La ausencia del último disco de Guerrera («Guerrera», Matapadre) fue, sin lugar a dudas, uno de los grandes despistes de nuestra lista de lo mejor de 2016. Pero al menos tendremos la oportunidad de disculparnos en persona en su próxima visita a Madrid este viernes (de la mano del ciclo 100% Psych y SON Estrella Galicia, acompañados del jazz-psych oriental de los madrileños Mohama Saz), buena excusa para lanzarles unas cuantas preguntas sobre el presente y futuro del grupo.
17 DE MARZO, SALA EL SOL
ENTRADAS Anticipadas: €10 en SON Tickets, wegow, El Almacen de Discos, Molar, La Integral, Bajo El Volcán; taquilla: €12.
Guerrera comenzó su epopeya sónica en 2009, por entonces el trio formado por Hugo, Álex y Luís (dos guitarras y batería) se centraba en el blues, el stoner y el rock psicodélico de los años 70. Tras varios conciertos Álvaro se une a la formación como bajista y entran a grabar el que sería su álbum debut, allá por 2012. ‘Under the Gypsy Sun‘ se consigue editar mediante un crowfunding en una serie limitada a 320 copias. En 2013 realizan una extensa gira acudiendo a festivales por toda la península. A finales de este año el sello gallego Matapadre les propone la grabación de un disco en los estudios Montealto de A Coruña. El resultado fue ‘Mauna Loa‘ (Matapadre, 2014), un disco complejo y a la vez sutil en el que los gallegos experiementan con distintos sonidos y estilos, animándonos a bucear por un universo caleidoscópico de treinta y siete minutos. Tras este trabajo, que fue presentado en una extensa gira, el grupo entra de nuevo al estudio para grabar su último disco ‘Guerrera’. Un trabajo dividido en cuatro cortes, cada uno un viaje por sí mismo. Todo un experimento de exploración sonoro que se diferencia de los anteriores por esta marcada división en cuatro. Aspecto que refleja el afán de descubrimiento y diversidad del grupo.
¿Cuándo y cómo comenzaron los primeros pasos en la gestación del nuevo disco? Hace par de años ya comentabais que estabais a punto de poneros con ello…
Pues sí, hace aproximadamente dos años que empezamos a darle vueltas, el proceso ha sido lento y en parte duro, tuvimos que dejar los bolos a un lado durante un tiempo, e ir haciendo ensayos intensivos ya que cada uno viene un punto distinto de Galicia y no es fácil coordinarse, luego en el local empezamos a traer ideas y a darles vueltas…hasta que como siempre, van cambiando y acaban en lo que se puede escuchar ahora, en el proceso nos hemos estrujado más de lo habitual en cuanto a probar y desechar cosas.
¿Hubo algún concepto o “filosofía de trabajo” como punto de partida?
Quisimos cambiar un poco en el producto final, y para eso no podíamos seguir construyendo de la misma manera. La idea inicial era que cada uno fueramos directores de cada una de las caras, y que partiesen cada una, de la cabeza de cada uno de nosotros. Está claro que luego en el local siempre hay cosas que cambian…y por nuestras propias limitaciones tampoco hubo ninguna cara que acabase siendo pura dictadura, pero nos pareció una buena manera de forzarnos a hacer otra cosa.
¿El enriquecimiento sonoro evidente que hay en este disco es fruto de la premeditación, de un deseo de ir más allá, o es absolutamente natural e instintivo?
Más que de la premeditación, es fruto del trabajo, como siempre pasa a cualquier músico…nunca quedas 100% contento con las cosas que vas haciendo, y después de Mauna Loa nos quedaron algunas cosas en el tintero tanto a nivel creativo como a nivel de sonido. Se trata de crear sensaciones con la música, y si en un momento querías crear caos y no maréa…es que no salió del todo bien. En este disco hay muchas más horas buscando el delay correcto, o probando la guitarra que se quedó fuera en la otra canción, o simplemente metiendo algunos (un millón de) sintes en algún tema.
¿Qué ofrecen los estudios Montealto que no tengan otros?
Los puntos fuertes, son estar en Galicia, una buena sala, y ante todo el mejor técnico que se pueda encontrar por estas tierras, Jota (el técnico) nos conoce a fondo, nos exprime y no tiene miedo a experimentar, probar texturas, sonidos o lo que sea, creo que alguno de nosotros tiene más miedo que él en ese aspecto… jejeje.
¿Pedisteis algo en concreto a los mezcladores del disco? O dejasteis hacer?
De primeras no pedimos nada, ya nos gustaban muchos de sus trabajos, aunque siendo sinceros una vez hechas las primeras escuchas…siempre quieres cambiar cosas, Santi García (el mezclador), gusta de mezclas que sean una patada en la cara, y claro haciendo temas tan densos y largos… nos daba miedo que fuera una paliza demasiado dura para el oyente. Al final como siempre llegamos a un punto medio, que creo que fue el correcto: te pega una hostia en muchos momentos pero aún puedes respirar entre partes.
¿Cómo respiran estas canciones en directo, en comparación con vuestro anterior material?
Está claro que aún no tienen las tablas de los otros repertorios, pero esa frescura también se agradece mucho, en general aún sufrimos un poco con algunas partes… ya que son algo más exigentes tecnicamente, pero siempre se disfruta mucho tocar material nuevo, creo que poco a poco vamos consiguiendo un «trip» bastante profundo con este material.
¿Os gustaría ampliar vuestro bagaje festivalero (de grandes festín de verano me refiero) con este disco?
Siempre nos gusta tocar en directo, y aunque a veces las salas y el calor humano nos hacen dar el 200%, los festivales también tienen su aquel, suelen haber millones de watios para aturdir el personal, y es raro no descubrir alguna banda que te mole en el cartel, por suerte hemos aprendido a disfrutar de audiencias entre 5 y 5000 personas, la cuestión es darlo todo.
¿Cómo está funcionando el disco en salas? ¿La gente está comprando muchos vinilos en los bolos?
Está funcionando bien, o al menos eso creemos, en general la gente se entrega bastante al viaje en nuestros conciertos, y es de agradecer, en cuanto a la parte cuantitativa… va bien aunque siempre hay ciudades más duras que otras, pero la carretera es así. En cuanto a la venta de vinilos, está claro que siempre es un poco más duro vender un vinilo doble y con una edición ultracuidada con vinilo transparente, etc… los gastos son mucho mayores y el precio de venta también, aún y así, creo que para verano ya tendremos la mitad de la tirada vendida, lo cual ya está bastante bien.
Quería dejaros caer que estoy flipando mucho con unos que creo que son amigos vuestros, Cró. ¿Qué tal va la cosa en la escena gallega? ¿qué aportan colectivos como Metamovida?
Cró son nuestros hermanos, digamos que son nuestros hermanos empollones… técnicamente creo que hay muy pocas bandas a su nivel y en directo es bastante abrumador. En cuanto a la escena, me cuesta pensar en una escena real, ya que no hay realmente una afinidad de estilos entre las bandas, lo que sí hay en Galicia es mucha gente trabajando ya sea produciendo discos, ayudando en nuestros centros neurálgicos como el Liceo, o La Nave, o simplemente yendo a conciertos. La Metamovida aporta una conexión con nuestros músicos amigos, y aunque precisamente nosotros somos los que tenemos menos tiempo de disfrutar de la parte creativa de la meta, que es la Orquesta, siempre es un honor codearte con tanto jefe en la escudería.
¿Cómo venís de ánimos a Madrid? ¿Qué es lo que más os gusta de la sala El Sol? ¿Alguna anécdota guapa de vuestras visitas a la capital del reino?
De ánimos siempre a tope, con bastantes ganas de tocar las canciones nuevas y más en ésta mítica sala para toda la gente de Madrid, que siempre se ha portado tan bien con nosotros, desde nuestro primer bolo en La Faena la ciudad siempre nos trata bien aunque seamos de monte y acantilados. En cuanto a anécdotas… algo loco recuerdo en el piso donde dormíamos encima de la Rock Palace junto a los amiguitos de Cuchillo de Fuego, pero seguro serían más interesantes si contestara esta entrevista Luis (batería): serían todas a altas horas y regadas con algún buen licor, pero dado que el que suscribe la entrevista soy yo, y tal vez sea el rockero más apasionado por el buen descanso y los desayunos de mesa y mantel, como mucho podría hablarte de la mejor napolitana que jamás comí… y sí, fue en Madrid.