Su música posee la magia de las cosas que tienen una compleja sencillez. Maïa Vidal vino a Barcelona con un equipaje plagado de cosmopolitismo: nació en Santa Bárbara (California), vivió en Nueva York, estudió en Montreal y estuvo una temporada en París; su abuela japonesa, su padre francés, su madre norteamericana, y ambos se conocieron gracias a una invitación del guitarrista Marc Ribot a su progenitor, gran forofo de los buenos artistas.