La sala Caracol se enzarza en un conflicto con Kasbamusic

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Hemos recibido un comunicado de la madrileña sala Caracol, en el que tratan de arrojar algo de luz sobre el agrio conflicto que se ha desencadenado con Joni, de Kasbamusic, quien les acusa de «actitud macarra y chulesca», y de «chantajistas»:

COMUNICADO DE LA SALA CARACOL

1.)    El interfecto caballero enumera una serie de acontecimientos que ocurrieron el pasado Jueves 3 de Febrero del 2011, el día que la Sala Caracol tenía programado „Las Noches de la Kasba“, lo que no cuenta es lo acontecido días antes; el señor Joni ya había celebrado en la Sala Caracol la primera sesión de „Las Noches de la Kasba“ donde se le habían puesto unas condiciones muy ventajosas a modo de prueba, con el fin de testar el tirón de esta sesión…como resultado la Sala perdió dinero, pues se vendieron 90 tickets sobre 500, y ese mismo día se le anunció que si quería celebrar una segunda sesión de „Las Noches de la Kasba“, sería con las condiciones generales de la Sala, ya que la probatura no había funcionado (a más, hay que decir, que en el contrato que se firma antes de la actuación, hay una cláusula que refleja que si no se llega a un 20% de aforo, la Sala tiene el derecho a anular el evento, y aún así, no lo hicimos en la primera sesión, ni tampoco en la segunda, por deferencia con las bandas que ya se habían desplazado desde Barcelona). (Eso es defender a los músicos de verdad y no con palabrería  como tener un representante legal como el señor Joni).

Aparte de avisarle el día 23 de Diciembre que la segunda sesión sería con las condiciones generales de la Sala, como las del resto de clientes, el día 4 de Enero del 2011 se envió por correo electrónico el contrato de lo que sería la segunda sesión de las Noches de la Kasba, donde se especifica claramente las condiciones de alquiler de la Sala sin ningúna cláusula ventajosa; el señor Joni argumenta que nunca recibió ese correo, sin embargo en varias de sus respuestas por mail hace referencia a él…(el desconocimiento de las normas no exime de su cumplimiento), el contrato lo tuvo con tiempo suficiente como para haber leido las condiciones, si no lo hizo es su responsabilidad y no la nuestra.

El señor Joni habla de palabras soezes y amenazas, yo estaba presente en la conversación y de su boca salieron las siguientes palabras „si quieres voy a la Sala a chuparte la polla y a que me déis por el culo“ (yo me pregunto „¿esto es soez?“         (con „z“ que no sabe ni escribir). Palabras como „ultraderechista“, „macarra“, „chulo“, „proxeneta“ o „prostituta“ no entran en nuestro vocabulario, nosotros tratamos a los músicos con la dignidad y el respeto que nos dan 20 años de programación de conciertos.

2.)    La Sala Caracol lleva 20 años programando conciertos, casi a diario, apoyando la música en directo, en lo bueno y en lo malo, impulsando bandas y ofreciendo una programación diversa de todo tipo de estilos, eso es apoyar a los músicos de este país.

Sin embargo el señor Joni es un personaje conflictivo en algunas salas madrileñas, donde ha sido vetado, y eso si que nos consta, no lo que él dice de que la Sala Caracol hizo con una ONG esa misma semana, la Sala Caracol, cuando se trata de un concierto benéfico, tiene unas primas especiales que se aplican una vez que la ONG presenta su alta como organización no gubernativa, para evitar fraudes, y así se hizo en esta ocasión, de nuevo el señor Joni se permite el lujo de calumniar sin conocimiento de causa…

Nosotros superamos la crísis trabajando (véase nuestra programación), otros, lo hacen difamando y poniendo en entredicho el nombre de nuestro programador Rubén Martín, quién lleva 20 años de carrera profesional en el sector musical sin haber tenido ningún conflicto con nadie, ni habiendo sido despedido de ningúna de las empresas en las que ha trabajado (pedir referencias).

3.)    Nos parece de un oportunismo extremo, mezclar la crísis del sector con las prácticas en la contratación musical, no será el señor Joni quién nos enseña a nosotros nuestro trabajo, después  de 20 años haciéndolo. Si ha tenido la desfachatez de enviar este comunicado, nos vemos en la obligación de contestarle y de tomar las medidas legales oportunas para zanjar este asunto, que a nuestro modo de ver obedece más a una rabieta de niño pequeño, que no consigue lo que quiere, que a la profesionalidad de un promotor que no quiere asumir sus responsabilidades.

Lamentamos mucho que esto salga a la luz pública, por qué entendemos que es un asunto interno, que debería resolverse entre ambas partes, pero dado que el Sr. Joni ha decidido ponerlo en conocimiento de todos os pedimos la máxima difusión a este escrito.

Esta es la carta que ha difundido el promotor de Kasbamusic:

Aviso para músicos, promotores y sellos

Estimados amigos y amigas,

como sabeis NUNCA EN MI VIDA he hecho un comunicado para explicar interioridades ni relaciones fracasadas, por desgracia, la situación en la que el jueves me vi envuelto me obliga a informar del hecho por la gravedad de la situación creada, lo surrealista de la misma y lo inaceptable que resulta tener que ceder al chantaje por parte de un programador, teoricamente cultural.

Jueves 3 de febrero, 19 horas 28 minutos, recibo una llamada de Rubén Martín, programador de la Sala de espectáculos Caracol de Madrid.

Esa noche tenemos la segunda sesión del ciclo LAS NOCHES DE LA KASBA, con un acuerdo de alquiler, tal y como se realizó ya la primera sesión el 23 de diciembre, en aquella primera sesión se firmó un contrato con anterioridad, contrato del cual la sala exigió tener un original firmado en su poder antes de la fecha de la actuación.  En la llamada de ayer me comunica que en una fecha determinada me enviaron el contrato de alquiler, mensaje y contrato que yo nunca recibí, y que o pagaba un extra del 50% sobre el precio pactado por el alquiler o «les doy por el culo a tus músicos que están aquí probando y los echo a la puta calle». Me quedo pasmado, escudándose en un correo que desconozco si se envio, pero que como digo, yo nunca recibí, me comunica que nos han subido las condiciones pactadas en un 50% sin haberlo comentado nunca ni por teléfono ni a través de ningún otro correo electrónico. Las palabras soeces y las amenazas del personaje son dignas de un matón de cualquier grupúsculo ultraderechista de hace cuarenta años lo cual me obliga a responderle en el mismo tono… Ya me conocéis, si hay algo que no aguanto es que se ningunee a los músicos, pieza fundamental de este negocio.

Obviamente, una hora y poco antes de abrir puertas y teniendo en cuenta que tres bandas barcelonesas se habían desplazado hasta Madrid para presentar sus respectivos trabajos, le comunico que «no me queda otra que aceptar el chantaje» e informo a la persona que tenemos contratada en Madrid para realizar la producción, que firme el contrato que le presentan y que haga figurar la fecha y la hora de la firma, para que quede claro que no es un contrato lógico, pues los contratos se firman con antelación, como bien hicimos en la primera de las noches del ciclo y como bien exigieron en aquella primera ocasión. ¿Por que en esta ocasión no solicitaron el contrato firmado?

No me voy a extender, me consta que esa misma semana en un concierto benéfico pasó exactamente lo mismo, un alquiler pactado en una cifra se convirtió a la hora de iniciarse la actuación en un «50% más o a la calle». Hay personas, por llamarlas de alguna manera, que han encontrado así la manera de superar la crisis.

Lamentablemente, Kasba Music se ha visto en la obligación, por defender la dignidad de los músicos, la validez de los contratos verbales, y para evitar que proliferen las actitudes chulescas, casi macarras, en el ámbito cultural, de denunciar a la Sala de Espectáculos Caracol por estos hechos y la actitud de su programador.

A los que me conocéis ya podéis imaginaros que la decisión no habrá sido fácil, y sabiendo que economicamente de lo que hablamos es de una cifra que no llega a los 300€ podéis dar por hecho que el problema no es económico, el problema es como digo, intentar que la contratación musical no se convierta en un gran burdel donde los programadores o los empresarios se conviertan en chulos y proxenetas, aprovechando la crisis global del sector, y traten a los músicos como prostitutas de la cultura.

Agradeciendo vuestro tiempo y pidiendo que sepáis comprender mi indignación, se despide atentamente.

Joni.

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