Desde que empezó a dar la (buena) nota en solitario hace un lustro, Jairo Zavala no ha tenido un solo altibajo. Venía de tocar con Vacazul y 3000 hombres, cuando logró que Calexico se implicara en su debut epónimo de 2008, dando un primer paso de gigante. A partir de ahí se diría que ha mantenido una trayectoria levemente ascendente pero imparable, continuada con el fenomenal “Nubes de Papel” (2010) y ahora con otro nuevo trabajo que muestra a un artista cada vez más expansivo, “La Increíble Historia de un Hombre Bueno”. Un disco que gana en matices, colores y jugadas arriesgadas, con resultados sorprendentes. Al final de esta entrevista, por cierto, verás el sorteo con el que podrás hacerte con una copia firmada por él mismo.
Tengo que reconocer que la percusión electrónica con la que arranca el disco, fue un susto en toda regla.
¿Sí? Bueno, hay electrónica sí, pero siempre con una mirada hacia atrás. No es un “moderneo” ni nada parecido, más bien al estilo de órganos clásicos y cosas así.
Cuando avanza el disco, el leit motiv parece ser la curiosidad.
Sí, soy muy curioso y me tiene que entretener lo que hago. Si hago lo mismo una y otra vez no tiene sentido. Aunque la música de Depedro está enmarcada en el género “cantautor”, está muy decorada con muchas cosas diferentes, y ahí es donde me encanta investigar.
¿Cómo fue el planteamiento inicial del disco?
Tenía muy claro que lo quería grabar con Craig Schumacher. Las canciones tienen un año y medio más o menos, y el disco se produjo en un mes. Toda la grabación fue en abril de 2012, porque no tenía otro momento para hacerlo. Sabía que si paraba de tocar para centrarme durante mucho tiempo en un disco, me iba a dar vértigo anímico.
Hace tiempo dijiste que Calexico te ayudaron a desbloquear la mente, y casi se podría decir que este disco es una de las más claras manifestaciones de ese efecto, ¿no?
Sí. Además, Joey (Burns) me ha dicho que le gusta mucho. Ellos han colaborado en algunas canciones, son compañeros de viaje, y tengo que agradecerles varios favores. El primero, la oportunidad de ser escuchado, porque en este negocio puedes estar luchando y luchando, dándote contra la pared porque nadie te abre un pequeña puerta. En mi caso me la abrieron ellos. El segundo, la apertura de miras que me enseñaron, otros instrumentos, otras músicas… Ahora me voy con ellos al Festival de Jazz de Nueva Orleans.
Tu disco es otro de tantos que han sido influidos por el 15 M, etc…
Sí, pero más por lo que se ha conseguido, por lo que ha significado. Me refiero a que hemos recuperado un poco el espíritu de la calle, de comunidad, de hablar entre nosotros. La autopista de velocidad en que se ha convertido la vida nos hizo perder todo eso. ¿Tú te acuerdas de cuando te sabías los nombres de todos los vecinos de tu portal? Eso ya no pasa. Volver ahí es muy necesario.
El título de la canción “¿Qué habéis hecho?”, sin embargo, me parece poco autocrítico.
Sería ¿qué hemos hecho? ¿no? Sí, todos tenemos que incluirnos a nosotros mismos en esta sociedad tan deshumanizada que hemos construido. La crisis de valores es tremenda y nos afecta a todos. Lo malo es que estamos globalizados, y yo creo que las soluciones no pueden, o no deben ser globales. Lo que hace feliz a un tío de Hamburgo seguramente no haga feliz a un tío de Barbate. El de Barbate no necesita llamar a un amigo para tomar unas cañas el jueves a las 7 de la tarde, se lo encuentra por la calle o llama a su puerta sin avisar. No todos necesitamos lo mismo para ser feliz. Yo he intentado no ser panfletario, y creo que tengo cierta perspectiva porque viajo mucho. Y opino que si nos ofrecen a todos lo mismo para ser felices, debemos rechazarlo. Cada pueblo sabe lo que necesita, en función de su cultura, de su clima, de sus costumbres. Perder la identidad sería espantoso.
«Mi productor, Craig Schumacher, decía que se lo pasó genial con «los tatuados». Se refería a Los Coronas, jeje»
Hace poco estuve con Olivenza, colaboradores tuyos. Muy bueno su disco ¿eh?
Buenísimo. Y es el primero, espérate… No he podido contar con Raúl para el disco porque me fui a grabarlo al otro lado del charco, pero en los conciertos sí me acompañará.
¿Cómo fue la grabación con Craig Schumacher? ¿Muchas primeras tomas válidas, o costó lo suyo?
Craig se encargó más de las mezclas, la grabación fue mano a mano con Chris Schultz.
O sea, exactamente el mismo equipo y el mismo estudio que tuvieron Los Coronas para su “Adiós Sancho”.
Y está grabado a la vieja usanza, como el suyo. Con sus errores, sus imperfecciones, pero con todo el feeling. El Pro-Tools ha hecho mucho daño tío, en la radio todo suena igual. En el estudio de Craig es todo lo contrario. Allí hicimos mucho trabajo de decapar, de quitar lo que no nos gustaba, más que de obsesionarnos por añadir. Mucha sencillez. Si lo que queda desnudo funciona, es cuando puedes pensar en añadir.
¿Qué se contaba Craig de Los Coronas?
Decía que le gustó mucho la experiencia de trabajar con “los tatuados”, como él los llama (risas). Me decía: “¿Los instrumentales? Sí, son muy majos, buena gente” (risas). Craig ha trabajado con gente tan dispar como Animal Collective, Neko Case o Los Coronas, y siempre aprecia a la gente que toca con el corazón. También le gusta mucho el sonido “grande”, como él dice.
En tu nuevo disco he escuchado al Jairo más pop como cantante.
Sí, he cantado más melódico en este disco, he sido más ambicioso en el sentido de pulir eso. La calidad de los colaboradores también ha influido en que yo tratase de venirme arriba, de estar a la altura de las circunstancias y no quedarme en mi zona de confort.
Tony Allen a la batería, nada menos.
Es la única colaboración “no natural” que hay en el disco, me refiero a que fui a buscarle expresamente, para tener su toque de afro-beat. Conseguí su contacto, le llamé y le gustó la idea. Está mayor, pero respira música y es historia viva. No me gustó mucho lo que hizo con Damon Albarn, eso sí (risas).
Los colaboradores no podrán acompañarte en la gira, claro.
No, uno vive en Australia, otro en Denver… y así. Ha sido un parpadeo fugaz que ha durado lo que duró la grabación del disco. Aunque tengo la suerte de que los discos son para siempre, y eso quedará reflejado hasta el fin de los tiempos.
La estupenda portada es de Paloma Zapata, que está haciendo muy buenos vídeos últimamente…
Sí, es realizadora, y la imagen de la portada está sacada del videoclip del single. Me gustó por la mirada de esa familia. Te puedes imaginar que ha pasado por algo trágico, pero siguen manteniendo esa mirada de dignidad. Es como las fotos de la Gran Depresión americana, donde sale gente bien vestida, sólo un poco sucia, que se ve claramente que tenían otra vida y se la han robado. El título hace referencia a eso, a que los superhéroes no van con capa volando por ahí.
Y también a que los hombres malos no acaban así.
Sí, acaban en lo alto de la pirámide jerárquica de las empresas.
Tienes muchos fans en países europeos, ¿cómo sientes esa hinchada desde España? ¿Se hacen notar vía redes sociales?
Son muy cálidos. Te sorprendería lo cálido que es el público alemán. Hay mucha cultura musical y la disfrutan mucho, les encanta. Ya he tocado en 21 países con Depedro, y todas las experiencias han sido muy buenas.
Hasta en Israel, donde al parecer tienes un hit.
Sí, tengo un hit, “Sigo Soñando”. Me comentaron que tiene una melodía mediterránea con la que se sienten vinculados. Es una cosa muy rara que pase esto en Israel, porque nunca hubo un trabajo de base, de tocar, hacer promoción y todo eso. Se empezó a escuchar allí, la gente empezó a rulársela, y así fue. Un efecto boca oreja total.