Anoche estuvimos en Rock Palace viendo a estos tres fieras, con SRASRSRA a la cabeza ofreciendo un señor señora conciertazo, a la altura de lo esperado. AVT, que suplieron la baja de los valencianos Retraseres, también estuvieron bien afilados (de hecho, acabamos de descubrir a esta banda de Madrid y abajo os dejamos su bandcamp y su audaz manifiesto), pero para muchos fue la gran noche de Nave Nodriza, la otra banda de Víctor de SraSrSra. Vean y escuchen.
AVT es el fruto de lo insulso, de la monotonía que inconscientemente se nos impone cada día, que cada vez nos resulta más pesada y de la que cada vez nos es más difícil escapar. Es el fruto de la contradicción de despreciar ese espectáculo que nos mantiene alejados de una vida real mientras jugamos a ser sus palmeros. Es el fruto de la frustración de querer cambiar las cosas sin saber por dónde empezar, de tener la sensación de que todos los caminos llevan a la miseria. Es el fruto del individualismo, no por convicción, sino por supervivencia. Es un grito ahogado, es un cachorro inocente nacido en un mundo corrupto y decadente.
Somos cuatro jóvenes sin mucho que destacar. Universitarios, trabajadores y parados. Podríamos ser tu vecino, un amigo, o tal vez tú mismo. Somos tan corrientes, que hasta nos resulta obsceno admitirlo. Nuestra inquietud es la de crear algo real, algo que podamos sentir, que ha sido fabricado por nuestras manos, y ser esa gota que pueda despertar a alguna conciencia lejana de su letargo.
Admiramos a las bandas armadas por su capacidad de crear descontrol, de atentar contra una arquitectura obsoleta, contra unas instituciones podridas y contra un sistema mugriento en el que nadie tiene fe. Despreciamos a las bandas armadas por ser jueces y verdugos de las vidas ajenas, no confiamos en aquellos que se atreven a ejercer la justicia divina, no creemos en dioses con forma humana, no creemos en aquellos que por decisión propia se erigen como superhombres.
AVT es un grupo armado no armado. Si fuéramos valientes, ahora estaría explotando una olla llena de clavos debajo de tu casa que habría sido cuidadosamente colocada para hacerte despertar de la siesta del domingo, pero somos cobardes y nuestras armas no tienen esa forma, tienen forma de instrumentos musicales, y nuestro sueño es que, con ellas, algún día seamos capaces de hacer más ruido que una bomba atómica.