THE SHEEPDOGS: «Apretamos los dientes deseando tener públicos como el del Azkena»

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sheepdogsEste verano se confirmó el nuevo «hype» en el nuevo boogie-rock -categoría inaugurada en este género por los Black Keys, con quienes por cierto, ya han grabado−. Fue en el Festival Azkena de Vitoria, donde The Sheepdogs cuajaron una espectacular actuación que fue muy celebrada por un público rockista, que se percató de una pequeña zancadilla que les tendieron Smashing Pumpkins, supuestamente el gran atractivo de la noche. «Pues la verdad es que no sé si se comieron parte de nuestro horario, pero sí es verdad que salimos al escenario realmente tarde», recuerda Ewan Currie, voz y guitarra de la banda. «Estábamos agotados por el jet-lag, eran horas intempestivas y no teníamos ni idea de qué nos íbamos a encontrar. Aquella multitud de 10.000 pendencieros nos devolvió toda la energía que nos faltaba. Fue de los conciertos más memorables de nuestra carrera, hablamos mucho sobre ello».

The Sheepdogs se formaron en 2006 en Saskatoon, un pueblo de la región canadiense de Saskatchewan, «muy aislado, en medio de la nada, muy lejos de grandes ciudades como Toronto o Vancouver», cuenta Currie, y hasta ahora tienen una excelente discografía de 4 álbumes coronada por «The Sheepdogs», última entrega que nos presentan esta semana en Barcelona (día 2, sala Bikini), Madrid (día 3, sala El Sol), Bilbao (día 4) y Gijón (sala Acapulco). COMPRAR ENTRADAS

Hablando de festivales, ¿no preferís las salas, donde todo está bajo vuestro control?

Las dos cosas están bien. Las salas te dan esa concentración de energía en un área pequeña, que se hace tan eléctrica. Pero en los festivales hay una épica especial, y mola tocar para gente tan variada. Me gusta la variedad, así que ambos hábitats me gustan.

¿Cómo fue formar una banda como The Sheepdogs en un lugar como Saskatoon?

Trabajamos durante varios años en un sótano del pueblo, y poco a poco empezamos a recorrer Canadá en nuestra furgoneta para dar conciertos aquí y allá. Al principio fue bastante difícil, por las enormes distancias que hay entre ciudad y ciudad, normalmente unas 8 horas de carretera.

¿Qué es lo que os mueve para hacer música?

Otra música. Cualquier cosa que nos emocione. Escuchamos muchísimos estilos de música, la mayoría de cosas son bastante viejas… creo que de alguna manera es lo que mejor llega hasta nuestros cerebros.

Se nota una gran influencia de Black Keys en el tema «Feeling Good»…

Definitivamente, hay un parecido. Riffs de blues con un beat glam.

Ya lleváis unos añitos haciendo vida en carretera. ¿Os resulta fácil ahora?

Creo que nadie puede llegar a acostumbrarse a eso. Ya sea viajando en furgoneta, en autobús o en avión, siempre hay inconvenientes en el hecho de estar viajando continuamente. Hay que aguantar mucho, y apretar los dientes para que al subir al escenario haya una audiencia como la que tuvimos en Azkena. Eso es lo único que hace que todo merezca la pena. Estoy deseando volver a ese festival, te lo juro.

Y al volver a casa, ¿intentáis desconectar un poco de la música?

En cuanto llego a casa le doy al play en mi tocadiscos. Además, cuando vuelvo de una gira normalmente traigo uno o dos discos que he comprado en la gira, y que estoy deseando escuchar tranquilamente. Estoy completamente inmerso en la música, a todas horas todos los días. No me veo siendo de otra manera.

¿Qué es lo que más se escucha en tu tocadiscos?

60s/70s Rock, Soul de los 50s y 60s, y Latin Boogaloo de los primeros sesenta son mis estilos favoritos. Pero picoteo de aquí y de allá: country, blues, hip hop de principios de los 90, etc.

Habéis alcanzado logros importantes, como ser portada de Rolling Stone por votación popular. ¿En qué momento os parasteis a pensar que os estabais haciendo famosos?

Conocer a John Fogerty fue de lo más bizarro. He pasado tantas horas de mi vida escuchándole… es un héroe absoluto para mí. No sólo conocerle, sino también ser su telonero, es una experiencia que guardo como un tesoro. De todas formas no creo que seamos famosos. Somos una celebridad canadiense de segunda, lo cual es poca cosa…

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