RUBÉN POZO: «Me jode que crean que hay letras sobre Leiva en mi disco»

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Que sí, que el de junio es el último concierto de Pereza. Al menos hasta que dentro de unos años, a Rubén y a Leiva les dé por hacer las paces (artísticas, que siguen siendo colegas) y reunir a la banda. Tras charlar con Leiva hace unas semanas, el otro día fue el turno de Rubén para presentarnos su estupendo «Lo que más», en una divertida y profunda conversación sobre rock’n’roll, frustraciones y sueños cumplidos. Dentro de poco os enseñaremos su Test de HRB, tan guapo como el de su ex socio.

En «Lo que más» has dejado respirar a la imperfección que da alma a los discos. Parece que incluso la has buscado.

He buscado la música tío. Mira, a mí me viene pasando una cosa últimamente. Voy a un garito, veo a unos chavales tocando que me encantan, a lo mejor no son los mejores individualmente, pero juntos suenan de puta madre. Luego escucho su disco y digo: «¿qué puta mierda es esta? ¿dónde coño está el sonido que teníais en directo? No quería que pasara lo mismo con mi disco. Los momentos mágicos no planeados dan vida a la grabación de un disco. Veté completamente el rollo este de pinchar cosas, de falsear. Si hay que repetir, se repite, aunque al batería le haya salido la toma de su vida. Estoy aburrido de discos que suenan a chichinabi, a aguachirri. Hay un afán de sonar en la radio, de dejarlo todo perita… Para eso están Rihanna, Lady Gaga, Madonna, Jennifer Lopez. Hay que grabar sin pensar en sonar en la FM. El rock no es eso, es mi humilde opinión. Con los Rolling, por ejemplo, desde que dejaron de grabar los cuatro juntos no me gusta nada de lo que han hecho.

Ya, cuando dejaron de aprovechar los «happy accidents».

Claaaro tío, claro claro. En «Honky Tonk Woman»… ese cencerro del principio está mal, tío. Pero es maravilloso. Es graciosísimo ver a los musicólogos a vueltas con ello, que si entra a mitad de compás, que si no… no colega, es sólo un error maravilloso.

Una de las cosas que más me gusta del disco es el sonido de la guitarra en «Lo que más», la canción.

Ese tema está grabado en la segunda toma, y lo que tiene de especial es el pedal de delay, que quedó muy bien.

Mi favorita, de todos modos, es claramente «Nada más». Con ese puntito de Bryan McClean con la Rickenbacker por detrás…

Hostias, pues sí. En esa canción hay dos guitarras de doce cuerdas. La mía, y otra que es el modelo de Rickenbacker que usa Tom Petty. Es el típico rollo Byrds. ¿Precisamente no hubo alguien de Love que se fue a los Byrds, o al revés?

Bryan McClean fue roadie de los Byrds.

He ahí la conexión (risas).

En el estudio, ¿cómo te has visto, más concentrado que nunca?

En solitario estoy más despierto que nunca, atento a todo. La parte de mi cerebro que podía dejar ahí tomándose un daiquiri en la piscina con las gafas de sol, ahora también se ha puesto a currar, ahora va a la oficina todos los días. Me gusta la responsabilidad, me pone. A mí se me ha acabado la pereza.

La canción de «Como cualquiera» está dedicada a alguien que te mandó un mail bastante cabrón. ¿Sabe el tipo de marras que la cosa va con él?

Esa tipa, esa tipa, es una piba. Pero en la vida sabrá que es para ella. Lo malo es que gente cercana piensa que la cosa va con ellos… y ya no me llaman.

Letras como esa, cuando uno las canta durante años, ¿al final se olvida de a quién iban dirigidas?

Eso pasa mucho, y de formas sorprendentes. Lo que escribiste con un sentido hace años, termina mutando y adopta otro sentido. Puede que incluso estrofas, o canciones enteras, de repente encajen en tu vida mucho tiempo después de haberlas escrito. A mí me está pasando ahora con una canción inédita de Pereza que estoy tocando en directo, que se llama «Rum, Rum». La letras de esa canción ilustran mi momento vital y profesional, pero a saco, frase por frase. Y en su momento no me pasaba.

¿Recuerdas un momento especialmente importante en tu crecimiento como amante de la música?

Joder… (piensa unos segundos) Sí. Año ’86, en la piscina de mi barrio con mi padre. Él era muy melómano, le gustaban los Beatles, los Rolling, mucho rock. Acababa de salir el walk-man, y con mis 11 años, en una de estas que no estoy jugando con mis colegas, vuelvo a la toalla y me lo encuentro ahí tirado. Lo cojo, me pongo los cascos, le doy al play y suena «Wild Horses».

¡Bum!

Qué canción tan bonita, y qué sucia es… me alucinó. En esa época oía Communards, Europe, cosas que salían en la tele, y cuando oí eso fue como «joder, qué cosa tan bonita!». Le pregunto a mi padre quiénes son y me dice «joder hijo, los Rolling Stones». Y yo qué coño iba a saber con 11 años (risas). Entonces le dije: «claro, por eso son tan famosos, porque es especial lo que hacen». Creo que es el recuerdo musical más potente de mi vida. De repente quería tocar la guitarra.

A mí me pasó muy parecido, pero con «Camino Soria» de Gabinete Caligari.

Hostia, qué bueno.

Ahora toca que los chavales oigan el tuyo.

Quiero que lo oiga el mayor número de gente posible, estoy seguro de que hay mucha gente a la que le encantaría y no sabe que existe.

Eso suena a que te daría igual que la gente se lo bajase en plan pirata.

Bueno… La «Chony», como digo yo (Sony, su sello) me ha pagado una grabación, unos músicos, un máster, el vídeo, me pagó la pre-producción… Yo qué sé tío. Las multis han sido las malas toda la vida, pero a día de hoy es gente que saca el curro de la música como puede, con mucha ilusión. Hay mucha peña en el paro, joder. Me gustaría que la gente escuchase el disco por los canales legales. A mí no me va a llegar mucha pasta, pero si el sello ve mi disco en las listas de ventas, me seguirá apoyando.

Sacas vinilo, ¿con Pereza eso nunca pasó, no?

Nunca había sacado un vinilo, ni con Buenas Noches Rose. Cuando me lo dieron se me humedecieron los ojos. Nada, ni siquiera una colaboración con Bunbury, o con quien sea, nada de lo que había grabado había salido en vinilo. Y con mi disco en solitario ha sido como… he terminado haciendo cábalas, como si fuera cosa del destino que ahora sacara un vinilo.

Pena que sea justo en un momento en el que la gente presta menos atención a lo que llamábamos «obra».

Hay un grupo de gente que sí, que disfruta escuchándolos enteros, y yo seguiré haciendo discos para ellos. Desde que estoy en esto, la movida es álbum+carretera. Esa es mi plantilla de trabajo.

«Cuando te tienes que pelear con otros compositores para meter tus canciones, y al final se queda alguna fuera, te duele para toda la vida. Ese dolor se queda enquistado, es como un aborto no deseado para una mujer»

Tus músicos son todos de la Alameda de Osuna ¿no?

Sí, bueno todos menos uno, Miguel Iglesias, que lo recluté hace poco. No es ni de la Alameda ni de la misma quinta, porque le saco 17 años.

Que tocaba con Preciados, acabo de enterarme de que ya no siguen.

El tío se ofreció, me dijo «oye Rubén, que si quieres toco contigo». Es un tío de puta madre.

En ese momento lanzamos una pregunta que, sin saberlo, supone un dardo. Al ir avanzando con el enunciado de la misma, vemos cómo va cambiando el semblante de Rubén. Se echa para atrás en el sofá, frunce el ceño y su mirada se pierde en algún recuerdo que no parece precisamente agradable.

Según me dijo Leiva, uno de los motivos para que sacárais sendos discos en solitario es que tanto él como tú teníais como 20 canciones escritas. ¿Te han sobrado para un EP, o para ir preparando otro disco?

Tengo cosas en el baúl, que no han cabido. Pero me he quedado con lo más emocionante, lo que ha salido en el disco es lo mejor que tenía. Ya no es como estar en un grupo, que te tienes que pelear con los otros compositores para meter tus canciones, y al final se queda alguna fuera que te duele para toda la vida. Ese dolor se queda enquistado, es como un aborto no deseado para una mujer. Pero este disco es mío, he hecho lo que he querido y… lo que se ha quedado fuera, no me duele.

Tanto buen feed-back de Latinoamérica, ¿tendrá consecuencias?

Quiero ir, quiero ir. Pero me temo que primero tendré que ir sólo con mi guitarra acústica, para ver cómo está el percal, si recibo muchas ofertas, etc. No tengo pasta para llevarme a la banda, pagarles los hoteles, las comidas, los sueldos, y que salga mal. En Argentina están muy «vení pa acá, vení pa acá», y tengo muchas ganas así que lo haré antes o después.

Con tanto buen feeling, ¿cómo sienta dejar a Pereza en barbecho?

De barbecho nada. Está totalmente aparcado. Pereza ya no está en mi vida, lo único en lo que pienso es en este nuevo camino, y es por una razón muy sencilla: este disco me está dando unas alegrías que nada me había dado antes. Nunca me había sentido tan feliz y tan seguro de lo que hago.

No soy mucho de ponerme a interpretar letras, pero te iba a preguntar si «Mañana será otro día» iba por Leiva. Si uno quiere puede encontrar frases que podrían ir por él por todo el disco, pero esta en particular… no sé, hay como señales.

Joder, pues me jode. Cuando hago una letra pensando en alguien y luego te vienen con mil interpretaciones, no mola tío. Sobre todo si esa persona sabe que va por ella, y luego lee que nosequién dijo que iba por Leiva. En este disco no hay nada sobre Leiva. Dicho esto… tengo que reconocerte que hay una frase en esa canción que… donde dice «tanto está en mi mano, tanto en pie de guerra, todo lo que empiezo, acaba con ella». Ese «ella» podría ser la Pereza.

AMPLIACIÓN DE LA ENTREVISTA PUBLICADA EN ABC EL PASADO VIERNES

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