Entrevista con NACHO VEGAS: “Los discos, como terapia, son un completo fracaso”

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Yo pensaba que madurar sólo consistía en darte cuenta de las cosas que a la larga salen mal. Pero la paradoja, la contradicción que se manifiesta en Nacho Vegas me hace dudar. Cada disco que hace supera al anterior en todos los sentidos, y el eufemismo de la madurez tan empleado en esto de la prensa musical se queda realmente corto con él. Sin embargo, en la vida real sigue sin ver venir el peligro cuando se acerca. Él mismo lo dice en su nuevo disco, “La Zona Sucia” (publicado hoy, día de San Valentín), una formidable colección de canciones sobre las maldades del desamor, de la que nos habló en la base de operaciones de Marxophone, el proyecto de autoedición que mantiene con Refree, Fernando Alfaro y la simpática troupé de I’m An Artist.

Cuéntame, ¿la grabación fue tan en directo como parece?

Sí, hemos grabado en directo, estas canciones tenían que dar la sensación de una toma. Aunque luego siempre hay cosas que quedan mal y hay que retocarlas, lo justo eso sí, porque creo que para que fluyan libres tienen que tener imperfecciones.

Menos cuerdas y más teclas, ¿Fue algo premeditado o surgió probando los temas?

Abraham Boba entró en la banda hace dos años, y ya es una parte fundamental, así que es natural que tenga más presencia.

¿Te ha gustado más el resultado que con “Manifiesto Desastre”?

Sí, creo que sí, suena más claramente a banda, y quería que fuera algo más acústico y orgánico. Tenía canciones más ruidosas, pero las dejé fuera del disco precisamente por esto.

¿Como cuántas?

Cinco. Ya había hecho una criba antes de entrar al estudio, pero las quince que llevé, tenía claro que las repartiría entre un disco y un EP, y ahí estarán estos temas que te digo.

En casi todas las entrevistas has comentado que querías simplificar. Perdona que te pregunte otra vez por ello pero quería oír tu explicación de por qué.

Cuando grabas discos y haces canciones, añadir elementos es algo muy fácil. Lo más difícil es saber quitar todo lo que sobra, y creo que siempre hay cosas que sobran en mis canciones. En este disco me he propuesto sintetizar en todos los sentidos, podar las letras, los arreglos, todo. Dejarlo en su esencia. Hay arreglos muy bonitos que no hacen ningún favor a la canción, y al final lo bonito es que no estén. Todo debe estar al servicio de la canción, ella es la que manda.

El título tiene algo que ver con esto que dices, ¿no? Lo bonito a primera vista no siempre es lo más bonito al final.

Sí, sí. Todas las canciones surgen de esa zona sucia y se nutren de ella, de las imperfecciones, de esas contradicciones confusas, lo has explicado bien.

Y luego vino el acordarse de esa expresión del automovilismo, el término técnico según el cual la «zona sucia» son los tramos que ralentizan la velocidad al tener restos de goma.

Sí, eso en realidad es una anécdota que viene de mi afición a la Fórmula-1. Junté las dos ideas sin más.

Incluir diez canciones, ¿ha tenido algo que ver con el lanzamiento en vinilo?

Más o menos. Cuando en un vinilo metes más de 22 minutos por cara el sonido se resiente, y lo pensé así, como para una escucha en vinilo, con cara A y cara B. Mis anteriores discos eran más largos, porque el planteamiento de editarlos también en vinilo venía después del lanzamiento en CD, y a veces había que hacer un doble, lo cual puede ser algo más incómodo para el oyente. Con “La Zona Sucia” hicimos los dos planteamientos a la vez.

En nuestra web solemos preguntar a los artistas por el regreso del vinilo. Sé que a ti te da muy buen rollo…

Sí, es una de las consecuencias positivas de la crisis discográfica. Habían relegado al vinilo al ostracismo, a sellos pequeñitos que hacían tiradas muy pequeñas. Las compañías grandes no editaban vinilos y ahora se están animando todas, y estamos volviendo a ver ediciones muy chulas. Nosotros incluimos el CD con el vinilo, por cierto.

De todas maneras, ¿no crees que con el CD está pasando un poco lo mismo que pasó con el vinilo, que la gente lo está despreciando en exceso?

Sí, lo estaba hablando el otro día con unos amigos, que se oyen cosas apocalípticas sobre el CD, que le quedan dos días. Pero llevo muchos días oyéndolo. A mí me gusta comprar tanto en vinilo como en CD, según me dé esa tarde, o lo que encuentre primero… El CD es un formato que tiene muy mala prensa, porque lo impuso la industria, así de golpe, y encima especulando muchísimo con su precio, porque se ha estado vendiendo a un precio muy superior al real. No sé cómo verá los CDs un chico de 14 años, pero a mí me sigue pareciendo un formato muy cómodo. El sonido analógico del vinilo tiene una calidez especial, pero también tiene sus limitaciones. El rango de sonido es más limitado, y en las canciones del final de cada cara termina un poco distorsionado. No creo que digital o analógico sea blanco o negro. Además, cuando te bajas canciones de internet siempre están más comprimidas, así que creo que el CD sigue teniendo sentido.

¿Cuál es la mayor amenaza que ronda a un letrista cuando está en el ajo?

La mayor amenaza… No sé, supongo que mentir. La primera obligación de alguien que se dedica a escribir es ser totalmente honesto, para mí es una premisa. Si mientes en las canciones estás perdido.

Pero eso puede ser muy relativo…

Claro, me refiero a mentirte a ti mismo, sobre todo. Hay cosas inventadas, ficciones, que pueden contener más verdades que la pura realidad.

«Estoy investigando en la composición de canciones contextualizadas, de manera que se note cuándo y dónde fueron escritas»

Estoy muy de acuerdo contigo en que hacer letras políticas es algo muy complicado. Creo que la hipocresía que hay dentro de nosotros prácticamente nos lo impide.

Lo peligroso es intentar lanzar un mensaje político con una letra, que la letra tenga un función, por decirlo de alguna manera. A mí me gusta que una canción tenga principio y fin en sí misma, que no tenga una finalidad. Una canción política puede hacerse, pero yo lo veo más como una forma de reflejar cuándo, cómo y por qué se hizo esa canción, que se note en qué momento y en qué situación fue escrita. Es como contextualizarlas. Es algo en lo que yo también estoy investigando un poco.

¿Serías capaz de escribir una letra en la que no volcases ningún sentimiento ni reflexión? ¿Que fuera meramente descriptiva, sin tomar parte de ningún modo?

Creo que no sería capaz de escribirla, pero sí sería capaz de cantar una canción con una letra de ese estilo, podría meterme en ese papel e interpretarla. De hecho es algo que me apetece bastante hacer en el futuro, cantar canciones con letras escritas por otros. Pero escribir así, de esa manera… no sé si me saldría.

Y eso que dicen prácticamente todos los músicos, esa máxima de “hacer discos es como una terapia para mí”, ¿es real? ¿Sirve esa terapia?

Yo creo que no, precisamente por lo que te decía antes, que las canciones no valen para nada, son completamente inútiles. Pero eso es lo bueno de ellas. Alguna vez una canción puede ayudarte a combatir una sensación de alguna manera, puede hacerte sentir vivo, incluso importante. Pero como medida terapéutica real, las canciones, y por extensión los discos, son un completo fracaso. Plantean problemas que luego te llevan a otros problemas, sin darte ninguna solución.

Quizá sólo sirvan para coger tus problemas, meterlos en un envoltorio para poder verlos desde fuera, y así quitarles importancia. Es como cuando un amigo te cuenta sus problemas, desde fuera siempre se ven menos graves. El disco sería ese amigo.

Pues sí. Y te sirve para constatar los problemas, verlos con algo de claridad como testigo, pero no para buscar una solución.

Que la felicidad implique no cuestionarse demasiado las cosas, es realmente jodido…

En mi disco anterior utilicé una frase de Pessoa, que dice: “¿Por qué para ser feliz hace falta no saber que lo eres?”. Cuando tomas conciencia de las cosas y te las cuestionas es cuando en realidad tienes que lidiar con ello. Y mientras libras esa lucha es cuando tienes que intentar pasarlo lo mejor posible.

La niñez es el único salvavidas frente a todo eso, pero se acaba. En este disco, has vuelto a usar algunos coros infantiles…

Los había utilizado anteriormente en “Desaparezca aquí” y “Esto no es una salida”, y esta vez me apetecía mucho repetir. He estado escuchando mucho un disco de Dead Man’s Bones, en el que usan muchos coros de niños, y al oír las canciones de “La Zona Sucia” me gustó la idea de usarlos de un modo parecido. Son canciones llenas de paradojas y de contradicciones, y me gustó la idea de añadir el contraste que aportan los niños.

¿Cómo se grabaron?

Unos en Gijón, con niños de la Academia Musical Rigodón, y otros con unas niñas de El Puerto de Santa María.

Y el estudio de Paco Loco, que es tu segunda casa, ¿qué tiene de especial?

Tiene a Paco, que es un tío muy gracioso. Está bastante loco… Es muy acogedor, te hace sentir muy bien allí. A mí me cuesta un poco entenderme con los técnicos de sonido que no conozco, y Paco y yo nos conocemos muy bien ya, sabe lo que quiero. Se le ocurren ideas increíbles para darle vueltas a las canciones.

¿Hablaste con él sobre el orden de las canciones? Porque hay un contraste muy fuerte entre el primer y el segundo tema.

Le dimos vueltas a eso… al principio quería empezar con el segundo tema, pero luego decidí empezar con  “Cuando te canses de mí” por lo que te decía antes de los contrastes. La primera es luminosa, la segunda oscura. Siempre doy importancia al primer tema, al último, y al de en medio del disco. Sobre eso pruebo órdenes diferentes, a veces con la ayuda de amigos, a veces sin ella.

En el escenario, ¿te sientes más desnudo con unas canciones que con otras?

Sí, cuando empiezas una gira nunca sabes cómo te vas a sentir con determinadas canciones. Algunas canciones te agotan más, exigen que te metas más en la piel, que crees tu burbuja sobre el escenario. Eso hay que ir viéndolo casi día a día, y hacer los cambios en el repertorio que sientas que son necesarios.

Has agotado las entradas de un montón de conciertos. ¿Eso te hace sentir en forma?

Es halagador, te da alas de alguna manera. Pero también me plantea un dilema porque no quiero dejar de pensar que el éxito te lo tienes que ganar día a día.

«Mi último cobro de derechos de autor por escuchas en streaming ha sido de 40 céntimos»

¿Has pensado mucho sobre cómo llevar el disco al directo?

Creo que habrá algunas complicaciones, como los coros de los niños. Pero en general no me gusta pensar demasiado en ello. Me gusta llevar las canciones al directo sin fijarme demasiado en cómo están en el disco, prefiero desencorsetarlas, añadiendo nuevos arreglos incluso.

¿Se cobra un dinero razonable por ceder las canciones a reproductores en streaming como Spotify?

Dicen que está muy bien…y en realidad lo está, es una buena forma de escuchar discos sin descargar. Pero es que realmente debe mover muy poco dinero. Mi último cobro de derechos de autor por escuchas en streaming ha sido de 40 céntimos.

Para terminar, ¿cómo es posible que en los debates “oficiales” sobre la Ley Sinde no aparezca ninguna voz reclamando que se les meta mano a las compañías de telefonía? ¿No crees que hay algo turbio por ahí?

Pues seguramente… quien tiene el capital tiene el poder. Es otra evidencia más de que los gobiernos no gobiernan, son los mercados. Cada vez está más claro.

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