«BLIND OWL», el segundo en el Club de los 27

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(Recuperamos el artículo de Nacho Serrano del 3 de sept. del año pasado)

Un 3 de septiembre como hoy moría Al “Blind Owl” Wilson (1943-1970), miembro de Canned Heat y sin duda uno de los diez mejores guitarristas blancos de la historia del blues. Una sobredosis en el jardín de la casa del cantante Bob «Bear» Hite en California añadía la segunda víctima al maldito «club de los 27» -ese que inauguró Brian Jones y al que se fueron sumando Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Gram Parsons, Kurt Cobain y así hasta Amy Winehouse- llevándose por delante a este joven pero virtuosísimo compositor que nos dejó un legado que incluye las mejores canciones de los Heat, como “Goin’ up the country” o “On the road again”, el mayor hit de la banda, en el que Wilson tocaba guitarra, armónica y pandereta, cantando con ese falsete inolvidable (en el vídeo la armónica la toca Bob Hite).

«Blind Owl» era todo un estudioso del blues -publicó varios artículos en revistas especializadas-, siendo uno de los responsables de que el público blanco se interesara por artistas como Son House, Robert Pete Williams o Bukka White, de quienes recogió una influencia que llevaría a una nueva dimensión. Y a pesar de lo corta que se le quedó la vida, fue protagonista de anécdotas alucinantes.

Cuando un grupo de historiadores del blues de Nueva York “redescubrió” a Son House en 1964, le convencieron para que diera una actuación frente a los jovencitos blancos que ahora le veneraban. Pero el bluesman no había cogido una guitarra en décadas y había olvidado su propias canciones. ¿A quién llamaron? A Al Wilson. Nuestro protagonista enseñó pacientemente a Son House a tocar sus propias composiciones, y según cuentan las crónicas, cuando este subió al escenario el resultado de «las lecciones» fue tan abrumador que muchos dijeron que le había poseído un espíritu. El concierto quedó registrado con el nombre de “Father of Delta Blues” en un disco que también contó con la guitarra y armónica de Wilson.

En 1968, Wilson cogió un taxi en Chicago junto a sus compañeros Bob Hite y Fito de la Parra. Enseguida reconocieron al conductor: “Sunnyland Slim”, nada menos que el pianista de Muddy Waters. Le convencieron para dejar aquello y volver al blues, y así lo hizo. En cuestión de días Wilson le consiguió un contrato discográfico.

Un año más tarde, en un viaje a Houston se enteraron de que “Ice Man” Albert Collins, el “Master de la Telecaster” actuaba en la ciudad. Fueron a verle, él les dijo que era fan de Canned Heat y Wilson contestó con otro enchufe de lujo para conseguir un contrato digno.

Más conocida pero no menos épica es la historia de cómo conoció a su héroe John Lee Hooker, conectando de tal modo en una jam session que terminaron trabajando mano a mano en “Hooker’n’Heat”, junto al resto de los miembros de Canned Heat. Durante las sesiones, Hooker exclamó: «you [Wilson] must have been listenin’ to my records all your life».

Al Wilson pasó sus ultimos días con la salud mental algo tocada, bajo los cuidados de su amigo y compañero Bob Hite. Tristemente, sucumbió a una de esas dosis letales que se han llevado a tantos genios, pero tenemos todo su incredible legado al alcance de la mano. Las tiendas de vinilos os esperan.

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