Sello: Maldito Records
8 / 10
El eléctrico cantautor gaditano publica su séptimo elepé de estudio, un compendio de vivencias a quemarropa “En la frontera” del placer y otras historias noctámbulas de contrabando sentimental y bohemia a flor de piel apurada en diez copas de sinceridad confesa…
Tras el reciente y magistral elepé “Respirar”(2011), Chaouen sigue con su talento en estado de gracia. Si en aquel proyectaba la desolación de un mundo a la deriva, en este echa un vistazo introspectivo a las relaciones que nos rodean y al entorno tóxico que estamos creando. A diferencia de su anterior disco, que entraba a la primera, por vena diría yo, aquí paladear el elixir cuesta un poco más, puesto que el extraño orden de las canciones elegido (un increscendo curioso) hace que el plástico arranque a ciento cincuenta por hora en la quinta tonada, “Bienvenida soledad”, una semi-balada que deriva en medio tiempo cañero con muchas resonancias Pinkfloydianas, en el lado oscuro de la luna. El saxo aulla mostrando el lado licántropo de un artista que necesita devorar el sol que hay en tu piel. Un temazo como la copa de un pino para dejar atrás a ese “Habitante de la luna” que habita en todos nosotros, a “La nena” que viene a pedirnos el paraíso efímero del amor, y a los “Jugadores” de la noche, que trafican con sentimientos y sustancias no aptas para todos los pródigos viajeros en busca de aventuras salvajes y estimulantes.
“Quiero vivir” es el mensaje principal, un susurro hedonista y grito sordo (a pachas con el mítico Barón Rojo, José Luis Campuzano ‘Sherpa’) que lanza a bocajarro, como un naufrago en medio del desierto, en esta sociedad consumista y atónita ante la corrupción que se nos cuela por el “Tragaluz” a la hora del telediario. Miseria que no sabemos reciclar, y claro, escondemos bajo la alfombra y miramos para otro lado. Antes de que nos entre la sed de soplarnos en los bares este mundo tan contaminado. “Quiero beber todo el licor que sepa añejo. Quiero morir antes de gusto que de miedo. Quiero saber por qué maquillas tu piel delante de un espejo… Quiero volar como las águilas del cielo”. Entrados en materia, las guitarras penetran como cuchillos y las armonías parten el bacalao de una poética propia y reconocible. “No soy el único” que piensa de esta manera, parece decirnos el autor, ‘quiero separarme más de mi, quiero evaporarme más de ti, quiero verme “Al lado del cristal”, dinámica escapista de un trovador filósofo que escarba en la naturaleza humana y en sus contradicciones más evidentes. Paradojas sin respuesta en algún lugar de “La frontera”. Viento y arena que trae el desierto y que se llevará la tormenta, en medio del huracán de incomprensión mutua.
Un plástico con sabor a contrabando y brisa marina. Grabado en Punta Paloma Estudio (Tarifa, Cádiz) bajo la sabia batuta del guitarrista Quique Romero. El compás sostiene el arrebato. Pero la brújula enloquece ante un planeta tan caótico. ‘El amor es una energía oscura… ¿Quién sostiene tu cerebro?’ se pregunta Chaouen ’, antes de topar con el punto de fuga de la materia gris. Una vez más, da en el clavo.