QUEMADURA «Mi herida»

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QUEMADURA  Mi HeridaAl más puro estilo de unos Burning seminales, unos Tequila en estado de gracia o unos Porretas con el barrio a cuestas, este joven trío madrileño presenta su segundo elepé, y como dirían Leño, “No voy más lejos”. Rocanrol madrileño a quemarropa y por derecho, como si los años no hubieran pasado, como si todavía estuviéramos en los albores de aquellos maravillosos años ochenta.

Con un a madurez sonora impropia de su edad, se lanzan a tumba abierta por la senda del rock descarado y castizo. Ya titularon su anterior trabajo “Rock Urgente”, toda una declaración de intenciones y por esa vía transitan, con mucho desparpajo y estupendos acordes, como motor del cotidiano devenir, “M-30” pa’arriba y pa’abajo, hasta alcanzar la alquimia químicamente pura que ya cultivaron otros ilustres combos como Barricada, Platero y Tu,  o Desastre, cuyo insigne bajista y cantante, Alfonso, participa en el disco marcándose unos estupendos coros. Si Burning siempre andaban de andanzas en su barrio, La Elipa, testigo de muchas de sus composiciones, Desastre emergían desde Usera con ilusiones renovadas o Los Porretas tiraban por la calle de en medio en su refugio de Hortaleza, estos muchachos cantan a Fuencarral con ecos insomnes de toda la farra que llevan encima, con guiños a Jim Dinamita, Jack Gasolina o Johnny el Seco, y otros ilustres personajes que se pierden en la neblina de los buenos tiempos.

Pero la vida continúa y el reloj no se detiene, por mucho que tratemos de amordazar sus manillas. Quemadura tratan de cicatrizar la herida de la nostalgia con tonadas como secos azotes para enjuagar la amargura de este tiempo “Canalla”. Contra viento y marea, con mucho “Cuidado”, como gatos escaldados que libran singular pelea contra las ratas de una industria musical que se cae a pedazos, que “No da más” de si, corroída por las humedades de la banalidad más trivial, desvencijada en su propia miseria. Vuelven a ‘las andadas, a la batalla, pasando de lo posmoderno…’ y de todo ese vacuo postureo que preside la escena actual. Quien mostrarse tal como son, chavales de barrio que se ponen la viada por montera, puro instinto animal (y autenticidad a raudales) condensado en diez perlas que no dejarán indiferente al personal. Es hora de entrar a matar, con el cuchillo entre los dientes. Esta Quemadura nos dejará una profunda huella en la piel.

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