Crónica – WILCO en el Circo Price (Madrid, 1 noviembre) y entrevista con John Stirratt: «No somos gente que guste de tener fans de American Idol»

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Empezaron por el final, y fue un comienzo maravilloso. No por quitársela de en medio –muchos músicos ven arriesgado arrancar un directo con un tema de 12 minutos-, sino por puro orgullo y a mucha honra, Wilco abrieron el set con “One Sunday Morning”, la oda crepuscular que cierra “The Whole Love”. Y qué acierto, señores. En sólo unos segundos, con esos instrumentos silueteando belleza y los susurros de Tweedy penetrando en las entrañas de 2.000 personas, allí se tenía la impresión de que probablemente no fuese el concierto perfecto, pero seguro que se le parecía mucho.

Despertamos del sueño de estar contemplando a un Dylan de nuestros días –quizá si Jeff no fuese tan poppy en su concepción melódica ganaría en ese tipo de crudeza que hace único al de Duluth- con el despegue que marcaron “Poor Places”, “Art of Almost” –algo recargada para gusto de un servidor, funciona mejor en disco- y “I Might”.

Aunque allí había pocos, muy pocos sabiéndose las letras, había muchas caras de placer. “At Least Thats What You Said”, “Bull Black Nova”, “Via Chicago” y especialmente “Jesus, Etc” pusieron adrenalínico al respetable, que estaba ansioso por certificar con su propio empuje el éxito de una velada que esperaba como agua de mayo. Los experimentos de laboratorio sonaron increíblemente bien cuajados, infundiendo esa sensación a veces contradictoria de que estamos ante una banda que innova, que está abriendo cauces para el futuro del pop-rock, si bien el sonido sufrió en varios momentos –casi nadie lo notó, creo, pero la deformación profesional…- por los ecos que se producen en el Circo Price cuando la percusión manda.

“War on War”, “Hummingbird”, “The Whole Love” e “Impossible Germany” dejaron bien claritos los papeles: Jeff Tweedy y John Stirrat conducen; la ciencia la ponen Nels Clime, que estuvo genial pero en algún momento irritó prestando más atención a botoncitos que a las cuerdas de su guitarra, y Glenn Kotche, un aventurero de la batería, admirable en su búsqueda de lo nunca tocado; Pat Sansone sube la temperatura con su glamourosísima pose rockera y su sentido de la dinámica del espectáculo, y Mickael Jorgensen es ese centrocampista que enlaza las jugadas sin que apena se note su presencia.

Visiblemente contentos con la respuesta del público, los de Chicago se extendieron hasta las dos horas con “Rising Red Lung”, “Handshake Drugs”, “A Shot in the Arm”, y los bises “Heavy Metal Drummer”, “The Late Greats”, “Im the Man Who Loves You”, y las enlazadas “Red-Eyed And Blue” y “I Got You”. Sí, la apoteosis fue de órdago. Si te quedaste sin entradas, no te equivocaste al pensar que fue una gran cagada.

FOTOS: D y D Fotografos/ Nick D´Sanber

Antes de su concierto en el Circo Price, su bajista John Stirratt (también miembro de Autumn Defense) contestó a un rápido cuestionario para HRB acerca de su nuevo disco, «The Whole Love», y de lo que podemos esperar de ellos en el futuro.

¿Qué diferencia a «The Whole Love» de otros discos de Wilco, en cuanto a la forma de hacerlo?

Ha habido jam-sessions y mucho free-form para este disco, pero han tenido un menor impacto final que las que hicimos para otros discos. Cada vez tenemos más presente que hay que corregir los errores del anterior, eso ha sido muy importante en «The Whole Love».

¿La música que se hace a vuestro alrededor tiene alguna influencia?

En la banda escuchamos cada vez menos música mainstream. En los 90 quizá sí, pero desde los 2000 nuestras colecciones de discos han crecido mucho y hemos descubierto muchos artistas nuevos, y creo que su influencia limita nuestras ganas de reflejar aspectos “mainstream” en nuestra música, aunque nunca sea de manera consciente. Nuestros discos nos salen así por una razón, eso seguro. No somos gente que guste de tener fans que sigan “American Idol”, por ejemplo.

Jeff dijo que había conexión entre su música y la española. ¿Estás de acuerdo?
Estoy de acuerdo, no sabría explicarlo pero sí, hay conexión con música como el fado y el flamenco. Hay una tristeza que subyace y… además ambas se basan en la guitarra acústica. Sí, acepto la comparación, jaja.

¿Aceptáis sugerencias de la prensa o de los fans en cuanto a errores cometidos o cosas mejorables?

Leemos la prensa, porque es muya accesible ahora, sólo tecleas en tu ordenador y ya está. Las críticas suelen ser amables, así que nos interesa más leer las malas, para ver qué ángulos tienen. Pero hay tanto ruido en Internet, que te das cuenta de que no puedes satisfacer a todos con tus nuevos discos. Nos sentimos bastante liberados de ese tipo de presiones.

Por último, ¿qué tal va vuestro sello, dBpm Records, y qué podemos esperar del próximo álbum de Wilco?

Desde que tenemos nuestra discográfica tenemos más promo en las giras, pero los miembros de la banda no la gestionamos. Trabajamos duro en lo nuestro. En cuanto al próximo disco, vamos a seguir por la senda experimental, o al menos es lo que a mí me gustaría perseguir, francamente. Quiero evolucionar. Es por eso por lo que siempre he estado en esta banda, por pertenecer a un colectivo creativo y en constante búsqueda.

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