Sello: Edel
8/10
Tras ocho años de silencio discográfico, en los que han protagonizado varias giras y algún que otro recopilatorio de la época gloriosa, el quinteto británico vuelve a la carga con su décimo noveno elepé de estudio, un plástico muy elaborado (su mejor disco en década y media) que seguro deleitará a la numerosa parroquia de fans del grupo a lo largo y ancho del mundo entero.
Deep Purple es una de esas sagas imprescindibles para entender esto del ROCK. También son un icono amortizado desde hace tiempo, que regaló sus mejores trabajos en las décadas de los setenta y los ochenta. Viejunos y con el colmillo afilado, tras ocho largos años de silencio desde su anterior trabajo “Rapture of the Deep”, vuelven con renovadas energías, preguntándose “Ahora qué?!”, subrayado con signos de interrogación y exclamación (de admiración diría yo). Quizás como homenaje a otros artistas que trascendieron en la cultura popular como el actor Vicent Price distinguido en la canción homónima que cierra el trasiego, con una expresa declaración de intenciones, la bellísima “All the time in the word”. A saber, un trabajo hecho con todo el tiempo del mundo, cultivado en barrica, como el mejor Whisky escocés. Dedican por encima de todo este cuidado álbum a Jon Lord, su teclista legendario, fallecido el año pasado de cáncer pulmonar, si bien llevaba desvinculado de la banda desde 2003.
Producidos en esta ocasión por el no menos legendario Bob Ezrin (Pink Floyd, Alice Cooper, Lou Reed…) suman once nuevas tonadas a su extenso repertorio, entre las que destacan “A simple song”, “Weirdistan”, “Out of hand”, “Hell to pay”, en línea de lo que venían realizando en sus últimas entregas, y “Above and beyond”, “Aprés Vous”… que sobresalen por lo pulcro de los arreglos y por esos fraseos de órgano de Don Airey donde imparte cátedra de buen gusto musical y certera ejecución armónica. En ese sentido es paradigmática la semi-balada “Blood from the stone” con unos paisajes atmosféricos que nos recuerdan mucho a Led Zeppelin, compañeros de fatigas y mitos de antaño (y hogaño). Incluso hay incursiones en el rock progresivo / sinfónico de la mano de “Uncommon Man”. Los fans Purplelianos de toda la vida se relamerán con estos ejercicios de virtuosismo en un disco que si alguna sensación deja es ‘esto ya lo había visto y oído antes’, con pinceladas dispersas de muchos fragmentos de su prolífica y gozosa discografía. Lo dicho, los nuevos oyentes, los más jóvenes, podrán tomar contacto con una leyenda como la copa de un pino y los más veteranos, saborear el añejo licor de los viejos y añorados tiempos del Grand Rock !!