo, los navarros Tracción añaden dosis de mala sangre y harcore rabioso a una escena rockera que goza de buena salud en el norte de nuestro país. Tomando el relevo a sus paisanos Koma (ahora que Brigi Duke anda embarcado en nuevas aventuras junto a Enrique Villareal “El Drogas”), se marcan un disco rabioso de pura caña metalera con enunciado explícito.
Tras los pasos de los Barricada más ásperos de mediados de los noventa viene este cuarteto de Iruña con energías renovadas. “Tras el apagón” que sufrimos en estos momentos, por culpa de una crisis caníbal que nos devora y de unos políticos corruptos que arramplan hasta con el agua de los floreros, estos muchachos nos golpean con “El muro de llanto” en una siniestra conexión Palestina-Spañistan. Las víctimas se convirtieron en verdugos y como muy bien nos recordaba el genial Roger Waters en su obra maestra “Amused to death”: “Los alemanes mataron a los judíos, los judíos mataron a los árabes, y estos a los rehenes. Y esas son las noticias…”.Después de tanta sangre derramada, solo nos queda la desolación. Solo nos queda el llanto. Pero aquí no hay un atisbo de sinfonismo y sí toneladas de indignación, embotelladas a granel. Condenados a la extinción, con ganas de hacer saltar todo por los aires, “Rotos y quemados” se muestran estos chicos, proyectando la cacareada marca país en un abrasivo fresco sonoro.
Iban, Alfonso y compañía no dejan títere con cabeza, clamando contra el nuevo orden mundial en “N.O.M”, contra el consumismo que nos ha llevado a la decadencia en “Jódete” o contra la mafia financiera que gobierna nuestras vidas en la afilada “Dinero”. Pink Floyd ya lo denunciaron en la “Cara Oculta de la Luna” pero con otro tempo, y más sarcasmo (y poesía sonora a raudales). Obús y Ángeles del Infierno escarbaron en la herida a principios de los ochenta desde la perspectiva del heavy-rock sin concesiones y nuestros protagonistas cierran (por ahora) el círculo de la infamia: ese dios todopoderoso, con forma de billete verde, que compra voluntades y moldea vidas. Nietos de una civilización enferma, los Tracción se marcan su particular Intifada de canciones-pedrada contra todo lo sucio y podrido que nos rodea.
Si en su primera entrega “Virgen de las Tinieblas” ya se paladeaba el claroscuro de la amargura, ahora redoblan la apuesta y suben el listón. ‘Corruptos con ansia de poder’ y un paisaje desolador es lo que se aprecia en este plástico de indómitos guitarreos y fiera protesta. En el capítulo a mejorar, quizás falte un poco de pausa y un mucho de dicción, eclipsados en “Ladridos” del metal más agrio y hardcore brutal, por derecho propio Y al final, solo cabe bajar la cabeza y pasar por el aro de lo políticamente establecido y de los convencionalismos más hipócritas. “Pasa por la iglesia” y blanquea tu conciencia, pagando el estipendio, claro está, nos escupen a modo de advertencia en la penúltima composición, cruel epílogo de un “Caminar” errado. “Carne” para la picadora, como anticipó el profeta Evaristo (el rey de la baraja) desde Salvatierra. Solo nos queda añadir: Amén.