JULIAN MAYORGA publica nuevo álbum y gira en el 25′

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El sello alemán Glitterbeat ha publicado el segundo adelanto del nuevo disco de Julián Mayorga…

El artista colombiano afincado en España regresa con Chak Chak Chak Chak, una ración estrepitosa de psicodelia post-cumbia, mezcla febril de guitarras angulares, ritmos modificados, percusión encontrada y encantamientos rápidos, con influencias que incluyen a Tom Zé, Tom Waits y Captain Beefheart.

‘Cumbia futurista y post-apocalíptica. Suben el nivel de los océanos, que ahora cubren a todo Colombia: el agua se toma las avenidas, hunde los campanarios y mata a la policía. En medio de la confusión –y de las complicaciones burocráticas que ahora hay que hacer bajo el agua– la gente del pueblo muta y se convierte en estrellas de mar.’

Parte sueño febril en tecnicolor, parte travesura dadaísta polirrítmica, Chak Chak Chak Chak es el nuevo disco del vanguardista cantautor colombiano Julián Mayorga, un álbum que da vida a su psicodelia absurdista impregnada de post-cumbia.

Inspirado en los escritos mágicos de autores latinoamericanos como Juan RulfoMaría Luisa Bombal, Jorge Eduardo EielsonReinaldo Arenas y el poeta británico Brian Catling, la música de Mayorga transmuta los restos de deformidad, desesperación y asco en formas de canciones quiméricas y frenéticas en las que resalta vívidamente su radicalizado trabajo con la guitarra, un enfoque fertil que hace referencia a los estilos angulares de héroes de culto como Kiko Dinucci (Meta Meta), Marc Ribot y especialmente Arto Lindsay, con influencias afines a músicos raros y atrevidos que desafían los modismos, como Tom ZéTom WaitsRenaldo and the LoafCaptain Beefheart o The Residents

“Hemos rezado a una zarigüeya gigante y feroz para que baje del cielo a vengarnos”, escribe Mayorga en las notas del álbum. “Cómete a los ricos, le imploramos, y él nos responde con una música espesa, una mezcla de silbidos y estrépito, los huesos de los más ricos: Chak-Chak-Chak-Chak”.

Las alegorías poco convencionales y las andanadas anticapitalistas del álbum rezuman travesuras tropicales, ruido distópico y amor por los bestiarios folclóricos. Son un asalto gloriosamente desconcertante a los tótems de la hegemonía y la tiranía: cultural, personal, política y musical.

Un motor cíborg sónico implacable, mitad máquina, mitad humano, con engranajes chisporroteantes, dientes rechinantes y ruedas dentadas tartamudeantes que rechinan contra la metralla a la que alude el título onomatopéyico del álbum.