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Entrevista con MARK KNOPFLER: «Nunca me he escondido en ninguna parte»

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mark-knopflerÉl es uno de esos tipos que ya lo ha visto todo en esto del rock, y que podría retirarse a vivir una vida tranquila en una casa de campo donde componer para sí mismo, o al menos pegarse temporadas sabáticas cuasiindefinidas como su colega de generación David Bowie. No tiene nada que demostrar, en resumen. Ni probablemente dará ya grandes saltos evolutivos en su carrera. Pero Mark Knopfler es también uno de esos tipos que llevan este oficio en las venas.
«La verdad es que me sorprende cuán fructífera está siendo mi creatividad últimamente», confiesa este caballero entre los guitarristas. «Quizá sea porque me hago mayor, y en esta edad tengo menos distracciones que cuando era joven. Por ejemplo, antes, cuando iba de gira, me resultaba prácticamente imposible componer algo. Ahora encuentro cualquier momento para hacerlo. Es como si ahora tuviera más tiempo, no lo sé… Y por supuesto, los ordenadores portátiles ayudan mucho. Ahora no tengo que estar malgastando toneladas de papel, llenos de tachones y anotaciones. Ahora todo eso es más fácil».

Mark+KnopflerAsí es como nacieron algunos fragmentos de su último trabajo, «Privateering», su tercer disco en cinco años. «Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que estoy hecho a medida para la vida en carretera, y por eso ahora componer y girar son casi una misma cosa para mí. De hecho, creo que podría ayudar a escribir un libro sobre cómo sobrevivir en la carretera: cómo gestionar las emociones, cómo emplear tu tiempo, qué hacer a  lo largo del día para estar en plena forma en el momento de subir al escenario… Sobre todo, cómo cuidarse a uno mismo si tienes un día libre. Tienes que tomarte la gira como una supervivencia, si no, puede acabar haciéndote mucho daño y convertirse en tu peor pesadilla».

La casa de campo seguro que la tiene, y también es muy probable que allí exorcice todos esos pequeños demonios que van subiéndose al autobús de gira en cada parada. Pero Knopfler ha sido, es y será un currante de la música hasta el día que su mano no le responda. «Tocar en directo siempre ha sido una cosa muy importante para mí, es una parte importante del círculo en este oficio. Y yo creo que cuando la gente va a verme, sabe que estoy ahí porque quiero estar ahí. No he desaparecido para esconderme en niguna parte. Saben que aún estoy interesado en todo esto. La motivación es importantísima para seguir tocando para los fans de todo el mundo. Sobre todo, hay que encontrar la manera de que cada nueva actuación sea algo refrescante, diferente. Hay que encontrar la manera de que se transmita espontaneidad, de otra manera actuar se convierte en algo monótono que termina aburriéndote a ti mismo. Es fundamental mantener cierta química con el público, estar en su misma frecuencia».

Cuando eres un artista de gran éxito que ha subido, ha bajado y ha vuelto a subir para quedarse en una posición de cierta comodidad,  no hay duda de que eso que llaman sabiduría se colma de ecuaciones resueltas. Pero según Knopfler, hay que tratar de olvidarse de todo y «volver a sacar al niño que todos llevamos dentro». La inocencia, pues, sería uno de los factores a desenterrar por los veteranos. «Me convenció de esa idea una escritora muy buena que se llama Edna O’Brien. Según ella, la inocencia lo es todo. Más importante que las cosas que aprendes a lo largo del tiempo. Ella cree, y estoy bastante de acuerdo con su opinión, que recordar y revivir las cosas que te estimularon cuando empezaste en un oficio, cuando eras un novato, te infla de energía otra vez. Por ejemplo, yo ahora me detengo delante de las tiendas de guitarras, e intento revivir aquellos momentos en los que era un crío y soñaba con poder comprarme una».

Ese niño se convirtió años después en uno de los guitarristas más admirados de todos los tiempos, ocupando  los primeros puestos cientos de listas elaboradas desde los años ochenta. Pero como todo hijo de vecino, el ahora guitar hero tuvo unos duros comienzos con su instrumento de seis cuerdas. «Cuando pude tener una guitarra eléctrica, resultó que no tenía amplificador, así que empecé a tomar prestadas las guitarras acústicas de algunos amigos. Poco a poco fui conciendo a varios músicos, con los que empecé a tocar en clubes de folk. Tocando folk fue como aprendí realmente a manejar los dedos, pero… en realidad yo quería tocar rock’n’roll, así que estaba en una especie de dilema», relata el autor de «Money for nothing»..Mark Knopfler

Y entonces llegó el blues. «Sí, cuando comencé a introducirme en el blues en todas sus vertientes, fue cuando me di cuenta de que durante el proceso estaba empezando a desarrollar lo que se podría llamar un estilo propio. También me di cuenta de que el estilo, en realidad no es nada más que algo que surge imitando a otros. Cuando tocas la música de otros cien veces, de repente empiezan a asomar detalles que son tuyos, y que te definen como guitarrista. Es lo que hace que luego venga la gente y te diga: «Oh, sí, siempre te reconozco cuando eres tú el que toca la guitarra». Es algo muy reconocible, pero casi imposible de definir».

Efectivamente, cuando Mark Knopfler toca hay algo que te dice que es él y no otro quien maneja la guitarra. Pero hay algo más: los hits. El escocés tiene al menos una docena de canciones de éxito planetario, joyas de la composición rock modeladas para penetrar en el subconsciente colectivo. «Cuando haces una canción -explica Knopfler-, y ésta consigue desarrollar su vida propia, se convierte en cosas que jamás imaginarías. Pasan a ser algo con lo que la gente convive, hace su comida, conduce, hace el amor, ríe, baila. Lo que sea, pero viven con ella. Les reconforta después de un día duro de trabajo, les ayuda a pasar un mal trago… Y todo eso te hace sentir muy afortunado. Afortunado por poder contribuir de alguna manera a la felicidad de la gente. Dios, todavía recuerdo una vez en que un hombre se me acercó y me dijo que había pensado en el suicidio, pero después de verme en un concierto decidió que tenía que luchar».

Aunque ya no sea en pequeños clubes sino en estadios y plazas de toros, Knopfler ha vuelto a ese origen de intérprete folk con sus últimos discos, especialmente con el último, «Privateering», que ayer presentó en Barcelona y esta noche en Las Ventas (22:00h.). «Todo lo celta me resulta muy natural», explica el de Glasgow. «Está claro que lo llevo en las venas desde que soy muy pequeño, ya que escuchaba ese tipo de música casi todo el tiempo. También cuando vivía en Newcastle, donde hay una fuerte conexión escocesa. Creo que empecé a cantar las canciones que oía en la radio cuando tenía sólo dos años».  Ahora, a sus 61 años, sigue haciéndolo con las mismas ganas, a la vez que toca una de sus setenta guitarras. Porque, sí. Aquel crío delante de un escaparate sí lo consiguió. Vaya si lo consiguió.

PUBLICADO EN ABC

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