En esta entrevista, cada vez que suena la palabra “él”, un pequeño escalofrío recorre la sala. Hablamos de un genio. Y los genios causan un respeto casi temible. Porque están llenos de contradicciones, más o menos acusadas, más o menos surrealistas, pero siempre fascinantes. Morente no fue una excepción, y aunque paseó por este mundo un alma luminosa y liberadora, gustaba de escuchar músicas oscuras, opresivas, asfixiantes para otros. Incluso parecía saber descifrar los secretos del ruido, atisbar porqués dentro de presuntas altisonancias. Por eso le encantaría el disco que sus compadres granaínos Antonio Arias (Lagartija Nick), J, Florent y Eric (Los Planetas) han grabado en su honor. Una obra catedralicia, penetrante, mántrica, intensísima, pentecostal. Uno de esos álbumes que necesitan momentos muy concretos, bien escogidos, para ser escuchados como deben (hoy se presenta en directo, en el Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid, a las 21:00).
Morente era muy crítico consigo mismo. ¿Habéis sufrido hasta quedar satisfechos?
(Eric) Claro, trabajando en el estudio era como si él estuviera allí. Conociéndolo tan bien, sabíamos que hubiera buscado lo que llamaba “el efectazo”. Y no paramos hasta conseguirlo.
El origen está en ese proyecto pergeñado con nocturnidad y alevosía junto a Enrique, que iba a llamarse “Morente y los de la Chana”.
(Florent) Empezamos bromeando con ello, pero luego dijimos, “vamos a hacerlo”. Y eso es lo que hemos querido plasmar en este disco, pero sin él. Le gustaba el riesgo, la idea de llevar sus canciones al rock.
¿La selección del repertorio sigue algún criterio?
(E) Sobre todo son canciones que nos han impactado mucho desde chiquillos. Las que hicieron que nos enamoráramos de él. En la mayoría él tuvo un papel compositor muy grande.
(Antonio) Podíamos enfocarlo hacia un sonido, unos palos, temáticas personales como la abordada en los poemas de Machado, que ya de por sí son conflictivos… En directo improvisaba basándose en que el único límite es el respeto a la obra… Era muy ecléctico y es difícil escoger un criterio concreto.
Tan ecléctico que se buscó muchas enemistades. Hay puristas que opinan que empezó a decaer con “Despegando”, un disco de 1977.
(E) Cuando alguien le venía con esas, le preguntaba: “¿Tú quién eres, el presidente del flamenco?” Los llamaba “los flamencólicos”.
(F) A lo mejor me equivoco, pero creo que la visión que tenía Enrique sobre el flamenco tenía que ver con pasar de todo eso, y centrarse en ir más allá, no quedarse en lo clásico. Abrir el flamenco, con los riesgos que conlleva, sabiendo que le iban a crucificar.
(A) Lo injusto es que no se valore el trabajo que hizo convirtiendo a muchísima gente al flamenco más puro y más antiguo. A mí en el coche me ponía a La Niña de los Peines, Manuel Torres, Chacón…
(E) Además lo hacía de una manera didáctica. Es un mundo tan grande, que si no te abre las puertas alguien como él, no te metes nunca, porque te abruma.
(F) Por eso le daba tanto subidón actuar en festivales de rock, porque allí había mucha gente joven a la que abrirle las puertas del flamenco. Espárrago, Benicasim, Primavera, ahí se emocionaba mucho. Él era más rockero que nosotros.
«La voz de Enrique era como una guitarra eléctrica con una pedalera enorme»
Entre los seguidores del flamenco hay talibanes, pero entre los artistas, hay respeto total.
(A) Ahí tienes a Tomatito, Vicente Amigo, Carmen Linares, Poveda… todos saben lo que cuesta arriesgar en el mundo del arte, y todos valoran el legado de Enrique como un tesoro.
Parece que conseguía que las personas a su alrededor fuesen más libres.
(E) Totalmente. Él era tan libre que a veces se te escapaba en medio de la noche.
(A) Yo me volví tan libre a su lado que a veces el que me escapaba era yo, y me preguntaba “¿pero adónde has ido?”. Le decía: “¡Pero si me has enseñado tú!”. A todos nos hizo más libres, y todos aprendimos de él. Por eso, todo el que trató con Morente es hoy un evangelista más.
En el estudio ¿buscasteis primeras tomas?
(F) Todos a la vez, juntos. Duro y directo.
(E) Enrique casi siempre se quedaba con la primera toma porque lo daba todo. Recuerdo una anécdota con “Omega”. Él estaba cantando en el estudio, y tenía a toda su familia alrededor. El técnico le dijo: “Enrique, si vas a darlo todo, tu familia tiene que salir”; y él contesta: “no, no, es una voz de guía”. Una vez grabado, Enrique dijo: “esto se va a quedar así…”. El técnico le respondió: “Pero si sale el ruido de toda tu familia, hombre…”. Enrique se levantó y dijo “pues entonces vámonos, ¿esto es un estudio de grabación o de borración?». Enorme, el tío…
Hay partes del disco que son un poco mantra.
(E) Le gustaba eso. Ahí tienes “Misa flamenca” o “Alegrosoleá”.
(A) A él le gustaba que la guitarra eléctrica actuara como una orquesta. Que los acoples sean como diferentes instrumentos que al mezclarse generen nuevos armónicos. ¡Igual que su voz! Su voz podía crear una cantidad de distorsiones y armónicos que se puede identificar muy bien con eso.
(E) La voz de Enrique era como una guitarra eléctrica con una pedalera enorme.
«Diamanda Galas podía parecer los Pitufos comparada con Morente»
Teníais claro el sonido, pero a la hora de construir las canciones, ¿os dejasteis llevar por la improvisación, como a él le solía gustar?
(Florent) Por supuesto. Uno de los motivos para crear música es disfrutar, pasarlo bien, emocionarte con lo que haces. Este disco está improvisado por completo excepto en las melodías de voz. Creamos un caldo de cultivo en el que hacer funcionar nuestras experiencias con el flamenco, tanto Antonio con “Omega” como nosotros con los discos de Los Planetas. Gracias a eso sabemos desenvolvernos. Con los compases propios del flamenco, todo fluye hacia la creación de ese ambiente triste pero mágico a la vez.
(Eric) Las partes más emocionantes de sus canciones tratamos de plasmarlas con el énfasis de determinadas atmósferas y demás. Y ha quedado oscurísimo. A él le encantaba eso. Diamanda Galas podía parecer los Pitufos comparada con Morente.
(Florent) Eso es lo que les llamó la atención a Sonic Youth, esa parte tan dolorosa de la música que hacía Morente. También hay que decir que la producción de Martin «Youth» Glover ha hecho que el disco crezca mucho más, lo ha llevado mucho más allá de lo que traíamos hecho. Ha hecho un trabajo espectacular, que ha magnificado el sentimiento que queríamos reflejar.
(Antonio) Él estaba en Granada y dijimos “vamos a hablar con él, que por esta causa tiene que arrimarse”. Obviamente no somos mucho de ese rollo, pero por lo místico se tenía que arrimar.
(F) Fue un encuentro genial, cuando escuchó las canciones no lo dudó, quería hacerlo.
(A) Le gustaba mucho encontrar los puntos de claridad. A él le gusta mucho la pintura y convertía las cancines en cuadros, moviéndose por impactos y sensaciones, más que por arreglos en sí.
Eso le hubiera encantado a Enrique.
(F) ¡Bueno! Habría disfrutado muchísimo.
Hablando de cuadros, ¿cómo surge esta portada?
(A) A Aurora (viuda de Morente) le apasiona pintar, y tenía muchos cuadros interesantes. Se decidió por ese, en el que plasma lo que siente por Enrique. A mí me encanta.
¿Cómo fue tener a Soleá Morente y Carmen Linares en el estudio?
(F) Impresionante su capacidad para crear, sin ensayar ni nada. Partió de ellas mismas porque tenemos una relación muy natural, les pasamos los temas y vieron dónde les apetecía intervenir.
(A) Soleá se emocionó mogollón con las canciones de su padre. Me acuerdo de que cuando ella cantaba con él la gente del público se ponía a llorar…
(se hace el silencio durante unos segundos…)
(A) Su capacidad para emocionar era algo sin igual. Y él estaba muy orgulloso de ello.
Creo que Enrique solía ser amable con los cantaores desconocidos que se le acercaban en las tabernas, para conocerle y mostrarle sus cantes.
(E) Totalmente. Era muy agradable con todos los «aspirantes» que se le acercaban, enseguida empezaba a intercambiar cantes con ellos.
(A) Hombre, la verdad es que cuando pasaba eso, muchas veces luego me decía al oído: “¡Qué coñazo, tío!” (risas).
Lástima que se fuera como se fue.
(A) No queremos hablar sobre eso porque su familia está de juicio con el hospital, como todo el mundo sabe. Es un dolor doble, su muerte y el trato de los médicos. Que hayan despedido fulminantemente al único que se posicionó a favor de la versión de la familia es muy sospechoso…