Es el músico más famoso de la historia del jazz, no en vano es el gran responsable de que haya terminado siendo una música popular. Quizá por eso algunos piensen que ya conocen lo imprescindible de él, a saber: «What a wonderful world», «Hello Dolly»… Pero son infinidad los documentos disponibles en la red -no os vamos a mandar a una tienda, tranquilos- que demuestran que Armstrong era un genio mucho más allá de stándares y villancicos. Nosotros hemos optado en nuestra «Excavación del Día» por «Dinah», un frenético swing interpretado en directo en Copenhague en 1933.
Lous Armstrong aprendió a tocar la corneta en un reformatorio de su Nueva Orleans natal, y poco después conocería a King Joe Oliver, su menotr, en los cabarets y tugurios de Storyville, el guetto jazzero de la ciudad, cuyo incendio y posterior demolición provocó la emigración de músicos hacia Chicago y Nueva York que determinaría el futuro del género. Armstrong optaría por Chicago, donde desarrolló gran parte de su carrera junto a las figuras más grandes del jazz durante los años 20. Después comenzó a realizar giras europeas que encajaba entre sus conciertos por todo Estados Unidos, especialmente en Los Ángeles y en Nueva York, ciudad donde se asentó definitivamente hasta su muerte en 1971.
