Muchos de los que le vieron en sus años dorados –aunque eso es un decir- creen que el Iggy Pop de hoy es una triste pantomima. Les entiendo perfectamente. Pero coño, no olvidemos que James Newell Osterberg podría haber sido perfectamente una de esas leyendas pasadas a mejor vida de forma prematura que desearíamos resucitar para ver al menos una vez en la vida, igual que a su adorado Jim Morrison o tantos otros y otras artistas. Además: me juego mi doble vinilo de “Funhouse” a que ninguno de ellos daría los shows que da Iggy con 65 años.
Con triple motivo (su cumple del sábado pasado, su confirmación para el festival Territorios Sevilla, y el lanzamiento, el próximo 9 de mayo, de su nuevo disco en solitario “Apres” –con versiones de Sinatra, Beatles, Edith Piaf, Serge Gainsbourg o Yoko Ono, entre otros-), os ofrecemos esta entrevista -hasta ahora inédita, sólo salió publicado un pequeño fragmento en ABC- que nos concedió con motivo de su última visita a Madrid, en 2010. Bien crudita y en bandeja.
Hola Iggy, al fin consigo hablar contigo.
Holaaa Ignassio (en castellano), ¿cómo estás? Ha sido por el puto volcán islandés, todo ha sido un caos (en inglés).
Muy bien, y encantado de charlar con Iggy Pop, joder.
Tengo un poco de español, pero falta práctica (vuelve al castellano). ¿Sabes que mi primera vez en Madrid, en un club, fue en 1978, delante de 40 personas?
¿Sólo 40? Pero seguro que fue la hostia de divertido.
(Vuelve al inglés) No puedo decir si fue un concierto bueno o malo. Por aquella época yo… bueno, que me disperso. ¡Seguro que fue bueno!
Ahora los Stooges tienen a James Williamson de nuevo en sus filas, ¿sentiste que seguía conectado a la banda en el primer ensayo?
Sí, hizo sus deberes. Estuvo ensayando con el grupo unos meses, y cuando yo me uní a ellos ya estaba todo muy bien ajustado. Luego dimos cuatro conciertos medio secretos, donde terminamos de cocinarlo todo.
¿A James le entusiasmó la idea de volver, o hubo que convencerle?
Yo creo que lo estaba deseando. Cuando Ron murió, teníamos un año entero de conciertos por delante. Le llamé y le comenté la posibilidad de volver, pero tenía su trabajo y dijo que no estaba disponible. Sí para la entrada de los Stooges en el Hall of Fame, pero no para una gira. Sin embargo debió cambiar de idea, porque al poco tiempo me llamó de nuevo, para contarme que había decidido dejar su trabajo y unirse a la banda.
«Altamont no fue el fin de la era hippie, más bien fue el símbolo de la verdad de la era hippie»
Siempre he pensado en lo que hubiera ocurrido si James y Ron hubieran sido compatibles como guitarristas. El poco tiempo que eso duró debió ser increíble.
Juntos, lo que hacían sonaba precioso, bonito, de verdad. Pero justo entonces empezamos a atravesar un período transicional en el que estábamos intentado escribir de un modo diferente, y crear sonidos nuevos. Cuando intentamos dar ese paso con los dos, sonaba como una sinfonía sin terminar… no sé cómo explicarlo mejor. Puedes escuchar a los dos juntos en el recopilatorio “I don’t want your name, i want your action”, de Easy Action Records. De todos modos, creo que sonábamos muy bien con Ron al bajo y James a la guitarra. El bajo de Ron era muy muy especial, porque lo tocaba como si fuera una guitarra y eso ayudó mucho a que el estilo de James se desenvolviera con fluidez en los Stooges. Es muy difícil encontrar alguien que pueda conjuntarse con James, tiene que ser un bajista muy especial. Si no, James te come como si fuera un pitbull.
Se dice que el nacimiento de los Stooges fue uno de los indicadores del fin de la era hippie, como Altamont, Manson, etc… ¿Tú sentiste eso en aquella época?
¿Sabes? Altamont no fue el fin de la era hippie, más bien fue el símbolo de la verdad de la era hippie. Fue una demostración pública de lo que yo había estado viendo durante años, cosas que habían sido escondidas e ignoradas durante mucho tiempo, por puro interés comercial. La cultura hippie era un negocio, y cuando lo hippie vendía, no se contaban determinadas cosas oscuras y miserables que ocurrían por todas partes. En Altamont la verdad emergió porque había muchas cámaras, muchas más que en Woodstock, creo, y cubriendo un área más pequeña en la que se vio todo. Pero en Detroit ya habíamos visto esas cosas hacía tres años. Moteros pegando a hippies, drogas dejando atontaos a chavalines desprevenidos, tumultos de gente saqueando el backstage, ¡ja, ja! Algunos estrellas de rock no podían seguir su gira después de pasar por Detroit, ¡ja, ja! Había mucha mierda, te lo aseguro.
James dijo una vez que le apenaba ver que los punks tomaban la violencia escénica como un legado de Stooges.
Pues yo no estoy de acuerdo con él. El grupo era como una explosión a punto de suceder, y a los demás miembros del grupo parecía darles igual que fuera así. A mí no, yo quería que explotara, yo tenía una visión más dramática de lo que quería que fueran nuestras actuaciones. Quería sacar pulsiones a la superficie, pulsiones que, joder, están ahí. Hice que ocurriera por una razón: reaccionar contra la sociedad, para a su vez observar las reacciones que eso generaba. Y si no, ¡que le den! Soy así, ¿quién creéis que soy, Celine Dion? ¡Dadme un respiro! ¿Iba a cantar Bono “Search & Destroy”? No, tuve que hacerlo yo, ¡ja, ja!
En 1970, ¿eras consciente de lo revolucionario que era vuestro repertorio? ¿Había esa sensación de estar adelantado a tu tiempo?
Eso es cierto, lo estábamos, pero en ese momento no éramos plenamente conscientes. De lo que sí estaba seguro en aquel momento, era de que estábamos haciendo lo correcto. Creía que nuestras ideas eran mejores que las de cualquier banda posterior al pico de creatividad alcanzado a finales de los sesenta, aquella ola de genialidad con Hendrix, Stones, Beatles, Big Brother, Cream o The Doors. Después de aquella cima creativa, los Stooges fuimos los únicos que hicimos lo correcto, los únicos que subimos un peldaño. Quizá la ejecución no fuera perfecta, pero nuestras ideas eran las más novedosas del momento. Estaba gente como Alice Cooper, con sus estúpidas plumas, zapatos de plataforma y toda esas gilipolleces que no eran más que un montón de mierda. ¡Jódete! Eso era lo que yo pensaba, pero no se lo dije a nadie porque antes de criticar, lo que hay que hacer es demostrar que tú lo puedes hacer mejor. Y yo sabía cómo hacerlo, cómo dar un buen ejemplo. Para ello recluté a estos cuatro gamberros, sucios, malvados, mocosos e incomprensibles delincuentes juveniles. Así se formaron los jodidos Stooges, y con ellos tuve que lidiar mucho tiempo. Porque me volvieron loco. De una manera que molaba, pero me volvieron loco. Pasamos por muchas situaciones que me volvieron psicótico perdido. Cuando eso ocurría, ellos simplemente se quedaban al fondo de la habitación mirándome, y diciendo: “wow, Iggy está realmente como una puta cabra”, ¡ja, ja!
«Nunca consideré sustituir a Jim Morrison en los Doors. Ni de coña quería ser otra persona»
Me estoy partiendo de risa, Iggy. Temibles historias debe haber por ahí… Oye, y ¿qué pasó cuando pudiste haber entrado en los Doors?
Tengo malísima memoria para recordar cosas que pasaron hace décadas, y especialmente esa etapa en concreto es una puta laguna. Creo que nunca lo hubiera hecho, en realidad. Ni de coña quería ser otra persona. Yo quería ser Iggy Pop. Si miras lo que pasó después, cuando intentaron encontrar otro Rey Lagarto, fue penoso. Musicalmente no tenía sentido que alguien hiciera de otra persona. Estuve en un concierto de tributo cantando un par de canciones porque respeto mucho a Jim. Una vez toqué con Ray en algunos ensayos de otra banda suya, y la cosa no funcionó. No teníamos nada en común. Pero hizo una grandísima contribución con los Doors, y debería dejarlo así. Yo vi que revivir a los Doors hubiera sido una mierda, lo entendí, y aunque me hubiera dado mucho éxito ni siquiera lo consideré. En ese sentido puedo decir que era un tipo íntegro, puro.
¿Qué te pareció el trabajo de remezclas que hizo Bowie con “Raw Power”?
Creo que la remasterización de esas mezclas suenan muy bien. En aquel momento éramos muy inocentes. Éramos cuatro chavales rockeros del medio oeste y ni siquiera sabíamos que existía una cosa llamada masterización. Nosotros estuvimos allí viendo cómo se hacían las mezclas, y honestamente, vi que nuestro disco estaba en una caja con discos de Elvis, Perry Como y cosas así. Y claro, cuando llegó el turno de “Raw Power”, vi que los ingenieros de sonido ponían cara de “¡dios, esto suena espantoso, es terrible!, hay que pararlo como sea”. De verdad, creo que eso es lo que ocurrió.
¿Cómo es que una vez dijiste que estabas “harto de ser un entertainer”? Seguro que «Préliminaires» es esa frase en forma de disco.
No recuerdo por qué lo dije, tendría que saber en respuesta a qué pregunta. Pero sí te digo que seguramente me refería a que me cansa tener que interpretar el papel monotemático de hacer sólo estúpido rock’n’roll, buen estúpido rock’n’roll, pero estúpido si sólo sabes hacer eso. Te puede gustar muchísimo el filete de ternera, pero seguramente no te apetecerá todos los días ¿no? Algún día puedes querer conejo. Seguro que me refería a que me cansa hacer siempre lo mismo, como a cualquier artista, creo.
¿Qué pasó con la película sobre ti, en la que Elijah Wood iba a interpretar tu personaje?
Pasé de colaborar con el proyecto, no me interesó. El productor quería que yo apareciese como un animador de fiestas y que aparentase estar siempre feliz, y le dije: “¡que te jodan, tío! ¿quién coño crees que soy?”. Más tarde me comuniqué con ellos para decirles que no pondría objeciones si querían sacarlo adelante, tampoco quería imponer una especie de veto. Pero al final no se hizo. Fue justo cuando la economía se fue a la mierda, y creo que afectó al proyecto.
¿Es cierto que Ron Asheton llegó a pedir a Kim Fowley que te sustituyese como cantante de los Stooges?
Es muy probable que sea cierto, sí. Cuando los conflictos en la banda se agudizaron, los chicos dijeron “oye tío, nosotros somos el grupo, y queremos seguir adelante, así que vamos a coger a otro tipo”. Pero no funcionó.
«Hasta que no llega ese momento en el que te pagan al menos 100 dólares por tocar, y alguien confía en ti para que grabes un disco, es realmente jodido estar en una banda de rock»
Termino, Iggy. Oye, cuando te diste aquel piñazo al saltar al público hace unos meses, ¿realmente te planteaste dejar de hacerlo, como se dijo en algún medio de comunicación?
Me he tirado al público siete veces desde aquella hostia, ¡ja, ja! ¿Sabes? Especialmente en America, tenemos esta extraña cultura de la celebrity que permite sacar cualquier conclusión de una frase. Si pasas un tiempo sin dar entrevistas o sin hacer declaraciones, se agarran a cualquier estupidez para tener un titular. En aquel concierto el público era un auténtico coñazo, e intenté removerles un poquito así que me tiré encima de ellos. Los muy cabrones se quitaron y dolió un montón. Y claro, minutos después dije “joder, es la última vez que lo hago”, pero es una de esas cosas que dices cuando estás cabreado, ¡ja, ja!
Una última: ¿los tiempos de Psychedelic Stooges fueron tan interesantes como parece?
Fueron tiempos dolorosos, porque no teníamos ni un duro, éramos unos completos miserables, vagabundos. Nadie nos apoyaba, la policía siempre interrumpía nuestros ensayos, no teníamos fans… Y nosotros estábamos completamente locos. Cuando la cosa arrancó y empezamos a dar conciertos, yo pensaba que estábamos arrasando y que encantábamos a la gente, porque todo el público nos miraba con esa sonrisa como de “wow, ¿qué cojones es esto?”. Pero sólo era que se sentían inseguros, o que estaban drogados. Hasta que no llega ese momento en el que te pagan al menos 100 dólares por tocar, y alguien confía en ti para que grabes un disco, es realmente jodido estar en una banda de rock.
He pasado un rato memorable, muchísimas gracias Iggy.
Gracias a ti, Ignassio. Nos vemos (en castellano).
Muy muy interesante, una pena que no sea un pelín más larga, pero muchas felicidades por la entrevista
Gracias por tu amable comentario Pablo. La verdad es que era un poquito más larga pero hemos recortado algunas preguntas más concretas sobre el concierto que iba a dar en La Riviera, que ya no tienen mucho sentido dos años después.
No te pierdas las de Lemmy Kilmister y Alice Cooper, con las que completamos la santísima trinidad…