Primavera Club de máxima seguridad en Madrid

por

Con el gesto algo torcido pero también con muchas ganas, ayer comenzó en Matadero Madrid el festival Primavera Club, hermano pequeño de Primavera Sound. La repentina decisión del Ayuntamiento de Madrid, esta misma semana, de reducir de 800 a 100 personas el aforo de la Nave de Terneras, una de las tres en las que se llevó a cabo el macroconcierto, fue un varapalo muy serio para la organización, que tuvo que apechugar con la situación impidiendo la entrada a docenas de asistentes que no acababan de comprender la situación.

Ayer, la medida afectó a las actuaciones de Bremen, Antonia Font y Dj Psychocandy, disfrutadas sólo y exclusivamente por el centenar permitido. La policía estuvo presente en todo momento (tres coches patrulla permanecieron toda la noche en la explanada de Matadero) y fueron constantes los cacheos y las comprobaciones de DNI cada vez que se quería acceder a una sala. Un Primavera de máxima seguridad, obviamente condicionado por la reciente tragedia en el Madrid Arena.

Tras los conciertos de Bremen Antonia Font, la tarde transcurrió interesante con Toy y Deerhof, aperitivos de uno de los cabezas de cartel de la jornada, Mark Lanegan, que llegó con su banda para presentar el celebrado «Blues Funeral », presente en casi todas las listas de lo mejor de 2012 de la prensa especializada. No fue, sin embargo, un recital muy distinto a lo acostumbrado en el cantante norteamericano, que volvió a lanzar una interpretación monolítica y extremadamente sobria de sus canciones. Bajo una tenue luz roja que reforzaba la atmósfera sombría del show, el antiguo paladín del grunge pudo meterse en su papel favorito con comodidad, mientras sus músicos se afanaban por escapar de un acople casi constante que afeó varios de los primeros temas. Poco a poco todo fue cogiendo un cariz intimista que sedujo a los fans, satisfechos y muy aplaudidores cuando el repertorio llegó a su fin.

Mientras, en la Nave de Música Sir Richard Bisbop conmovía a sus fieles con una entregada defensa de  «Intermezzo», su último álbum. Idóneo prolegómeno para las creativas intervenciones de Ariel’s Pink Haunted Graffiti y Swans, otros de los más esperados de la noche, cuyo poderoso brío sónico hizo que se repartieran  tapones para los oídos en la entrada. Todo muy controlado para una noche de lo más saludable.

Pero el plato fuerte estaba aún por llegar. Durante toda la no he pudo verse a los miembros de los Vaccines deambulando por Matadero, visiblemente entusiasmados con sus instalaciones. Pasadas las doce de la medianoche, subían al escenario entre vítores con una gran fiesta en la Nave 16, que vibró con sus energéticos ataques a los himnos pop-rock de «Come of Age» -abriendo con «No Hope»-, otra de las grabaciones de la temporada. El entusiasta recibimiento brindado a los británicos sirvió en bandeja su victoria en la velada indie del año en la capital, anticipando un razonable éxito para una edición que celebra hoy su segunda jornada con Los Planetas, Redd Kross, Klaus & Kinski, Airbag, Catos on Fire, Tuya y los Punsetes, entre otros.

Deja una respuesta