Crónica – BÜRDEL KING (Ritmo y Compás, Madrid 10 de mayo)

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Tras dos intentos infructuosos en las salas Joy Eslava y Caracol, a la tercera fue la vencida y de este modo, Txus di Fellatio pudo vestir de largo su última criatura Bürdel King. Con media entrada y la audiencia bastante animada (y muchos amigos músicos en tribuna), en una fecha y horario muy poco propicios (domingo por la tarde, acababa de jugar España contra Italia…), a las ocho y veinte arrancó un show que pese a la buena escenografía enseguida mostró las carencias del nuevo proyecto.

En primer lugar: las canciones, muy por debajo (a nivel de composición) de las que nos tiene acostumbradas el Príncipe de la Dulce Pena, tonadas pegadizas, graciosas y rítmicas, muy bien arregladas en líneas generales. En segundo lugar, el cantante, el propio Txus -pese a su desparpajo escénico- no da la talla en las tareas vocales.

Para apoyarle en muchas composiciones lleva a Patricia Tapia, que toma papel protagonista en muchos momentos del show, lo que a nuestro modesto entender está bastante fuera de lugar, vamos que no pega ni con cola, con el tono general de la banda, pese al chorro de voz con el que se desgañita en directo.

En tercer lugar, raro resulta presentar una banda de cinco macarras tatuados (Txus, Frank, Alberto Marín, Sergio y Anono) junto a un teclista y guitarra rítmico (Javi Díez) que más bien parecía un jesuita al lado de semejante tropa, deslizándose con baladas y canciones melosas más propias del Libertad 8, que de lo que tratan de transmitir Burdel King.

Cinco corsarios envueltos en tela de leopardo (para montarla parda) no conjugan demasiado bien con este misionero de causas más nobles. A destacar la excelente labor armónica de Alberto Marín (que estuvo sembrado toda la noche) y Frank en las seis cuerdas, con la participación como invitado de Carlitos-Mägo en varias piezas.

Pese al empeño, más ruido que nueces en disparos fallidos como “Esta noche huele a rock’n’roll”, “Nunca solo tú caminarás”, “665 (el vecino del diablo), “Lo llaman democracia”, “Hotel de mil estrellas”… aderezadas con medios tiempos semi-acústicos: “La luna en ti” y versiones muy manidas como “Proud Mary” de la Creedence o “Sweet child o’mine” de Guns ‘n’ Roses. Dosis extra de golfería final con “Engaña a tu novio”, “Si no folllas, no entretengas” y “El sexorcista”. Solamente “Y serás canción” (en recuerdo de Big Simon) y “Mi nombre es Rock’n’Roll” -esta última un tanto devaluada- merecieron la pena. El resto, fueron polvo cósmico, colorín, pingajo y hambre.

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