LEIVA: “He manejado influencias que a Rubén le hubieran parecido raras”

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Antes de que las malas lenguas empiecen a hacer estragos, Rubén y Leiva han aclarado que siguen siendo uña y carne convocando a los fans de Pereza a un concierto el próximo mes de junio en Madrid. Pero sí es cierto que a los dos les apetecía mucho distanciarse lo justo para echarse de menos. Sin dramas.

Ojalá fuera así de fácil y racional con otro tipo de parejas, ¿eh?

Pues sí, ojalá (risas). En realidad sólo fue sentarse y decir, “oye, vamos a darnos un tiempo”. A eso se unió que teníamos una premisa muy clara para el siguiente disco de Pereza: tenía que ser corto. Como los dos teníamos un montón de canciones, como 30 o 40, y hacer una criba hubiera sido muy doloroso, todo encajó para que cada uno sacara un disco.

Además, en tu disco “Diciembre” hay temas que se alejan de Pereza.

Es curioso, porque todas las canciones las hice durante la gira de “Aviones”, con la idea de que fueran para el nuevo disco de Pereza. Pero algunas se iban de ese sonido, y yo quería darles vida a toda costa. Y creo que parte de mi disco sí tiene una identidad diferente a la de Pereza. Aunque eso no me toca decirlo a mí.

“Diciembre” suena menos estoniano y más hispano.

Totalmente. Con Rubén siempre tiendo a buscar el arreglo estoniano o a lo T. Rex, y en este disco me he permitido dar un toque más recio, doblando con dos SG’s algunas partes, por poner un ejemplo. Hay una contundencia que no se ha venido viendo en Pereza. Y como he tocado todos los instrumentos y lo he producido yo, es algo bastante mío. Nadie sabía que estaba grabando, ni siquiera la compañía, y el disco tiene esa magia que surge cuando no hay ninguna presión.

Durante la grabación, ¿te hizo falta evadirte de todo lo que tuviera que ver con el grupo?

No, porque tampoco entiendo este disco como una ruptura con el pasado. Estoy siguiendo una evolución lógica, el siguiente paso que tenía que dar después de “Aviones”. Además, han salido influencias como Little Feat a las que he dado rienda suelta, y que Rubén me hubiera disco que eran un poco “raras”. No he tenido que consensuar referencias.

El sonido de las baterías es de lo que más transmite diferencia con Pereza.

Sí, sí, me he colgado mucho con eso. Los sonidos secos de Lennon o Bowie en los 70, que ahora es como raro o maquetero para mucha gente. Pues yo he ido a por eso, fijándome en muchos discos que me interesan especialmente y cogiendo ideas de aquí y de allá. Micros de ambiente, etc…  Ahí, el ingeniero y yo dimos con el “click” que necesitaba el disco, sobre todo en las baterías.

Que muchas veces son las que cierran los temas.

Eso es, eso es. Como dejándolo claro.

Tema aparte son los vientos, totalmente definitorios del espíritu del disco.

Ahí es donde se marca la diferencia más obvia. Con Pereza habían sido siempre muy anecdóticos, en plan Clarence Clemmons irrumpiendo con un saxo en un momento determinado. En “Diciembre” hay una sección de vientos, con arreglos que estuve preparando durante meses. Y me los llevo en directo, unos de No Reply y otros de Alamedadosoulna, amigos del barrio de toda la vida. Espectáculo a saco, vaya, soul rockero.

¿Has sentido el cosquilleo de la primera vez, por aquello de ser tu debut en solitario?

He pasado muchos más nervios que si estuviera publicando un nuevo disco de Pereza. Pero me seduce mucho la incertidumbre, el vértigo, el no saber qué va a pasar. Después de acabar la gira de Pereza ante 15.000 personas en Madrid, tener que ganarme a la gente de nuevo me apetecía mucho. La posibilidad del fracaso estimula, porque al final todo esto tiene que ver con jugársela. Por eso también nos fuimos de gira por Argentina.

A pesar de haberte producido el disco tú mismo, ¿necesitaste alguna opinión externa?

Sí, sí, claro, indudablemente. Tengo amigos de confianza que cuando hay que decir “oye tío, se te está yendo la olla”, o “esto es demasiado intenso, demasiado largo” no se cortan un pelo. Los necesito, todo el mundo necesita una referencia. He estado horas y horas encerrado en mi casa grabando, investigando, y hay un momento en el que necesitas que venga alguien y te diga, “bien”, o “esto es una mierda”.

Lees muchas biografías, ¿te ha enganchado alguna de un músico que arrancara su carrera en solitario después del éxito en una banda?

Las leo compulsivamente. Bueno, últimamente he leído “Vida” de Keith Richards, la bio de Clapton, de Ron Wood. En un libro he leído que McCartney pudo haber tocado en los Doors, no me jodas… es increíble.

Esos “pudo haber tocado” son un cachondeo. Ron Wood en Led Zeppelin…

También Clapton con los Beatles, cuando se fue Harrison. Beck con… ¿con quién era?

Con los Stones.

Es verdad. También me encanta leer sobre Robbie Robertson, de The Band. Me encanta cómo hace los discos. Es una referencia importantísima en “Diciembre”.

Volviendo al disco, recuerdo que en el momento de darle al play sentí una gran curiosidad, el típico “¿qué habrá hecho este tío?”. Y noté que has querido dejar las cosas bien claritas con el inicio.

Quise que con la primera canción, “Nunca nadie”, el oyente supiera lo que iba a escuchar a continuación. Una intro en toda regla. No quería meter “92”, por ejemplo, rock a toda caña. “Nunca nadie” tiene muro de guitarras eléctricas y acústicas, vientos y canción pop-rock americano. No quería arañar a nadie.

El disco tiene 14 temas, ¿cómo llegas hasta las veintipico del directo?

Con algunas versiones, par de temas de “Aviones”, “Lady Madrid”… algo que tenga que ver con lo último que hecho. También un rock’n’roll que hice con 16 años que se llama “Superviviente”, que nunca lo tocamos. Es raro, pero lo que cuenta la canción me gusta mucho, es el rock’n’roll de un chaval.

Puro.

Sí, puro, sin tener ni idea de nada.

¿Está grabado ese tema?

Pues creo que no, tío. En alguna maqueta de Pereza… no sé, creo que no. También tocamos “Rubia platino”. De todas formas no toco todo el disco, son unas diez canciones las que meto en el repertorio.

 Ampliación de la entrevista publicada por Nacho Serrano en ABC

Aquí os dejamos su Test de HRB, y el videoclip de «Eme», single de «Diciembre».

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