Las buenas cosas surgen así, sin más, sea por azar o magnetismo. Y aparece una imagen reveladora:
“Estaba conduciendo por Cantabria, yendo a San Miguel de Meruelo (donde tiene su estudio Íñigo Bregel de Los Estanques), y tuve una revelación, como que se abría el cielo, como que me dirigía hacia algo mágico”, cuenta El Canijo de Jerez.
Y es que “Lágrimas de plomo fundido”, el primer álbum en el que colabora la banda Los Estanques junto al Canijo de Jerez resulta ser un viaje total, un disfrute, una fiesta total.
La alianza entre el rock psicodélico de los cántabros Los Estanques y el flamenco-rock de El Canijo de Jerez parecía predestinado a ensamblarse cual artefacto musical innovador. Todo surgió cuando conectaron Íñigo y el Canijo, por pura admiración mutua.
El jerezano tenía una canción que quería haber grabado con Miguel de los Derby Motoreta pero no salió. Unas puertas se cierran pero otras se abren. Entonces le propuso a Íñigo grabar una canción rockera que tenía escrita. Esa canción era “El murmullo de los perros”, que bebe de Camarón y del rock andaluz.
Más imágenes, poética y cosmovisiones de viaje astral. Guitarrazos que gimen entre melodías de hammond, y que quieren destensar el clima de los tiempos.
Todo sucede como si nada. El Canijo quería hacer algo con esencia del rock andaluz, de Triana, pero también del sonido Alameda, Guadalquivir, con la colaboración estelar Gualberto (Smash). También aparece el temple de las tierras jerezanas, o brota el buenrollismo que desprende “Fumata grupal”.
El amor también se seca, como cuenta “La llave secreta del bazar”, porque el hechizo se pierde, pero la poesía de la calle resiste, como el fuego que arde en San Juan.

Estas canciones se han grabado en grandes sesiones, entre cervezas, risas, tapas y algún condimento para fluir.
Hay mucho de vivir la experiencia, de alegría, del disfrute. Aprovechando los espacios del estudio improvisado, en los bucles de cables, de sonoridades diabólicas de un armario a lo Conde Drácula.
El sonido prosigue su viaje, se mezcla en un caos simbólico porque “Estamos listos para golpear”. Pero lo que surge tiene menos de ir a su rollo, y de ir al tuyo. Una explosión 60s, 70s, más allá de Julie Discroll, The Turtles, The Kinks o de los franceses Magma.