Discográfica: Dead Oceans
PUNTUACIÓN: 6,7
Las reuniones de música pop con orquestas clásicas juegan con un difícil equilibrio en el que es fácil columpiarse entre tanta cuerda. Aquí, el músico de Florida se ha aliado con Minna Choi y su Orquesta Magik *Magik y el resultado es de una gran belleza. Unos arreglos tratados con mimo y una producción cuidada dan como resultado diez canciones complejas pero no apabullantes, sin codazos entre la voz principal y los instrumentos y coros, y con la guitarra actuando en ocasiones como enlace entre unos y otros. Admira que todo esto fuera grabado en tres escasos días, y más en un hombre que suele ser tan meticuloso.
En algunos momentos recuerda bastante a Andrew Bird, aunque sin silbidos, lo cual no es mala comparación. No es un disco que emocione hasta la médula, pero sí reclama al oyente una atención para captar toda su carga lírica y matices. Sin duda representa un reto y un paso creativo importante en la ya larga carrera (diez años y ocho álbumes) de su autor. Un proyecto ambicioso pero delicado, y que mantiene un punto intangible de unión con sus anteriores trabajos.