La música más simple es la que más perdura en la mente, según un estudio

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Es un poco de perogrullo, pero tiene su aquel pensar sobre ello: la música que más perdura es la que posee patrones más simples en su composición, según estudio de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth en Australia que se publica en la edición digital de la revista ‘BioMed Central Research Notes’. Los resultados apuntan a que el cerebro simplifica los patrones complejos, en gran medida de la misma forma que los formatos de compresión de música que reducen los archivos sonoros, al eliminar los datos redundantes e identificar patrones. Existe una teoría de larga tradición que señala que el subconsciente puede reconocer patrones dentro de datos complejos y que estamos preparados físicamente para descubrir patrones simples agradables. Los científicos, dirigidos por Nicholas Hudson, utilizaron programas de compresión de música ‘sin pérdida’ para imitar la capacidad del cerebro de condensar la información de audio. Compararon la cantidad de compresión de ruido aleatorio en un amplio rango de música que incluía clásica, tecno,
rock y pop. Los investigadores descubrieron que, mientras que el ruido aleatorio podía sólo comprimirse hasta en un 86 por ciento del tamaño del archivo original, y que el tecno, rock y el pop lo hacían hasta un 60 por ciento, mientras que la aparentemente compleja tercera sinfonía de Beethoven se comprimía hasta el 40 por ciento. Según explica Hudson, «las obras maestras musicales duraderas, a pesar de su aparente complejidad, poseen una alta capacidad para comprimirse» y a esto es a lo que responde el ser humano. Por ello, los autores señalan que las personas eligen sus gustos musicales no sólo escuchándolos sino calculando su capacidad de compresión. Así, para un compositor, la forma de que su música perdure es reducirla a patrones simples, apuntan.

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