Entrevista – VARRY BRAVA: «Nos gusta la idea de los músicos como gente inalcanzable»

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Una nueva banda viene pegando fuerte en el panorama del indie-pop. Este quinteto murciano combina lo mejor de la música disco y los melódicos cantantes italianos en una coctelera retro que resulta de lo más fashion y bailable, con canciones hedonistas que pretenden hacer brillar las luces del pop. Atmósferas de la Movida y otros efluvios lúdicos para sacar a pasear las mejores galas neo románticas, apolilladas en el armario de mamá.

En primer lugar, ¿de dónde sale el nombre Varry Brava?  Una combinación léxica extraña que así, a primera vista, suena mucho a ‘barra brava’ (los hooligans argentinos), pero luego parece que también queréis rendir homenaje a Barry White y a Mina…

ÓSCAR FERRER: En una ocasión nos preguntaron «¿Quién de vosotros es Argentino?». Hay un parecido casual en el nombre pero la realidad es que ni somos argentinos ni tenemos nada que ver con los hooligans. Estábamos tomando algo en la casa de playa de un amigo y entre risas surgió la idea de formar una banda ficticia a la que llamaríamos Varry Brava. Hacía poco tiempo que había muerto Barry White y en ese verano estábamos escuchando mucho «Brava» una gran canción de Mina Mazzini. Cambiar la «V» por la «B» fue por tocar las narices, sin más.

¿Por qué tituláis vuestro primer disco “Ídolo”, ¿algún significado enigmático que se nos escape?

AARÖN SÁEZ: No es nada enigmático, era una de las opciones que daba Myspace para definir el estilo musical, y entronca con una idea que nos gusta mucho, la de los músicos como gente inalcanzable, que solo podías ver en la tele y las revistas, en contrapunto a este momento en el que puedes conocer a tus artistas de manera muy personal a través de las redes sociales y la macroinformación que se crea sobre bandas y músicos. Hemos perdido la magia de la desinformación sobre los creadores.

¿Cómo definiríais el estilo del disco?

OSCAR: Intentamos movernos siempre cerca de la new wave 80s, el romanticismo italiano, la música disco de los 70 y el sonido independiente más actual. Mezclamos todo esto, agitamos  y salió «Ídolo», un disco de Pop.

Pop, indie, disco, retro… parece que son coordenadas por las que os movéis con soltura, ¿Qué os aportan musicalmente esos elementos?

AARON: Bueno, el pop por definición es la música que escucha la gente, es algo que va en el adn de todos y de lo que no se puede huir fácilmente, es la sencillez y como cualquier estilo si está bien hecho es fantástico. El indie es algo que nunca nos había llamado mucho la atención, pero en lo que parece que estamos metidos sin haberlo buscado, si se refiere a la “independencia” de la industria, siempre es bueno saber buscarse las habichuelas por uno mismo, y es lo que hemos hecho toda la vida.

El disco es la clase, el estilo, la imagen y la practicidad musical en muchos aspectos rítmicos y armónicos. Si “retro” es todo lo anterior a 1990, por supuesto hay muchas cosas increíbles. De todo eso, y de muchas otras cosas más hemos bebido y han influido en nosotros, todo se filtra en la música que haces finalmente, es difícil concretar puntualmente.

¿11 canciones y solo 29 minutos de duración?  Desde luego lo vuestro no es el rock progresivo… ¿no os salieron por ninguna parte los solos y los derroches guitarreros?

OSCAR: Aarón y yo (Óscar) siempre hemos tenido muy clara la importancia de la melodía vocal en el pop, intentando no caer en lo obvio o en ideas de relleno que no aportan nada interesante. A los cinco nos gusta concretar la esencia y la expresividad de una canción de manera directa y contundente. Queríamos algo sencillo, fresco y rítmicamente muy bailable. Aún así algún solo de guitarra se coló.

Técnicamente el álbum es impecable, ¿Quién os asesorado al respecto?. ¿Qué parte de culpa tiene Tato Latorre?

AARON: No nos asesoró nadie, compusimos las canciones en 10 días y en 5 las grabamos sin ayuda de ningún productor porque no sabíamos tampoco a donde iba a llegar nuestro trabajo. Sólo hicimos lo que nos apetecía, y parece que le ha gustado a mucha gente. Todos teníamos carreras musicales tras de nosotros y experiencias distintas en la música que nos sirvieron para no tener ningún reparo a la hora de grabar nuestras ideas. Por supuesto, nos queda mucho que mejorar y esperamos poder trabajar con mucha gente. En ese aspecto, Tato remezcló el disco casi un año después y estas últimas semanas hemos hecho algunos trabajos de cara al directo con él que nos han venido genial como grupo, y esperamos seguir en una buena línea, hay muchísimo por hacer siempre.

¿De verdad habéis producido el disco vosotros mismos, sin ninguna ayuda externa?

OSCAR: Así es. No pensamos que este trabajo fuera a tener la repercusión que ha tenido y cuando fuimos a grabar sólo pensamos en divertirnos haciendo lo que más nos gusta: crear, tocar y producir. Habían pasado tres meses de nuestro primer ensayo y nos gastamos el dinero de un premio local en una casa rural con dos piscinas, habitaciones individuales y un salón enorme en el que grabamos todas las canciones del disco. El último día unas amigas nos ayudaron con las copas de ron en la piscina. Eso hizo que todo sonara un poco mejor, seguro.

¿Cuál es vuestro público objetivo?  La generación veinteañera y algo de la treintañera, suponemos. Nos imaginamos que con estas canciones sería más difícil conectar con cuarentones, no digamos ya con los cincuentones…

AARON: Pues sinceramente, tenemos muchísimos seguidores cuarentones y cincuentones, la corriente más disco y 80’s de nuestras canciones ha hecho que mucha gente de esas quintas encuentre rasgos reconocibles y se acerquen sin tapujos. Además, el cuidado de la imagen, los directos y la puesta en escena también nos ha acercado a gente muy joven, adolescentes e incluso niños que cantan los estribillos más pegadizos. Sin duda ha sido la más grata de todas las sorpresas, el ver a tanta gente distinta a la que le gusta lo que haces es un gran placer.

Hay ciertas bandas de la nueva generación, del indie o como lo queramos llamar (y me vienen a la cabeza gente como The Strokes o Kings of Leon) que pueden ser perfectos para vender pantalones vaqueros de diseño, pero muchos creemos que la música es otra cosa, ¿hasta cuándo durará esta moda?

OSCAR: Las bandas de nuestra generación y las de generaciones pasadas se crearon por la necesidad de hacer música y de contar cosas, sin más, y es eso lo que mantiene viva a una banda. El ser humano vive, consciente o inconscientemente, en un mundo de modas, y aunque las tendencias puedan afectar al estilo nunca lo harán a la calidad de las canciones. Las tendencias están con nosotros desde la antigüedad clásica, es algo natural, no es nada malo, no hay que preocuparse por eso. ¿Qué hubiera opinado Bach de la música de Elvis? ¿Y de sus pantalones?

En ese sentido, por poner dos ejemplos, dudo mucho que artistas con mayúsculas como Pink Floyd o Neil Young se dedicaran a vender ropa fashion, ellos vendían solo su música, que es maravillosa. A eso me refiero. Y si no, acordaros del disco “This Note’s for you”, cuando el rockero canadiense parodiaba a los artistas que eran subsidiarios de la Pepsi o de la Coca-Cola, como Michael Jackson (aunque sus canciones fueran estupendas). ¿Es válida esta actitud contestataria en la actualidad?, ¿o debemos seguir la corriente que marca el sistema capitalista?

AARON: Creo que es un poco inocente pensar que Pink Floyd o Neil Young no vendían una imagen, un estilo o un concepto que iba evidentemente más allá de su música, que por supuesto, es maravillosa. La imagen es parte de las bandas y de los músicos desde el principio de los tiempos, y me parece fantástico que Michael Jackson vendiera Coca-Colas si le apetecía, su música era increíble y sus canciones quedarán siempre, más allá de los refrescos y de sus cambios de color.

¿Por qué tantos grupos indies suenan todos tan igual?, ¿hay crisis de creatividad o los chicos quieren llegar al éxito por el camino fácil y rápido?

OSCAR: No creo que existan caminos fáciles y rápidos para vivir de la música. Es cierto que hay muchas bandas que suenan igual pero no es justo que esta idea eclipse el buen momento en el que se encuentra la música española, por citar algunos: El Guincho (Canarias), Fuzzy White Casters (Valencia), Belöp (Galicia) o The Leadings (Murcia). Hay un apoyo firme y fiel del público que da confianza y reconocimiento al trabajo de muchas bandas nacionales. Hay que seguir creciendo, está claro, pero la semilla que estamos plantando entre todos ya está dando frutos de muy buena calidad.

Second, Neorama, Entertaniment, incluso Circodelia… son bandas con una propuesta artística parecida a la vuestra, ¿os sentís cercanos musicalmente a ellos?

AARON: Second fueron una de las primeras bandas “indies” que empezó a funcionar en Murcia, y aparte de alguna noche de fiesta, compartimos ciertos gustos musicales, y además en su próximo trabajo hay un acercamiento a la electrónica muy bien entendida que nos encanta y con el que nos sentimos muy identificados. Al resto no los conozco, y de Circodelia me gustaba aquello de “dónde están las chicas de las canciones”, era yo un crío de instituto por entonces, pero no he vuelto a oír nada de ellos.

Hedonismo a flor de piel, alevosía y nocturnidad ¿dónde quedan los sueños de un mundo mejor y la conciencia social?

OSCAR: Pasamos nuestra infancia pensando que estudiar una carrera universitaria te salvaba el culo y ahora resulta que no es exactamente así, hay más problemas de los previstos. Para nosotros es tan natural reír como llorar y sabemos que son necesarias las bandas que hablan de conciencia social pero Varry Brava apuesta por salir el fin de semana para divertirse sin frenos dejando (al menos por unas horas) los problemas a un lado. Aunque seamos robots programados para bailar en las noches más locas de los sábados también tenemos conciencia, claro.

¿Es Varry Brava sinónimo de música lúdica y bailable?, ¿de algo más, o ahí se queda todo?

AARON: No hay más, es música lúdica y bailable. Y aspiramos a hacer algún día buena música lúdica y bailable.

¿Cuáles son los ingredientes para tener éxito en el mundo de la música con lo complicado que está todo y la industria, triturada, hecha trizas?

OSCAR: Venimos de una época en el que la industria discográfica era firme y eficaz, las cosas han cambiado y ahora el futuro es incierto. Hay que ser conscientes del momento discográfico actual pero sobre todo hay que ocuparse de lo que ocurre en el local de ensayo: creatividad, energía, trabajo, perseverancia, ilusión y risas. Creo que son buenos ingredientes para el éxito, al menos para el éxito personal.

Al final, ¿es la promoción y el dinero disponible para invertir en publicidad lo que determina el éxito y la vida de un grupo?, ¿Cómo vencer al becerro de oro?

AARON: Hay millones de proyectos con mucho dinero detrás que fracasan estrepitosamente y muchas grandes ideas sin recursos que acaban funcionando. La vida de las bandas la determina la ilusión y el compromiso de los músicos.

‘Sic transit gloria mundi’ (pasajera es la gloria mundana) afirmaban los clásicos, ¿tenemos que resignarnos a que todo sea efímero en el panorama actual?.

OSCAR: Los clásicos eran listos, todo lo material es efímero, son reflexiones complejas que llevarían muchas líneas. Los intérpretes y compositores pasan y queda la obra, queda la música. Las buenas canciones perviven (incluso las malas también lo hacen) y están aquí, con nosotros. Mientras haya oídos curiosos las canciones no morirán, afortunadamente en unos casos y desafortunadamente en otros.

¿Dónde quedan las carreras de fondo en estos momentos? Parece que para muchos la música fuera un mero entretenimiento mientras acaban su carrera de empresariales y así es muy difícil llegar lejos (musicalmente hablando) y sobre todo, hacer arte con cierta enjundia, con cierta trascendencia, no productos banales de consumo inmediato, de usar y tirar, que es lo que se lleva ahora ¿Qué opináis acerca de esta dicotomía?

AARON: Siempre ha habido artistas efímeros y banales con canciones de usar y tirar, y grandes creadores con amplias carreras. Incluso algunos de esos artistas banales y sin enjundia han llegado a hacer grandes canciones y a tener grandes aciertos musicales de mucha trascendencia. El Santiago Auserón que bailaba “Enamorado de la moda juvenil” cuando Radio Futura era un grupo de quinceañeras, es el mismo que se ha convertido en uno de los más respetados y admirados músicos del país, y una de las personas más estudiosas de la música y la cultura popular. Y ya de The Beatles no digamos, creo que es importante estar con los oídos bien abiertos por encima del envoltorio que se dé, para intentar encontrar lo realmente interesante. Me parece muy peligroso querer hacer arte cuando quieres hacer canciones, no tenemos esa aspiración.

Por último, en una de las canciones más resultonas del disco, “Miedo” afirmáis: “No tengo que disimular, te conocí con mi disfraz… Lo tengo todo visto ya”. Maldita falsedad, dichosa superficialidad, terrible mundo de máscaras y disfraces, añado yo. ¿Dónde queda la veracidad?, ¿dónde queda la personalidad en este mundo loco y perdido, donde prevalece la moda y el dinero?

OSCAR: Miedo» es una canción, sólo queríamos pasarlo bien contando una historia. La falsedad, la superficialidad, las máscaras y los disfraces están en una discoteca, en el gobierno, en la iglesia, en una familia, en la redacción de un periódico y por qué no, en una canción de Varry Brava. Nuestra intención no es ni explicar ni solucionar estos valores mundanos. Nos divierte jugar y reírnos con y de estos valores «incorrectos». También podríamos decir que el protagonista de esta canción tuvo una aventura en carnaval con una joven Veneciana, y ni siquiera entonces llegaría a ser tan cierto como falso, y viceversa.

Parece que la actual generación veinteañera lo tuviera todo visto ya (la generación del botellón, la generación ni-ni) ¿No es esto puro esnobismo? ¿O tenemos que volver a repetir -y sufrir en nuestras carnes- tragedias del pasado -como el autoritarismo, como la plutocracia, en sus múltiples formas- para darnos cuenta que no lo teníamos todo visto ya?

AARON: Es simplemente una canción sobre un chico que sale de fiesta y habla con una chica. Espero que no tengas que volver a sufrir nada de eso. Si la plutocracia es un sistema gobernado por Pluto, sería muy raro para mí tener que obedecer a un perro de dibujos animados.

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