Fríos y calculadores como el invierno danés que les vio nacer, The Raveonettes parecían tenerlo todo cuando debutaron allá por 2002 con “Whip it on”. No tenían prisa, y por eso fueron creciendo poco a poco en la escena pop-rock de su país hasta que se les quedó pequeño. Sin embargo, no sería hasta tres discos después cuando “Lust Lust Lust” pegó el bombazo a nivel prácticamente planetario. “Es una de las cosas sobre las que sabes que siempre tendrás una certeza, hasta el final de tus días: ese álbum era realmente bueno”, dice Sune Rose Wagner (guitarrista y cantante).
El dúo (que actúa este sábado en la sala Arena de Madrid) queda completado por la bajista Sharin Foo, que también comparte labores vocales. “La verdad es que no sabría decirte cómo nos repartimos las canciones que canta uno u otro. Normalmente nos percatamos de eso en las últimas fases de la canción, cuando está casi terminada. Ahí vemos qué armonía encaja más”, explica Rose Wagner.
Su talento y perspicacia para la creación de estupendas canciones ha vuelto a quedar fuera de toda duda con “Obervator”, el disco que vienen a presentarnos tras recibir el aplauso de la crítica. En él no sólo se han deshecho por completo de viejos estigmas, como la etiqueta “garaje” que los acompañó en sus primeros tiempos. “Siempre nos hemos considerado “outsiders”, y la gente solía tenerlo difícil para categorizarnos. Nunca hemos formado parte de ninguna ola, de ninguna moda, y siempre hemos tocado lo que sentíamos que teníamos que tocar en ese momento concreto. Y desde luego nunca nos vimos a nosotros mismos como una banda de garaje, sobre todo porque desde el principio hemos trabajado con samples y ordenadores. Si tuviéramos que describirnos, diríamos que hacemos electrónica al estilo de Suicide”, dice el guitarrista. De hecho, la incursión en dicho género es cada vez más notoria en su trabajo, algo natural, según Wagner, por la mayor amplitud del campo de acción. “Creo que en estos tiempos, las propuestas más creativas e innovadoras se hacen en la electrónica. Las bandas de guitarras se han convertido en un grandísimo cliché, y no son muy interesantes. Por supuesto, hay excepciones y puedes encontrar grupos buenísimos. Pero son eso, excepciones. Dicho esto, creo que desde nuestro punto de vista, tenemos cosas interesantes que ofrecer al mundo de la música de guitarras, porque nos aseguramos mucho de no caer en el cliché y de dar lo mejor”.
En “Observator”, su último disco en formato físico según asegura Wagner, contaron con un productor con el que han trabajado en muchas ocasiones, Richard Gottehrer, alguien que da mucha confianza a este dúo que a veces es algo esquivo y receloso. “La razón principal es que es un gran amigo, y le queremos casi como a un padre. Entiende muy bien que a nosotros nos gusta crear la base de las canciones de un modo espontáneo, para después jugar con la producción en el estudio. Las armonías son algo que se nos da muy bien, porque llevamos muchísimo tiempo trabajando con ellas. Pero la producción es cosa suya. Respetamos mucho su aproximación a la música, ¡y también su hándicap como bebedor de buen vino!”, bromea Wagner.
PUBLICADO POR NACHO SERRANO EN ABC